Publicado 17 ene 2013 (editado) Esta vez no quiero de casas porque la mayoría de la gente no saben. A ver si este va bien (Al menos pienso pero espero que no sea el peor concurso) y quiero este concurso como una mini-historia. A ver como un cuento sencillo o una historia como paso a Luxy en 1 solo capitulo y se acabo. Aquí dejo la demostración de la historia acabada, solo es 1 capitulo.http://foro.actualid...itacion-blanca/ NORMAS: Muy importante: La resolución máxima es 640x480 porque si participan demasiado, pongo mucho spoiler y es posible que tarde demasiado en cargar para usuarios con conexión de Internet lento. Se permite usar poses. Se permite usar retoques, es opcional poner el borde del libro para hacer una mini-historia. Muy importante: Tiene que tener el "FIN". Se permite usar bocadillos. Las fotos al máximo tiene que ser al mínimo 10 y al máximo 20. Opcionales: Poner prólogo y epilogo corto. Fechas de inscripción hoy pero termina hasta el 24 de enero. Entrega: 11 de febrero Votaciones: 12 de febrero ¡Mucha suerte! Cualquier duda, aqui. InscripcionesAída_dc (?)NatayaTahir (Sims 2) Eilhyn (Sims 3) ¡Se empieza las votaciones!, empiezen a leer y en mi ultimo post, doy las votaciones. Historia nº1 Historia Nº2 ¡Pii, pii, pii, pii! El estridente sonido del despertador inundó toda la estancia, penetrando con desagradable ahínco por cada rincón de la casa. Sobresaltada, Nuria fue consciente de que ya era la hora de iniciar el día, pero aun así decidió permanecer en la cama unos minutos más. ¡Pii, pii, pii, pii! Pero aquella alarma no le permitía evadirse de sus obligaciones. Era como una voz dentro de su cabeza que le repetía constantemente que debía irse a trabajar. ¡Pii, pii, pii, pii! -Mario, apaga el despertador, anda, que ya me levanto –logró balbucear mientras se incorporaba. ¡Pii, pii, pii, pii! -¡Vamos, Mario, espabila de una vez, que luego siempre te quejas de que llegas tarde! Cada mañana se producía unamsituación similar. Su marido era una de esas personas que siempre apuran hastamel último momento antes de levantarse. Por el contrario, a pesar de que nole resultaba fácil, Nuria se activaba enseguida y se encaminaba directamente al baño para darse una ducha rápida. Habitualmente, una vez lograba salir de la cama ya se encontraba activa y despejada; no obstante, aquel día sentía un agudo dolor de cabeza a la altura de la nuca. Mientras abandonaba la ducha y se vestía tuvo la sensación de que había algo que había olvidado. Se preguntó a sí misma qué podría ser y, asustada, llevó a cabo un repaso mental de las fechas más relevantes. Sin embargo, no había ni cumpleaños, ni aniversarios ni reuniones importantes, por lo que se acercó al lavabo para peinarse. Pero cuando lo hubo alcanzado, no pudo reprimir un grito de asombro y terror: el espejo no le devolvía su reflejo. <<¿Qué me ocurre?>>, se dijo. Convencida de que sería fruto del cansancio, cerró los ojos y se presionó levemente las sienes con sus manos, intentando que su vista descansara. Mas su esfuerzo fue en vano; al abrir de nuevo los ojos, el espejo continuaba mostrando taciturno la pared del baño. -¡Mario! Nuria llamó a su marido, cada vezmmás inquieta, pero no obtuvo respuesta alguna. -¡Mario, por favor, ven al baño!m¡Creo que me pasa algo! Tras esperar un par de minutos,mdecidió volver al dormitorio y vio cómo el interpelado seguía tumbado en la cama. -¿Pero tú de qué vas? ¡Te estoy llamando! -Mario, ¿estás bien? En ese momento, al fin su esposo se despertó. -¡Por fin te dignas a hacerme caso! No sé qué ocurre, pero no consigo verme en el espejo. -Creí que sería vista cansada por las horas extras de estos últimos días, pero el caso es que salvo eso veo bien. ¡Mario! ¿Qué haces? ¿Vas a inspeccionar el espejo? ¡Voy contigo! -¡Mario! ¿Qué te pasa? -Nuria… Nuria… mi vida… -Sí, Mario, estoy aquí, dime qué es lo que sucede. -Mi Nuria… ¿Por qué? -¿Por qué el qué? ¡Déjate de tanto misterio, por lo que más quieras! -Aquel maldito coche… Mi vida… En ese preciso