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      (Sims 4) Legacy D'angelo
      CAPÍTULO 1   Evelyn   Aquella mañana me desperté como casi todos los días: odiando cada segundo de mi existencia. Como de costumbre, me golpeé la cabeza con el frío metal de la pistola que solía guardar debajo de la almohada, y me sorprendí al percatarme de que la habitación estaba vacía. Larissa se había marchado a clase. Aunque pareciéramos unos capullos sin moralidad, habíamos escolarizado a la cría para que al menos pudiera optar a algo a lo que nosotros nunca pudimos. Además, aunque me jodiera admitirlo, esa pequeñaja le daba al coco. Era más lista que todos nosotros juntos. Así que sin darle más vueltas al asunto, me vestí y sin saludar a nadie me marché a las afueras de la ciudad a rebuscar entre los escombros de la zona abandonada. Últimamente, nuestro contacto más directo junto a la mamma, no había requerido de nuestros servicios. Aunque pareciera sorprendente, matar pandilleros no tenía demasiada demanda. Y como yo me negaba en rotundo a unirnos al negocio corrupto de la mamma, sólo podíamos esperar a la llamada de Rayleight. Por lo que, teníamos los bolsillos prácticamente vacíos, y pocas esperanzas de que nuestra situación mejorase. Así que harta de llenarme las uñas de mierda, opté por lo que mejor se me daba: hacer dinero a las malas. No es que me enorgulleciera, pero los dos vagos que tenía parasitando bajo el mismo techo se negaban a desenfundar a menos que hubiera una buena razón. Para mí, pagar el alquiler de una casa que a duras penas podíamos permitirnos, era motivo más que suficiente. Tan solo le saqué 69 dólares a aquella momia andante, pero desafortunadamente, la conmoción del momento lo llevó a desmayarse. No me paré a comprobar si tenía pulso, lo cierto era que tenía prisa. Cuando llegué a casa, encontré a los dos chicos sentados frente al televisor aún con el pijama puesto. Verlos disfrutar del telediario como si no tuviéramos que hacer de las peores cosas para sobrevivir hizo que me hirviera la sangre. Así que, sin mirar siquiera a Niccolo, tomé asiento junto a su lado, y, a continuación, me encargué de hacerle saber de la manera menos delicada posible a Bastian que no nos llegaba la pasta para pagar las facturas de ese mes. — Necesitamos al menos seiscientos y a penas llegamos a doscientos —espeté —, y esto no es hacienda, es un puto cabrón con un centenar de hombres bajo su mando. Si no le pagamos la renta de este mes, lo que menos miedo debe de darte es que nos ponga de patitas en la calle. —Vamos, no seas así —dijo en su habitual tono despreocupado —. Rayleight ya es casi como de la familia. Si no podemos pagarle este mes, lo entenderá. No ha habido apenas trabajo. —Creo que no logras entender la puta magnitud de todo esto. Ese cabrón, a diferencia de lo que crees, no es tu papaíto, es un puto capo de la mafia —Sus ojos se abrieron de par en par —. Te podrá tratar con amabilidad, y hacerte sentir que eres como su propio hijo. Pero si no ve la pasta a finales de este mes, no dudará en hacerte pedazos. Así que hazte un puto favor, Bastian, y empieza a usar esa jodida cabeza si es que tiene algo dentro. —Pero, Ev… —Cierra la boca —le corté, odiando que me llamase de aquella forma —. Rayleight sabe que no es la única persona con la que trabajamos. Por eso nos pide la pasta, a pesar de que él mismo nos consiguió la casa y nos dejó entrar sin poner un sólo duro. Por lo que, si valoras un poco tu vida, me ayudarás a conseguir lo que falta, aunque sea metiendo la mano en el bolsillo de cada desgraciado de esta ciudad. —De acuerdo —respondió, sin un sólo ápice de diversión en su rostro. Niccolo seguía comiendo patatas fritas en silencio, ignorando aquella conversación por completo, cuando me levanté y me fui a mi cuarto a descansar.   Al poco, el pelinegro marchó a recoger a Larissa de clase, y cuando llegaron se quedaron un rato hablando fuera entre susurros. Era una especie de ritual de ellos, nadie tenía ni puta idea de qué cojones podrían estar hablando, pero estaba claro que aquel era su momento favorito del día. Como de costumbre, Bastian salió a saludar a la cría y esta no le dirigió ni la más mínima palabra. Yo le hice una seña desde la ventana, ya que dio la casualidad de que justo en aquel momento había asomado la cabeza para fumar. Aquella tarde, Niccolo y Larissa se quedaron fuera de casa haciendo un proyecto escolar, y como no podía ser de otra manera, el asiático se ofreció enseguida para ayudarla. Por lo que, viendo la poca disposición del muchacho a colaborar en nuestra operación de hacer dinero de manera urgente, me puse de acuerdo con Bastian para marchar a la ciudad, ya que casualmente se estaba celebrando un festival en una de las grandes plazas. Como era normal, infiltrarnos en un lugar lleno de gente, era una idea cojonuda para conseguir pasta. Además, habíamos oído por ahí que daban una recompensa económica a quien ganara el primer premio de no sé qué mierda de competición. Esos pijos debían tener una vida tan jodidamente aburrida que no se les ocurría una manera menos estúpida de malgastar su dinero. Por lo que al poco tiempo, nos pusimos en marcha. En cuanto pusimos un pie en el centro de la ciudad, supe que aquel lugar no era para nosotros. Sólo los que se ganaban la vida de manera honrada, podían optar a no vivir entre las ratas. Me daban tanta envidia que podía jurar que me escocía la piel. Una vez en el festival, tratamos de mezclarnos entre la gente, con la intención de imitar su comportamiento para pasar desapercibidos. Yo me dediqué a participar en los absurdos juegos, mientras que Bastian en algún punto… se desvió y empezó a hacer de las suyas. Lo cierto era, que no siempre nos habíamos dedicado al dinero manchado de sangre. En nuestros inicios éramos unos patéticos ladronzuelos que hacían de las suyas por la ciudad. Solíamos atacar pequeños negocios por la fuerza, aunque aquello no nos resultó lo más cómodo a largo plazo, ya que, nuestras caras comenzaron a destacar en los carteles de búsqueda. Por lo que, en medio de la desesperación, tuve una gran idea. Recuerdo estar mirando el rostro de Bastian atentamente, y que algo se encendiera dentro de mí. Estaba claro. Habíamos tenido una llave maestra en nuestras manos desde el principio, y jamás la habíamos utilizado. El pelirrojo no sólo era atractivo, sino que también era poseedor del don de la palabra. Así que, a partir de aquel momento, dejamos de atracar antros a mano armada, y permitimos a Bastian conseguir dinero a costa de la ingenuidad de algunas mujeres. Puede que al principio a Niccolo y a mí nos pareciera una idea nefasta, pero con el tiempo, nos dimos cuenta de que no eran tan malo dejar actuar a nuestro chico por su cuenta de vez en cuando. Fue algo difícil para mí aceptar aquello como una forma de ganarnos el pan. Seguía sin gustarme de todo el concepto de usar a Bastian como una herramienta, o más bien, como un objeto. No podía olvidar el lugar del que procedía, y por mucho que aquello no se pareciera en nada a lo que se hacía allí, no podía evitar pensar en el burdel, y en lo mucho que odié cada segundo que permanecí entre sus cuatro paredes. No quería convertir a Bastian en nuestra putita, eso no era lo que nosotros hacíamos. A pesar del esfuerzo mental que hice para que aquello no me desagradara tanto, no pude evitar sentir una punzada en el pecho cuando me encontré de frente esa escena mientras que buscaba los baños. No entendía por qué aquello me afectaba tanto, si estaba claro que Bastian estaba encantado de sacar a relucir sus habilidades, y de vez en cuando, llevarse una “comisión” por ello. Era obvio a lo que se refería por comisión, pero ya tuve esa charla con él cientos de veces, o más bien, le grité ciento de veces por acostarse con nuestras víctimas. Qué podía hacer… ese cabrón era un mujeriego sin remedio. Hice un esfuerzo titánico por no meterme en medio de ellos, e impedir que el pelirrojo tirase la poca dignidad que le quedaba a la basura. Pero al observar la cantidad de billetes que extrajo del interior de su bolso cuando esta se giró a enseñarle algo, me tranquilicé y me marché de nuevo adonde se encontraba el gran tumulto. Allí continué con el plan inicial, seguir mezclándome con la gente y participando en los juegos que había establecidos por el festival. Pero en medio de los diamantes se pueden encontrar impurezas. Y como estaba previsto, alguien me pilló haciendo de las mías. Pero en vez de sacar el teléfono para llamar a la policía, sacó un cuchillo. Estaba claro que veníamos del mismo barrio. Como era obvio, no iba armada en aquel momento, así que lo más inteligente que se me ocurrió fue tratar de tirarle el cuchillo de la mano. En cierto modo salió bien, porque lo conseguí, pero en el proceso me llevé un buen puñetazo en medio de todo el careto. Le habría felicitado por aquel impresionante gancho de derecha, pero para mi buena suerte, ya la habían agarrado entre varios. Aproveché la distracción para salir de allí, perdiéndome entre la enorme masa de gente que se había formado a nuestro alrededor. Cuando por fin conseguí salir de entre todos aquellos cuerpos unos brazos me envolvieron. —Ponte esto, nos largamos —dijo el pelirrojo ofreciéndome un jersey de color naranja. Me fijé en que él también se había cambiado de ropa, cuando desvié la mirada de su mandíbula contraída. Estaba enfadado, y por algún motivo, me resultaba agradable. Me deshice de esos pensamientos mientras que me vestía a toda prisa, y me marchaba tomada de su brazo. Cuando llegamos a casa tanto la cría como el asiático estaban dormidos, así que con ayuda de Bastian y tratando de hacer el menor