instante, el dolor en la nuca de Nuria se incrementó y recuerdos en forma de imágenes pasando a toda velocidad por su mente la invadieron: ella cruzando un paso de cebra, un deportivo a toda velocidad saltándose el semáforo en rojo, el impacto en su nuca… Fue entonces cuando se percató de lo que realmente sucedía, pero algo en su interior se rebelaba a creerlo y trataba de volver a ocultar aquello en lo más profundo de su ser. -Mario... Fue tan solo un balbuceo, pues ya era consciente de que su marido no la escuchaba; no podía hacerlo. Parsimoniosamente, alzó su brazo hacia él y le acarició la mejilla. No sabía qué reacción esperaba encontrarse, pero quería lograr transmitirle que estaba ahí a su lado, que jamás lo abandonaría. Sin embargo, Mario no manifestó signos de que hubiera notado aquel contacto. Desesperada, se incorporó y recorrió de un lado a otro el cuarto. << ¿Y ahora qué? >>, se repetía sin cesar. Si esas imágenes que había recuperado de golpe eran ciertas, ¿por qué permanecía en su casa? ¿Acaso era un… fantasma? Pero aun en el supuesto de que así lo fuera, ¿qué era lo que debía hacer para alcanzar el “más allá”? ¿O es que eso del cielo no existía y los muertos convivían con los vivos, pero en un plano distinto? Inmersa como se hallaba en sus pensamientos, apenas sí pudo reparar en el hecho de que Mario se había puesto de pie y se encontraba frente al seno, mirando fijamente un cuchillo. -¡¡NO!! ¡No, no lo hagas! Vociferó con todas sus fuerzas una y otra vez, pero todo era inútil. Ella estaba muerta y él jamás la oiría. -¡No, Mario, no lo hagas! ¡Lo superarás y reharás tu vida! ¡Maldita sea, siempre fuiste el más fuerte de los dos! Aquellas palabras que había pronunciado prácticamente sin pensarlas provocaron que nuevas imágenes irrumpieran ante ella. -¿Seguro que estás bien, mi vida? -Sí, de verdad que lo estoy. Fue el susto de verlo todo desbalijado, pero gracias a Dios ya se habían ido para cuando yo entré en casa. -Sí, gracias a Dios. Si hubiera llegado a pasarte algo, no quiero ni pensar lo que sería de mí. -No digas eso, Mario. -Es verdad. Si algún día tú ya no estuvieras aquí conmigo, yo… creo que me mataría. No podría salir adelante yo solo. -¡Deja de decir esas cosas, por favor! Además, te mandaría una señal desde el cielo para que te pusieras contento. Aquella noche, después del robo, Nuria había bromeado con su propia muerte, pero ahora se trataba de la realidad. <<Debo evitarlo. ¡Por eso permanezco aquí! He de conseguir que no se suicide. Pero, ¿cómo?>>. “Una señal”, eso es lo que le había prometido. Su marido debía saber que ella seguía a su lado y que, aunque no fuera capaz de verla, siempre lo estaría. El problema radicaba en cómo enviar esa señal. Podría escribirle una nota, mas sabía que no funcionaría, ya que Mario era bastante escéptico sobre los asuntos sobrenaturales y pensaría que alguien querría burlarse de él. Otra opción sería mover objetos para llamar su atención, pero lo más probable era que creyera haber enloquecido. <<No, ha de ser algo más íntimo… Algo que solo nosotros dos comprendiéramos>>. Entonces cayó en la cuenta y se rió por no haberlo pensado antes. ¡El amuleto! El amuleto que Mario le había regalado justo antes de sus oposiciones para la Universidad Simplutense. “Cuando lo lleves encima, será como si yo estuviera a tu lado. No se lo cuentes a nadie y así siempre te dará suerte a ti”. Lo más velozmente que fue capaz corrió en dirección a su bolso y lo tomó entre sus manos. <<Tiene que funcionar, por favor>>, susurró. De regreso al baño, Mario estaba presionando el cuchillo contra sus venas y un hilo de sangre se derramaba de ellas, tiñendo de rojo el blanco del seno. Nuria se dispuso a colocar el amuleto dentro de su campo de visión, pero de repente se detuvo. ¿Realmente deseaba impedirlo? Si él falleciera, ambos volverían a estar juntos. Si él falleciera, no importaría el atropello ni el suicidio ni ninguna consecuencia que pudiera haber, puesto que volverían a estar juntos. Volverían