ruido posible, me tumbé sobre la cama con todo dándome vueltas. Ese puñetazo me dolería unos cuantos días. A las tres de la mañana, me despertó el sonido de los guantes de boxeo de Niccolo impactando contra el saco. Como siempre, el jodido amarillo tenía insomnio y se dedicaba a amargarnos la existencia a los demás en consecuencia. El hecho de que fuera el único que no disponía de cama, y que por tanto, durmiera en el sofá, podía ser gran causa de ello. A esa misma hora, Larissa empezó a lloriquear a causa de sus terrores nocturnos. No la culpaba, haber tenido una infancia tan dura te cambia la vida por completo. Un par de minutos más tarde, llegó Niccolo y trató de consolarla en silencio. Como era normal, la mocosa se tranquilizó y este volvió a acostarla de la manera más delicada posible. A la mañana siguiente, nos despertó una tormenta. Larissa marchó a clase como todos los días, y a mí me sacó de la cama una llamada de lo más inesperada. Con el corazón en la garganta, tomé una ducha rápida y salí a contárselo a la persona en la que de momento más confiaba. — La cabeza de familia de los Thao quiere reunirse con nosotros —Dejé salir las palabras a toda prisa como si se me estuvieran atragantando. —¿Bailee? —repuso Bastian con extrañeza. —Pues claro, ¿quién sino? —Resoplé con cansancio. Su actitud a veces podía ser un incordio. —En ese caso… —Su expresión se torció en esa sonrisa que a duras penas soportaba —. No la hagamos esperar. —Escúchame, puto cretino —Le tomé de los hombros con fuerza sin apartar mi mirada de la suya —, hoy no te necesitamos, ya me entiendes… —Vosotros siempre me necesitáis. O te recuerdo quién te salvó ayer... —Ya basta —Lo solté, casi ofendida —. Lo que quiero decir es que puedes venir con nosotros, es decir, tienes que venir con nosotros. Ya que, ha dejado bien clarito que quiere vernos a los tres. Pero… —Le señalé con un dedo amenazante — Te quiero calladito y asintiendo, tal y como lo hace tu amigo. Y yo me encargo de hablar, ¿lo has entendido? —Perfectamente, sargento. Me di la vuelta y me marché en busca de Niccolo, con su mirada aún clavada en mi espalda. A eso del mediodía estábamos frente a la mansión de los Thao, con el corazón latiendo a mil. Si un cabeza de familia se ponía en contacto contigo, sólo podían significar dos cosas: negocios o una muerte casi inmediata. Y en nuestra situación, no sabía que nos venía mejor. A la llegada, nos recibieron dos hombres, uno de piel oscura y otro asiático. No tenía la menor idea de quiénes eran, pero nos condujeron sin soltar una sola palabra hacia la terraza trasera de la casa, donde se encontraban las gemelas Thao: Bailee y Ada. Eran exactamente idénticas, pero cada una tenía el pelo teñido de un color diferente. Ambas tenían tan solo un año más que yo, y acababan de heredar el imperio de su padre. Bailee me recibió con una sonrisa complaciente al otro lado de la puerta, y verlas con esas pintas de aficionadas me hizo perder los nervios. —¿¡Pero tú quién coño te crees que somos!? ¡Que sea la última vez que te pones en contacto conmigo con tan poca antelación! ¡Jodida vietnamita de los cojones! ¡¿Es que allí nos os enseñan nada más además de coger un puto rifle?! Niccolo y Bastian observaban la escena en completo silencio. Para la sorpresa de todos, los guardaespaldas de la cabeza de familia no hicieron el amago de dar un paso hacia delante, y esta, en contra de todo lo esperado, dio uno hacia atrás. Lo sabía, eran un par de novatas que no se habían puesto en contacto con unos cazarrecompesas en su puta vida. —Querida, yo… —Cállate, joder —la corté —. Si quieres que hagamos algo por ti muestra un poco de profesionalidad, ¡me cago en la puta! El guardaespaldas asiático dio un paso al frente. — De acuerdo, señorita. Vamos a calmarnos —Posó una mano sobre mi hombro con algo más de presión de la cuenta —. Puede que nuestro método no haya sido el más adecuado, pero por favor, entienda que la señorita Thao acaba de incorporarse al puesto y aún no entiende del todo cómo se deben hacer las cosas. —Entiendo —escupí, sin abandonar los ojos de Bailee —. Y no me toques, joder. Aparté su mano con desprecio, y este me hizo una seña con la que tenía libre para que entrase al interior de la casa. Querían hablar en el salón, qué cliché. —Bueno, antes de comenzar me gustaría dejar un par de cosas claras —anunció Bailee —. Tanto mi hermana como yo somos medio americanas, y ni siquiera hemos pisado Vietnam en toda nuestra vida, así que si puedes evitar los comentarios xenófobos te lo… A Niccolo se le escapó una carcajada silenciosa tras el discurso de Bailee. Puede que entre mestizos se entendieran. —Al grano, Bailee —la interrumpí. —De acuerdo… —Agachó la cabeza —. Yo soy la que está al mando, así que responderéis ante mí. Eso ya me empezaba a gustar más. —Está bien, tú eres la jefa —Enderezó la espalda con un aire de superioridad tras mis palabras —. Así que dinos, Thao, ¿qué quieres de nosotros? Carraspeó con incomodidad para luego alzar el mentón. —Quiero que nos asociemos. La sonrisa del pelirrojo se estiró por toda su cara mientras que yo sentía que me atragantaba con mi propio oxígeno. —¡Eso es genial, Bailee! —exclamó Bastian en un alegato de confianza, no se debía ser tan cercano con los cabeza de familia —. ¿Te puedo llamar así, verdad? De repente, toda la atención de la líder de los Thao estaba puesta en el pelirrojo, y de una manera que no me gustaba nada. —Claro, querido —Sus mejillas se encendieron —. ¿Cuál es tu nombre? —Me llamo Bastian —Se enderezó sobre el asiento —. Pero tú puedes llamarme cuándo quieras. Una carcajada coqueta, casi propia de una adolescente, escapó de la boca de la cabeza de familia. —Dios, ¡qué gracioso eres! —Me lo suelen decir —se jactó, con el ego casi por las nubes —. Además de otras cosas... —¿Qué tipo de cosas? Si es que se puede hablar de ellas, claro… —No creo que este sea el lugar adecuado para hablar de ello, señorita Thao —Sonrió con picardía. Esta se llevo una mano a la boca para tratar de silenciar una exclamación. —Por favor, llámame Bailee. Empezaba a cansarme de aquella situación, pero después del espectáculo de la entrada debía dejar que las habilidades de Bastian calmasen el ambiente, y que pusieran a Bailee, de cierta forma, a nuestro favor. Entonces, Bastian se puso de pie, y supe que la negociación, fuera la que fuera, ya estaba cerrada. —Y, ¿por qué no me cuentas más acerca de esa alianza, Bailee? —dijo, antes de plantar un beso en sus manos. —Pues verás... Tras un largo rato de debate por las condiciones, conseguimos hacerla ceder, y era como si prácticamente hubiéramos escrito el contrato nosotros. —De acuerdo… —aulló con cansancio —. Vosotros ganáis. — Es un placer hacer negocios contigo, Thao —sentencié. Sin embargo, aquella alianza no terminaba de parecerme una buena idea. Pues todos saben, que lo que más valoran los cabeza de familia es la lealtad de sus peones, y nosotros ya servíamos a una familia. Puede que sus negocios no fueran a entrar en conflicto, pues estos eran distintos, pero… ¿Qué opinaría de esto Rayleight? Aparté esos pensamientos de mi cabeza, y comencé a caminar en dirección del objeto que llevaba seduciéndome más de una hora y media. El gran piano de cola que había en mitad de la sala. Me senté y mis manos viajaron casi como si tuvieran vida propia a las teclas. No era demasiado buena, pero en mis ratos libres me había dedicado a jugar con el piano que había en el burdel cuando tan solo era una cría. De pronto, me percaté de la ausencia de Niccolo, pero no me costó suponer que estaría fuera jugando al ajedrez con la hermana de Bailee. Tras unos minutos dejándome llevar por el sonido del enorme instrumento, una figura apareció a un lado del piano. —No sabía que usted tocaba —dijo el guardaespaldas asiático. Mis cejas se arrugaron a causa de la sorpresa. No tenía ni idea de quién era este tipo, y por qué cojones me estaba hablando. —Oh, disculpe. Creo que no nos han presentado, mi nombre es Shen —Hizo una leve reverencia en mi dirección. —Evelyn —respondí con sequedad. —Lo sé, al igual que conozco los nombres de sus compañeros —rió tratando de ser amable —. Lo que no sabía es que era usted una virtuosa. —Venga, tío. No hace falta que me hagas la pelota de esa manera —reí con naturalidad. Por algún motivo la presencia de aquel sujeto no me desagradaba del todo —. Soy una aficionada, pero me gusta tocar. Sonrió mostrándome su perfecta dentadura en respuesta. —Es obvio que le gusta —comentó—. Puede que su técnica no sea la mejor, pero toca con gran sentimiento. Es todo un placer escucharla. Abrí la boca para contestar, pero este no me dejó terminar de hacerlo, pues con un movimiento elegante se sentó a mi lado en el piano, y comenzó a tocar con suma precisión. Sin añadir nada más, permanecí observando en silencio sus delgados dedos pasear por las teclas creando un sonido casi perfecto. Estaba claro que por primera vez en mi vida, alguien me había cerrado la boca. Llegamos a casa antes de que se escondiera el sol. En la entrada, Larissa nos esperaba sentada sobre el yermo suelo. Al ver a Niccolo avanzar por delante nuestra, corrió para lanzarse sobre sus brazos y susurrar algo en su oído. Este se separó para contestarle: —Trabajo. Su voz eran tan grave y tosca que provocaba incomodidad sólo de escucharla. No podía entender cómo es que esa cría podía sentir algún tipo de aprecio por él. Esa misma noche, terminaron juntos el proyecto escolar de Larissa. Niccolo terminó agotado, pero a la pequeña aun le quedaban energías para seguir estudiando. Por lo que se quedó gran parte de la velada despierta, a su lado. Como siempre.   Muchas gracias si has leído hasta aquí!