a estar juntos… si él falleciera. La sangre que salía expedida de la muñeca de Mario fluía cada vez con mayor celeridad y su mujer se quedó atrapada en aquella visión, dejándose llevar por esos pensamientos que le prometían la eternidad con el hombre al que amaba. No obstante, justo a tiempo, una parte de su cerebro reaccionó y le dijo que no podía ser tan egoísta, que si de verdad amaba a aquella persona debía evitar que se arrebatara la vida. Así pues, elevó el brazo de tal manera que el amuleto quedó en frente de los ojos de su marido, ojos que se abrieron desorbitadamente ante la situación, ojos que se mostraron perdidos durante unos minutos, evocando las conversaciones que tan poco tiempo atrás había recuperado su esposa. -¿Nu-nu-nuria? Apenas pudo articular el nombre de su amor, pero soltó el cuchillo y retrocedió unos pasos. -¿Nuria? ¿Eres tú? ¿Estás ahí? Esta se acercó a él, sintiendo el calor que irradiaba su cuerpo y el cual el suyo propio nunca más tendría, y lo besó dulcemente en los labios. Era consciente de que él no sabría que lo estaba besando, pero había algo que le decía que la sentía, que había captado su presencia; había entendido la señal. Por su parte, él cerró los ojos, notando cómo un escalofrío recorría todo su cuerpo. Al separarse de él, un haz de luz la envolvió, notando una sensación que no había experimentado hasta entonces, pero agradable y cálida. Sonriendo y sabiendo que había tomado la decisión correcta, simplemente se dejó llevar. Historia nº 3 El día no había sido para nada productivo, más bien todo había sido un auténtico caos absoluto. Caminó hacia el salón-comedor-cocina de su loft en la zona central de New York, cansada de trabajar para esa editorial que no le otorgaba reconocimiento alguno. Aún se preguntaba porque seguía trabajando allí en vez de pasarse a otras ofertas de trabajo más suculentas. Suspiró, maldiciendo a aquellos tacones que no le iban aniquilando los pies día sí día también. Para colmo se había enterado esa misma mañana, por parte de su amiga Claire, que en la noche de la fiesta de la empresa se había pegado el lote con el de las fotocopiadoras, o más bien, el payaso cretino de la oficina. Aquello le remató el día, queriendo que se la tragara la tierra, se la llevara hasta el núcleo y la quemara, sin dejar rastro ninguno. Por supuesto, todo el mundo había estado cuchicheando a su alrededor, señalándola, algunos hasta riéndose de su desgracia. En serio que no sabía qué hacía aún en esa editorial. La habían llamado sitios muchos mejores, capaces de aprovechar su potencial, sin embargo, se había resistido. No entendía muy bien el porqué, quizá porque los pocos amigos que poseía trabajaban todos allí y no quería despedirse de ellos. Vale, podría hacer nuevos amigos, pero las relaciones nunca habían sido su fuerte. El novio que más le había durado cortó con ella hacía tres meses, después de 6 meses de relación en la cual casi no se veían y cuando lo hacían, no paraban de gritarse e insultarse. En lo único que fue buena era en el sexo, y tal vez ni eso. Así que tenía casi 27 años, soltera, con un trabajo que odiaba y una vida social que rozaba la nulidad. Cada día se preguntaba porque razón se levantaba por las mañanas, excepto para protagonizar un aburrido, miserable y horrible día. Haciéndose un té de vainilla y canela, sonó el timbre. Murmuró un par de improperios que hubieran ganado el concurso de palabrotas nacional, cuando abrió la puerta y se quedó estática. De haber llevado la taza la hubiera dejado caer. Delante de ella se hallaba el peor de sus secretos, el más sucio de sus pecados, su hermano la observaba casi cautelosamente, mordiéndose el labio inferior. -¿Puedo pasar…?-musitó, exhalando nervioso. -Cla…cla…claro, pasa. Siento el desorden-se apartó y lo dejó pasar. Se alejó para acabar de hacerse la taza de té, pero sabía que era inútil. Él estaba allí, detrás de ella, sentía su mirada recorrerle la espalda. Dio por perdido el té y se volvió para encararle. Él contempló el lugar, cada recoveco de lo que se podía ver de su loft, básicamente el salón, el comedor y la cocina. Le pregunto si quería algo, él negó con la cabeza. Se sentó en el sofá negro de cuero, ese que tanto le había costado pagar, poniéndose cómodo, aunque se notaba de lejos que estaba tenso. Como ella. -Entonces… ¿qué te trae por aquí? Hacía tres años que no nos veíamos…-estaba toqueteándose el cabello, las manos, rascándose la cara, intentando no mirarle a la cara. Si lo hacía estaría perdida. -Yo…bueno, mama me dijo que viniera a darte la noticia. El tío abuelo Alfred ha muerto esta madrugada. -Oh, ah…vaya-ella lamentó tal suceso. Siempre había sido una nieta para el viejo Alfred, incluso la quería más que su propio abuelo. El sentimiento había sido mutuo. -Pensé que te gustaría enterarte de su muerte cara a cara, mejor que por teléfono. Ya sabes…estabais muy unidos-el silencio se instó de golpe. Ninguno de los dos tenía más que decir. Había conocido a su hermano cuando cumplió los trece años. Él tenía quince por aquél entonces. Su padre se lo había llevado cuando era un bebé, poco después de nacer ella. Su madre había intentado buscarlo por todos los medios, hasta que su padre murió y su hermano volvió con ellos. Ella conocía la existencia de un hermano mayor, mas una cosa era conocerla y otra muy distinta convivir con él. No se acostumbraba a la idea de tener un chico en casa, y más siendo los dos adolescentes. Ahora debía compartir a su madre, su casa, su instituto e incluso a veces a sus amigos, con un total desconocido. Por supuesto se habían llevado mal nada más verse. Su madre andaba todo el día fuera, haciendo horas extras en el trabajo para conseguir más dinero ahora que eran tres, así que estaban todos los días solos, encerrados en su habitación, intentando no compartir ningún espacio. Hasta que un día de principios de verano, casi acabando el curso, se encontraron los dos en el jardín muertos de calor. No sabían muy bien cómo, habían empezado a insultarse, como de costumbre, hasta acabar jugando con el aspersor del jardín. Allí corretearon, tirándose agua, hasta que ella se resbaló y se cayó sin querer encima de él. Ese fue el inicio del fin. Desde entonces las miradas furtivas habían sido ocasionales. Seguían encerrándose en sus respectivos cuartos, sintiendo que aquél aleteo en el estómago o el pulso disparado cada vez que se veían no era normal. No entre hermanos. Intentaron por todos los medios no sucumbir, porque estaba mal, porque la moral los aplastaba a pasos agigantados y la imagen de su madre descubriéndolos les hacían sentirse como si no valieran nada, como una mierda. No obstante, una noche que su madre se había ido a cumplir una suplencia, cayeron. Irremediablemente. Él estaba en el salón viendo una película de artes marciales que le había prestado un amigo. Ella bajo a picar algo y se interesó por la película, así que hizo palomitas y se sentó a su lado, lejos. Pero la película pasó a segundo plano, las palomitas comenzaron a saltar entre ellos, tirándoselas, hasta que el bol entero cayó y sus bocas habían hecho contacto. Una electricidad abrasadora les recorrió la espina dorsal, mientras sus lenguas se unían en un vals donde la melodía la dictaba la saliva. No había bien, ni mal, ni cosas incorrectas. Porque sintieron, en el fondo, que aquello era lo correcto. Estar juntos. Estuvieron así durante toda su adolescencia, salían con otras personas para no levantar sospechas, pero se amaban en secreto, en aquellas noches robadas mientras las estrellas les guardaban el secreto. Habían celos, claro, acompañados de discusiones, sin embargo, ¿qué podían hacer? Debían seguir un teatro, un guion de lo que correspondía a la vida de un adolescente, manteniendo la discreción cuando la historia secreta hacía acto de presencia. Así pasaron los años, hasta que él se marchó a la universidad, dejándola completamente sola. Se escribían, se veían por webcam cuando podían, pero ella sabía que iba de fiesta, que conocía