    • rotten.girl
      (Sims 4) Legacy D'angelo
      PRÓLOGO Evelyn Nunca he sido de preguntar antes de apretar el gatillo. Cuando tan sólo era una cría, ya era consciente del infierno en el que me había tocado nacer. La realidad, era que, había sido engendrada en un mundo en el que la única norma era sobrevivir, aunque nadie me había indicado exactamente cómo. Con doce años, ya había forjado mi propia opinión sobre el asunto: matar o ser asesinado. Y si de algo estaba segura, era de que jamás agacharía la cabeza ante nadie. Odiaba a los hombres, pero por azares del destino, había acabado viviendo con dos de ellos. El cabronazo de Bastian me encontró muerta de hambre detrás de un contenedor cuando tenía diecinueve años. Cuando me tendió la mano y me preguntó si estaba bien, se la aparté de un manozato y comencé a caminar a su lado en silencio, sin contarle que unas horas antes, unos tipos se habían hecho cargo de mí justo en el lugar donde me había encontrado. Sin embargo, a los pocos minutos comencé a sentir que me fallaban las piernas, por lo que, acabé cediendo a su amabilidad siendo aquella vez, la primera y última que lo haría. Recuerdo que me preguntó si tenía trabajo, y en aquel momento, le mentí y le dije que no. Pero lo cierta era, que llevaba trabajando en un burdel como matona desde hacía unos cuantos años. Me dedicaba a apalear a los tipejos que se pasaban de la raya con las chicas de la mamma. Esa maldita bruja era un pez gordo de la ciudad, además de haber sido algo así como una figura materna para mí, pues me crió y mantuvo con vida entre las cuatro paredes de ese local hasta los dieciocho. Jamás diría que la quería, pero al menos, la respetaba y acudiría a su llamada cada vez que esta requiriese de mis servicios. Ya que, así funcionaba todo aquello, contraías deudas para luego saldarlas. Y de esa manera, comenzó mi deuda con Bastian y Niccolo.   Unos meses más tarde, en medio de un trabajo de lo más común, encontramos a una niña en medio de los cientos charcos de sangre. Un cabeza de familia nos había ordenado acabar con una banda que había comenzado a hacer negocio en territorio prohibido, y como siempre, nos habíamos quedado un poco a registrar el área en busca de objetos de valor. Esta se hallaba completamente desnuda y se cubría un ojo sangrante con una de sus pequeñas manos. Esos cabrones habían abusado de ella hasta destrozarla. Sin pensarlo demasiado, me giré hacia el tipo que Bastian y Niccolo estaban interrogando de manera pacífica, y le vacié el cargador en aquel lugar que se encontraba en medio de sus dos piernas. Lo último que recuerdo, fue que me quité la ropa para cubrir a esa cría, a la que más tarde adoptaría y le daría el nombre de Larissa.   Larissa era una mocosa de trece años que no había soltado prenda desde que la rescatamos hace un par de años de la mano de esos degenerados. Legalmente, era hija mía y, por tanto, tenía mi apellido. Sin embargo, nunca había desarrollado ningún tipo de instinto maternal hacia ella. De hecho, su presencia me desagradaba tanto que a duras penas podía pasar más de cinco minutos en la misma habitación que ella. Tan sólo me encargaba de salvarle el culo, ya que, nos acompañaba a todos los trabajos que nos daban los altos mandos de la mafia. En cambio, sí que había alguien que se hacía cargo de ella en más sentidos. Niccolo se había pegado a Larissa como una lapa desde el primer día que llegó a nuestras vidas. Fue quien le enseñó a leer y quien pasaba largas horas jugando con ella. Me tranquilizaba saber que ese amarillo era algo así como su hermano mayor. Por lo que tenía entendido, la muy malcriada sí que se comunicaba con él, a pesar de nunca haberlo hecho con Bastian o conmigo. —Dale un tiempo —dijo el pelirrojo, en un penoso intento por calmarme — aún es pronto para que pueda hablar con nosotros… —Esbozó una sonrisa burlona mirando a Niccolo y a Larissa, quienes se encontraban jugando a las damas en un rincón de la habitación — O más bien, con el resto del mundo. —Ya han pasado dos años, que espabile de una maldita vez —espeté sin admisión de réplicas —. O yo misma le haré cantar el puto himno nacional. Larissa se giró al escuchar aquellas últimas palabras, pero no emitió sonido alguno o siquiera torció la expresión impasible de su pequeño rostro. Niccolo no era demasiado distinto de la mocosa. Más bien diría que esos dos eran una jodida copia el uno del otro. Ese asiático era callado pero eficiente. Antes de que yo hubiera desenfundado, ese capullo ya se había ventilado a la mitad de los enemigos. Al principio, fue difícil adaptarme a su eterno silencio, pero con el tiempo, entendí que muchas veces era mejor no abrir la maldita boca. Sin embargo, Bastian era todo lo contrario. Era un tipo ruidoso y un completo sin vergüenza. Su careto ya me sonaba cuando nos conocimos en aquel callejón hace un par de años, sabía que lo había visto hacer negocios dentro del burdel. Al parecer, tenía un buen trato con la mamma y la mamma, a su vez, sentía cierto aprecio por ese jodido granuja. Por mi parte, prefería mantenerme al margen de lo que hicieran esos dos. Nunca estuve de acuerdo con mover droga, y sabía lo que mamma había empezado a inyectar a sus chicas para que estas se mostraran más cordiales con los clientes. Debido a eso, nunca pude mantener una relación pacífica con Bastian. Sobre todo, cuando lo pillaba mirándome el culo con su mandíbula