a chicas que se metían en su cama y no podía hacer nada. Porque era su hermana y no su novia. Jamás pasaría de mantener un romance prohibido a la sombra de la realidad, robando días, horas, minutos para poder estar juntos. Se dieron un tiempo, hasta que terminaron las carreras y volvieron al hogar familiar, encontrándose de pleno. Continuaron aquella relación incestuosa, amándose cada día más, no obstante, todo acabo. Él se marchó a vivir fuera, ella también. Él conoció a una chica, se prometió con ella y se casaron. Ella asistió a su boda como dama de honor, mientras las lágrimas le quemaban los ojos en cada “sí, quiero”. Desde entonces, nunca lo volvió a ver ni a contactar. Hasta ese día. -¿Cómo está Julie? ¿Sigue con la floristería?-preguntó más por cortesía que porque le interesara de verdad. El corazón reabría una cicatriz que aún se mantenía muy fresca, desangrándose. -Sí, vamos bien. La floristería va viento en popa y mama viene a ayudarnos los fines de semana. Me dijo que pasaría a verte esta semana… Asintió, refregándose las manos en señal de nerviosismo. Otra vez se quedaron en silencio, un silencio que les carcomía a los dos. Había tanto por decirse y sin embargo, no podía ser dicho. No en voz alta. Todo había acabado en aquella vieja iglesia, hacía tres años atrás, antes de rogarle que no se casara, que huyeran los dos juntos y comenzaran una nueva vida. No lo decía en serio, claro. Le habrían partido el corazón su madre y al resto de la familia. -Bueno, pues si ya has acabado, creo que deberías irte. Si te vas ahora tal vez llegues para la hora de la cena. Ya sabes, Julie te habrá preparado algún delicioso plato-no pudo disimular la amargura de su voz, por mucho que había intentado morderse la lengua. -Sarah…-susurró, acercándose a ella. -No, Daniel. No. Esto acabo hace tres años y así debe ser. Tú estás casado, seguramente con pensamiento de tener una familia y…y… ¡y soy tu hermana, por el amor de…! Él ya estaba encima de ella antes de que pudiera acabar la frase. La estrujo contra sí, acariciándole la espalda, aspirando su perfume que parecía no cambiar jamás. La había echado tantísimo de menos, nadie podía imaginarse cuánto. Su matrimonio era una farsa en toda regla, al menos por su parte. Julie era buena, una mujer excepcional, la quería, pero no estaba enamorado de ella. Durante tres años Sarah había rondado su mente, visitado cada sueño y destruido cualquier tipo de felicidad que pudiera permitirse. Porque ella era su felicidad, su vida. -No podemos hacer esto-musitó contra su pecho-sabes que no podemos, Daniel. Está mal. Esto está mal. Va contra todas las reglas escritas. Él la atrajo más hacía si, repartiendo pequeños besos por todo el cabello. Sabía a la perfección que estaba perdiendo el control, lo sentía reptando desde lo más hondo hasta matar por completo a su sentido común. La separó levemente, agachando la cabeza lentamente, hasta estar a escasos centímetros de su boca. Saboreaba el aliento cálido de ella en sus propios labios, que recordaba suaves y ligeramente agrietados por la de veces que se los relamía. -No-musitó-no puedo pasar por esto otra vez, Daniel. No puedo. Hizo ademán de alejarlo, pero él fue más rápido y la estrelló contra una pared cercana. Estaba rodeada por sus brazos, impidiendo que pudiera escapar hacía algún lado. -Yo tampoco puedo volver a pasar por esto-susurró con la voz ronca por el deseo-pero no puedo irme sin más, Sarah, no puedo irme sin haber…sin… Ella lo miró directamente a los ojos, perdiendo la seguridad por momentos. ¿Podía alejarse de él? ¿Quería alejarse de él? Tragó grueso, apretando las manos en sendos puños. Si existiera alguna divinidad, por favor que la perdonara, porque no era capaz de resistirse a él. Sus labios se reencontraron tras tres largos años de separación. Era impresionante la manera en la que se reconocían, como si aquellos tres años solo hubieran servido para fortalecer su amor, en vez de debilitarlo. El principio del beso fue lento, explorando, adaptándose en seguida el uno al otro. Él aprisionó sus labios entre sus dientes, tirando de ellos sutilmente, notando como el deseo reprimido empezaba a recorrer su cuerpo, a explotar en mil sensaciones que creía haber enterrado en lo más profundo de su ser. Recorrió su cuerpo con las manos, acariciando las zonas donde sabía que había un punto débil. Ella pasó sus brazos por su cuello, tirando de su nuca para que se acercara aún más, con miedo a que huyera. Claro está, el no poseía razón para escapar de sus brazos, no después del tiempo que había estado sin ellos. La lengua de él le supo a éxtasis, a la más dulce de las mieles. Se enredó en la suya casi sin esfuerzo, recordando lo bueno que era estar juntos. Sus manos estaban heladas cuando le levantó la camiseta, para acariciar su piel. Se estremeció al sentir aquél intruso en su espalda, subiendo y bajando, haciéndole unas agradables cosquillas a su paso. Ella le tocó el cabello pelirrojo, suave y áspero al mismo tiempo. Rememoró aquellas tardes perdidas en el sofá de casa, no haciendo otra cosa que besarse. La otra mano se dedicó a juguetear con el principio de sus pantalones, hasta que se abrió un botón, luego la cremallera bajó por arte de magia. Se separó de su boca para depositar besos en su cuello, mientras la mano, antes en la espalda, le aprisionaba un pecho por encima del sujetador. Creyó que moriría de placer ahí mismo. La mano del pantalón se coló a través de sus bragas, haciendo círculos justo en aquél epicentro que palpitaba por él. Le mordió el cuello y le apretó un pezón, haciendo que su cuerpo sintiera una simbiosis perfecta de dolor y placer. Volvieron a besarse, devorándose, la saliva correteando libre entre sus bocas. Ella le hizo una seña para ir hacía el cuarto, la ropa perdiéndose de camino hasta la cama. Ella tenía las piernas enrolladas en la cintura de él y Daniel ahogó un gritó al clavarse el somier de la cama en las rodillas. Ella le calló con un beso, como si fuera algo banal que él hubiera estado a punto de romperse las rotulas. Cayeron encima de la cama, faltándoles manos para recorrerse el cuerpo. Él la contempló unos instantes antes de quitarse los bóxer. -Tienes…bueno, ¿protección? -En el primer cajón-se le escapó una risita tonta, dándole un beso en el mentón. Una vez preparado, se fue acercando a ella, acariciando su rostro antes de volver a besarla. Después la examinó, repasando sus labios con los dedos, con parsimonia, como si no estuvieran muriéndose por culpa del deseo. La noche los acogió sin darse apenas cuenta. La luna fue tragada por una masa de nubes, ocultándolos con su sombra. Tal vez podrían desaparecer los dos de esa manera, que su sombra los engullera. Daniel separó sus piernas con una ternura que casi la hicieron llorar y así él empujó con delicadeza, hasta que ambos se sintieron completos. Ella le mordió el hombro sofocando un gemido, mientras Daniel retrocedía un poco para volver a hundirse en ella. A Sarah se le escaparon las lágrimas, dando cuenta lo mucho que lo había echado de menos, de que él aún podía pasar de una pasión desbordante a la más absoluta suavidad. Volvió a sentirse otra vez llena, como si él nunca se hubiera ido. Mas la culpabilidad le golpeaba en alguna parte de su cerebro, amonestándola, porque estaba haciendo el amor con su hermano de nuevo, cuando prometió que aquello no pasaría otra vez, además de lo que le estaban haciendo a Julie y a su madre. Sin embargo lo peor de todo era darse cuenta de ello y no arrepentirse ni por un efímero instante. Poco a poco el ritmo de las embestidas aumentó, la velocidad era mayor. Escucho los gemidos de él en su oreja, como si fueran ecos lejanos. Por un momento pensó que deberían quedarse así para siempre, unidos, los dos juntos en el mundo. La energía se fue concentrando en un punto en concreto, haciéndola arder, palpitante, hasta hacerla explotar, como un volcán en erupción. La lava caliente se desbordó, recorriendo cada centímetro de su cuerpo. Gritando, supo él que