rozando, prácticamente, el suelo. Pero todos esos problemas no existían con Niccolo, él ni siquiera me daba los buenos días. Sólo me miraba a los ojos cuando me encontraba encima suya, cabalgándolo como a una bestia salvaje. Si Bastian supiera de esto se sorprendería tanto que dejaría de hablar para siempre. Y si lo pensaba con perspectiva, no me parecía tan mala idea. Pero desde hace unos meses, Niccolo y yo no nos habíamos vuelto a acercar, ni siquiera para observar la noche en silencio. Y, en cierto modo, lo agradecía. Nada de lo que naciera de esa relación podría ser bueno. Estaba tan claro la clase de personas que éramos, que jamás nos habíamos preguntado por qué hacíamos aquello ni a que nos conduciría. Porque no nos conduciría a nada. Porque los tipos como nosotros no podían amar ni ser amados.   Hola!! Espero, de corazón, que os haya gustado el capítulo, aunque sólo haya sido una introducción para explicar un poco el contexto de la historia y de los personajes. Nos vemos por aquí <3    
    • rotten.girl
      (Sims 4) Legacy D'angelo
      D’ANGELO LEGACY ALTERNATIVO       ¡Hola! Estoy a punto de dar comienzo a un proyecto muy emocionante y en el que he trabajado bastante para tratarse de un simple legacy, pero espero que lo disfrutéis de todas formas. Antes que nada, me gustaría aclarar que me he tomado muchas licencias en cuanto al sistema de normas y lo he modificado un poco (bastante) a mi gusto. Sé que habrá personas a las que esto no les agrade demasiado, pero llevo algo más de diez años jugando a los sims, y a este desafío en concreto, y me apetecía probar algo diferente. No será tanto una partida al uso sino más bien una forma de contar una historia. Sin embargo, me gustaría que participarais votando en algunas decisiones importantes que afectan a la trama. Eso es todo, os espero por aquí <33
        ADVERTENCIA DE CONTENIDO +18 Violencia, lenguaje vulgar, escenas de contenido sexual, temas sensibles (abuso sexual, autolesión, suicidio), consumo de sustancias tóxicas, relaciones románticas entre personajes entre los que hay una gran diferencia de edad, etc.     Leyes de sucesión: LEY DEL GÉNERO Igualdad LEY DEL LINAJE Tradicional LEY DEL HEREDERO Democracia (y en caso de que no haya una elección clara, aleatorio). LEY DE LA ESPECIE Xenofobia.   Reglas: -En este caso, no habrá un fundador ya determinado, sino que se podrá elegir entre dos opciones: Evelyn y Larissa. Podéis votar en los comentarios quién queréis que sea la que de vida a las siguiente diez generaciones. Pero hasta que haya una elección clara, narrará Evelyn, ya que, fue a quién elegí de fundadora de primeras. -Mis sims no empezarán en un solar vacío con 0 simoleones, sino en una casa construida y con 1 800 simoleones. Tendrán libertad para mudarse si quieren, pero lo más probable es que no lo hagan. -Pueden añadirse a la unidad doméstica personas que no sean los cónyuges, pero estas no aportarán dinero. -Nada de trucos de dinero ni mods que aporten ventaja a mis sims, a excepción del mod Extreme Violence, el cuál tendrá un papel fundamental en este legacy. -Los rasgos y aspiraciones serán aleatorios.     Árbol Genealógico (en construcción) Spoiler     Personajes Evelyn D'angelo   Bastian Marini   Niccolo Watanabe   Larissa D'angelo   Álbum familiar Spoiler                                                  
    • Garfielz
      Legacy Masterson (Capitulo 119.- Mirna y Edward)
      Capitulo 119.- Mirna y Edward Mirna Reizábal, la nueva inquilina de casa Masterson tras aceptar la invitación de Edward de trasladarse a vivir juntos, es una chica de pelo rubio pajizo...   ... a la que le gusta la música francesa, cuya comida favorita es el helado de frutas y su color preferido, el rosa intenso. Su horóscopo es  Cáncer, y tiene como rasgos ser coqueta, fiestera, amante de los gatos, atlética (lo que le favorecerá en su camino hacia el estrellato en el mundo deportivo) y cleptómana (un defecto sin importancia, pero no descuidéis los bolsos si vais de visita a esta casa)   Su deseo de toda la vida es convertirse en una deportista superestrella.   La nueva pareja, aunque no estén casados, se ha instalado en el dormitorio de Edward porque es suficientemente grande para que quepa sin problemas una cama de matrimonio.     Pero la intención de Justa y Scott es que los prometidos se casen cuanto antes. Así que se programa la boda para el sábado pero justo la noche previa, cae una helada primaveral tardía. No parecen ser las condiciones ideales para el enlace y hay quien propone cambios.     - Vais a tener que hacer la boda a cubierto si no queréis helaros- comenta el fantasma de Thomas a Justa- ¿Y si lo dejáis para el domingo? - Da igual. Quien tenga frio, que se abrigue. Lo importante es que se casen.-le contesta despreocupada la esposa de su nieto.   Al que parece que no le importa nada que haya caído una helada es a Erik, que sale al huerto a jugar con los aspersores entre las hierbas escarchadas. A este chico cualquier día tienen que descongelarlo con el secador de pelo.     Los padres de Edward deciden no dar marcha atrás con los preparativos aunque esté todo cubierto de hielo y haga bastante frio en la calle y envían invitaciones a los amigos y familiares.     Pero al final no hace falta trasladar la ceremonia al interior. Al salir el sol, el hielo se derrite rápidamente y la temperatura es lo suficientemente agradable para poder llevar a cabo la boda en el jardín. Así que Edward y Mirna se ponen sus trajes de boda, se preparan para una boda de exterior.     - Menos mal que ha salido el sol y ha subido la temperatura. Habría sido muy incomodo casarse con este vestido si hubiese hecho frio- comenta Mirna con su escote que deja los hombros descubiertos. - Pues nos habríamos casado con abrigo, que lo importante no es el vestido- responde Edward que después de las decepciones de Liz y Sarah, se habría casado con Mirna aunque hubiese sido en una ceremonia íntima con tal de que no se le escapase como sus anteriores novias.   A la hora, cuando han llegado los invitados, comienzan con la ceremonia de intercambio de anillos y de votos. Primero Edward...   ... y después Mirna.   ... tras lo cual se convierten oficialmente en marido y mujer.   Mientras los invitados estallan en aplausos y lloros bajo el cielo azul.     Los padres parece que están muy orgullosos por el matrimonio de su primogénito y han acogido bien a la nueva habitante de la casa y parte integrante del legacy.     ... y también el resto de invitados, entre los que están la tía Elisabeth en bañador (otra que ha estado jugando con los aspersores), su hijo Henry y su nuera Gillian (que vuelve a estar embarazada) y algunos amigos de Erik (Caridad Huerta y su hermano Russ). También parece que la chica del servicio ha hecho un alto en su trabajo para asistir al enlace.     Después de la ceremonia toca cortar la tarta, que es lo que estaban esperando los invitados...     ... y le toca hacerlo a Eddie.     Cada uno coge una porción y se sientan en las mesas para comer y cotillear.   El novio... bueno, el recién casado, se sienta con su madre, Gillian y Russ Huerta.     - Hija, que rápido vais- le comenta Justa a Gillian- Ya vais por el segundo hijo y yo aun no tengo ni el primer nieto. - Mama, no corras tanto, que nos acabamos de casar- comenta Edward que se ha dado por aludido   Mientras en la mesa de al lado van cotilleando sobre los Masterson-Assange, que no han venido a la boda aunque estaban invitados.     - Como os lo digo, Harold esta intentando casarse con mi hermana Elda- cuchichea Caridad - Es muy pronto-comenta escandalizado Henry- apenas hace unos días que se quedó viudo y ya está intentando volver a casarse... y además con una sim tan joven ¡El es un anciano que cualquier día se lo lleva la Parca! - Se de buena tinta que al día siguiente de que la Parca se hubiese llevado a Katherine el ya estaba intentando ligar con mujeres casadas del pueblo- susurra la chica del servicio para que no le oiga Justa, que se lo había contado en confianza. - Además Rachel y Eliana han dicho que no quieren ver a mi hermana por su casa ni en pintura y se ha tenido que instalar en una casa ella sola-remacha Caridad   Y después de la comida y despellejar adecuadamente a Harold Assange, llega el momento de divertirse con el baile. Mirna parece que ya esta cansada de llevar el vestido de boda y se ha puesto mas cómoda.     Los Masterson están de fiesta hasta muy tarde, mientras lo invitados se van yendo poco a poco... incluso algunos miembros de la familia siguen la fiesta hasta altas horas de la madrugada, pero ya en el interior.     Las fotos de la boda se hacen un hueco en casa de los Masterson...     ... mientras que otras fotos, que ya solo son recuerdos del pasado, son desterradas a la buhardilla.     Ahora que ya están casados Edward y Mirna ¿satisfarán los deseos de Justa y le darán pronto nietos?¿conseguirá encontrar pareja Erik o preferirá pasarse la vida jugando con los aspersores solo?¿estará feliz Garibaldo Masterson-Velilla de tener un hermanito/a?¿se terminarán casando Harold Assange y Elda Huerta? Si queréis saber como evolucionan las vidas de los Masterson y descubrir cuales son los nuevos cotilleos de Appaloosa Plains, seguid atentos a los próximos capítulos de este legacy.  
    • Garfielz
      Legacy Masterson (Capitulo 119.- Mirna y Edward)
      Capitulo 118.- La Feria de Primavera   Una mala noticia sacude los cimientos de la casa de los Masterson al poco de comenzar la primavera. La Parca se ha llevado a Katherine, la hermana mayor de Scott.    Y ya sabéis lo que dice el refrán: "Cuando veas la Parca las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar". Scott se hace consciente que ha comenzado la cuenta atrás y no tardará en seguir los pasos de su hermana.   Así que quiere aprovechar el tiempo que le quede y disfrutar del contacto con la familia.  Con Justa van a visitar a Henry, su sobrino favorito. Y parece que las cosas no le van mal al chico. Los Masterson-Velilla siguen viviendo en la misma casa cutre, pero Gillian ya está esperando un segundo bebé y Henry ha sido ascendido en el trabajo a Operador de Chismes Inútiles, que tiene pinta de ser un puesto muy importante. Por su parte, el pequeño Garibaldo se ha convertido en un infante muy gracioso que no para de corretear por el suelo. Esta vez a Scott y Justa no les han acompañado sus hijos, que estaban muy ocupados con sus cosas. Eddie ha quedado con Mirna... bueno, como casi todos los días. Hoy, aprovechando que está solo en casa, la ha invitado a cenar... unas tortitas que han sobrado de desayunar, recalentadas en el microondas. ¡Que romántico que es este chico! No se como no la ha invitado a comer una pipas en un banco del parque. Aunque lo importante no es la cena en si, sino que se vayan conociendo más a fondo...   