había llegado ella al orgasmo y en un par de embestidas más se liberó con un grito ronco, dejándose caer encima de Sarah. Dieron diversas bocanadas de aire, estabilizándose. Daniel se puso a su lado y la atrajo hacia él para abrazarla y darle cientos de besos en su rostro. Había sido liberador para ambos y una paz indescriptible se coló en su mente, haciéndole unas cosquillas tranquilizadoras. -Te quiero-musitó él, tan flojito, que no supo si lo dijo realmente. -Yo también te quiero-contestó ella, enterrando su cabeza en el hombro. Ahora llegaba el momento para preguntarse qué pasaría a continuación, para volver a la realidad de sopetón y devolver el tiempo robado. Él se levantó un momento y fue al baño. Después registró en el bolsillo de su pantalón hasta sacar un sobrecito. Se colocó los bóxer y retornó a la cama. -¿Qué es eso?-Sarah miraba el sobre diminuto muerta de curiosidad. -Debo confesarte algo, no vino solo a darte la noticia de la muerte del tio abuelo-sacó algo del sobre y se lo enseñó. Una pastilla parecida al paracetamol-cianuro. Sarah se levantó de la cama, sorprendida por lo que le acababa de confesar. Cianuro. ¿Acaso…? -¿De dónde lo has sacado? ¡No! Mejor no me lo digas-negó con las manos-¿estás loco? ¿Lo has pensado bien? Él se acercó a ella hasta quedarse a solo unos pasos. -Sabía que ocurriría esto, Sarah. Si venía a verte iba a ser el fin. No puedo volver, no cuando mi vida significa que no estás en ella. Ella lo observó unos instantes, pensando que pasaría cuando se alejara y se marchara por la puerta. ¿Realmente podría vivir sin él? ¿Sin volver a verle? Sabiendo que acabaría casándose con alguien a quien no amara y muriéndose de pena a cada instante. ¿Realmente piensas que puedes vivir sin él? No. Que la ayudasen, pero no. -Esto…esto es egoísta, Daniel. Nos moriremos y… ¿qué pasa con Julie? ¿Qué pasa con mama? ¿La familia? ¿Qué pasará? -Sarah-su nombre siempre sonaba tan bien en sus labios-prefiero ser un cabrón egoísta que vivir está vida sin ti, porque simplemente no es vida. Se le arremolinaron los ojos velozmente de lágrimas de nuevo. Ella sentía exactamente lo mismo. ¿Qué otra cosa les quedaba que morir juntos? Al menos, pensó, que nos permitan esto. Ella se vistió con el primer pijama que encontró y se tumbó en la cama con él. Le ofreció la mitad de la pastilla y una botella de agua que había ido a buscar. Los dos se abrazaron, dándose el último beso, la última caricia. El amanecer los halló así, abrazados. Las indelebles marcas de besos que se habían prodigado durante toda la noche se desvanecían en la piel helada. Los recuerdos que ambos compartieron…todo se hundía en la más absoluta negrura. Editado 15 feb 2013 por YoshiFan21 A Aída_dc le gusta esto Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 17 ene 2013 OH, QUIERO PARTICIPAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAR!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Por fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiis... Pero... pero... ¡Empiezo los exámenes de la facultad! ¬¬ ¿Para cuándo la entrega? Si dieras bastante tiempo te estaría eternamente agradecida, porque ahora no puedo ni de broma. Termino el 7 de febrero pero claro, luego me haría falta algo de tiempo para escribir la historia, sacar las fotos y editarlas... Aunque me pondría a tope, porque ya te digo que me encanta (L). Entonces, por fa, dime qué fecha vas a poner más o menos de límite de entrega y veo si me es factible. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 17 ene 2013 (editado) Ya voy Editado 17 ene 2013 por YoshiFan21 Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 17 ene 2013 Umm... ¿No podrías retrasarlo un poco más? Es que si termino el 7 de febrero, para el 8 no lo tengo... =S Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 17 ene 2013 Como no entendi bien, que tal para el 10 Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 17 ene 2013 (editado) Hahaha Perdón, es que me emocioné escribiendo y pude no haber especificado bien. Los exámenes los termino el 7 de febrero, por eso no me daría tiempo en absoluto a escribir la historia y sacar las fotos para el día siguiente. ¿Podría ser el 11? Es que el domingo 10 no voy a estar en casa =S Editado 17 ene 2013 por Aída_dc Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 17 ene 2013 Uy, si es esa la fecha participo fijo xDDD Apuntame con ls2 (que me es más comodo para hacer historias que ls3, lo siento xD) Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 17 ene 2013 Yo sigo pensándomelo... luego para votar va a ser un caos leer mil historias xDD A ver, dependerá de mis ánimo estos días. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 17 ene 2013 Se parece al concu de Ginevra xDDD y no estoy como para hacer otra historia corta T_T asi que tendré que pasar. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 17 ene 2013 (editado) El de Ginevra no tenía diálogos ni texto debajo de la foto, pero se que parece en las fotos retocadas. Pero solo hice el concurso porque el otro el de las costeras para mi no tubo exito Editado 17 ene 2013 por YoshiFan21 Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ene 2013 Cuantas fotos podrían ser como máximo? Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ene 2013 (editado) Maximo hasta 20 Cova. Terminar como minimo 10 y al máximo 20. ¿Te apunto? Editado 18 ene 2013 por YoshiFan21 Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ene 2013 Si, apúntame! Otra cosa, te lo mandaríamos por mp o lo ponemos nosotros aquí? Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ene 2013 (editado) Mp como todos los concursos del foro en anonimo por supuesto. Editado 18 ene 2013 por YoshiFan21 Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ene 2013 A ver, yo creo que me daría tiempo, pero es que no lo puedo asegurar y no quiero que me suban advertencia si al final no fuera bien, xq ese finde tengo además un trabajo... Estrés vital ¬¬ ¿Qué hacemos? Quiero participar, jo... =...( ¿Hablamos con un mod o algo? Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ene 2013 (editado) Pediria que fue por culpa los estudios. No fue culpa tuya . Ese si es un perdon . Espero que lo lean que no te subiran la advertencia. Si lo leen por favor, no suban la advertencia a Aida por favor. Editado 18 ene 2013 por YoshiFan21 Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ene 2013 Aida si un mod lo ve no pasa nada porque es un motivo razonable, igual no se dan cuenta, en el concurso de sonia se quedaron dos fuera y no paso nada. Black, yo me apuntaría, pero tengo examenes y son muchas fotos asi que no participo :/ de todas formas me pasaré a votar Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ene 2013 No te preocupes Marcos. Los estudios es jodio ya deberia haber puesto este concurso en vacaciones de verano que era mucho mejor . Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 27 ene 2013 Yo ya llevo media historia creada...! xD Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 28 ene 2013 Apuntada estás y suerte . Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 29 ene 2013 (editado) He intentado poner las medidas que se requerían, pero al hacerlo me quedaban fatal así que las he dejado tal cual. Como las historias van a ir en spoiler tampoco creo que suponga mucho problema cuanto vayan a medir =/ PD: Black ya me ha dicho que no había problema Editado 29 ene 2013 por NatayaTahir Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 8 feb 2013 He empezado a escribir la historia, así que el lunes ya seguro que te la envío (a lo mejor puedo antes, pero no es seguro xD) Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 8 feb 2013 Hasta cuando era el plazo? Es que creo que me motive demasiado al apuntarme y no me va a dar tiempo... Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 8 feb 2013 (editado) Cova, dijo Aida a su peticion el dia 11. Tienes tiempo. Editado 8 feb 2013 por YoshiFan21 Share this post Link to post Compartir en otros sitios