       ... y si, se conocen muy a fondo. Y parece que a Mirna le gusta lo que ha descubierto de Eddie.   Por su parte Erik está en la buhardilla. Hace unos días encontró una vieja casa de muñecas entre los trastos acumulados allí y se ha aficionado a jugar con las muñecas. Tanto que nadie se había dado cuenta que el chico estaba en casa. Los chicos no son los únicos que están en casa, también van vagando por las habitaciones los fantasmas familiares. Como Eva y Vizcaino. Ella se ha desmayado porque ha visto el fantasma de Vizca y el está asqueado de ver el fantasma de Eva... ¡No me seais dramas!¡Que los dos sois fantasmas y además erais matrimonio cuando estabais vivos! Scott, además de disfrutar de su familia en lo poco que le quede de vida, también lo hace de su afición a la jardinería y  se va a arrancar hierbajos aunque llueva a mares. ¡Con dos narices! Si no se lo lleva la Parca será una pulmonía.     Mientras su primogénito disfruta de su primer día de trabajo como socorrista... aunque trabajo hay poco. Con lo que llueve, poca gente se acerca al rio a bañarse. Pero Edward está ahí, al pie del cañón, superprofesional.     Y cuando sale de trabajar, va al gimnasio, que es muy importante para ser socorrista mantenerse en forma.     Y más tarde. como todos los días, toca quedar con Mirna. La chica ya casi es una más de la familia porque pasa más tiempo en casa de los Masterson que en la suya. Además le cae bien a Scott y a Justa, que empiezan a ver más cerca una nueva generación de la familia.     En casa de los Masterson no solo ha ligado Edward, parece que Justa también... aunque no lo haya buscado. Resulta que Harold le ha echado el ojo para sustituir a Katherine.     - ¿Una cita?¿Como que una cita?- exclama sorprendida y asqueada al teléfono Justa- ¡Somos cuñados y estoy casada con el hermano de tu mujer, que se fue con la Parca hace solo unos días!¿No ves que no puede ser? - Es que me siento solo- se oye gimotear al otro lado de la línea a ojos de besugo - Pues búscate a alguien que esté soltera y no sea de la familia- le propone Justa al impresentable de su cuñado intentando no gritar para que no se entere nadie en casa   A la mañana siguiente toda la familia desayuna junta. Incluso Mirna, que parece que se ha quedado a dormir con Eddie... a saber si han dormido mucho o se han pasado toda la noche "conociéndose a fondo"... ejem.     Es el día de la feria de la primavera y todos tienen fiesta en sus trabajos. Edward y Mirna aprovechan para ir a la feria juntos... como no.     Erik prefiere quedarse en casa, aunque su padre consigue que deje la buhardilla y que salga al jardín a jugar con el frisby y disfrutar del buen día que hace.     - Oye, ¿Por qué no vas a la feria? Puede ser divertido-le propone su padre - Es un rollo- dice el chico - Hay comida, competiciones, puedes patinar...-sigue diciendo Scott - ¡QUE DIGO QUE ES UN ROLLO!- le grita su hijo desde la otra punta de jardín por si su padre no se ha enterado que a él no le gustan las ferias   Después de un rato dándole al frisby Erik decide llamar a Caridad, a ver si tiene ganas de jugar a videojuegos y para que su padre deje de darle la vara con la dichosa feria.   Caridad llega en poco rato a casa de los Masterson y se ponen a jugar al último videojuego que se ha comprado Erik.     - Oye Erik  ¿Te apetece ir a la feria de primavera? Hace buen día para estar fuera y puede ser divertido. Hay comida, baile y se puede patinar.- le propone la chica   - Vale. Puede estar bien-acepta el chico.   Mientras Erik y Caridad llegan a la feria, Edward y Mirna se lo han estado pasando bien... pero parece que el joven cree que ha llegado el momento de llevar la relación a otro nivel. Así que se arma de valor  se lanza a la piscina     - Mirna... yo estoy muy bien así como estamos contigo... pero me gustaría que vinieses a vivir a mi casa para ser una pareja y poder estar juntos... más tiempo...-va diciendo mientras está atento a la expresión de la chica, no vaya a ser que le de calabazas - ¡Oh!¡Me encantaría!¡Sería estupendo!- exclama ella muy entusiasmada   Y, sin más que decir, la pareja sella su pacto con un beso en medio de la feria de primavera     Ha sido todo muy fácil quizá porque Mirna se siente sola en este pueblo e integrarse en una familia con mucha gente como los Masterson, es agradable.     La feria de Primavera ha cubierto las expectativas de todos: de Mirna, de Edward... y de Caridad y Erik, que también se lo están pasando muy bien moviendo el esqueleto al ritmo de la música.     Las dos parejas están hasta muy tarde en la feria. Pero al final, cuando ya ha anochecido, se pone a llover y deciden que ha llegado el momento de volver a casa, no vaya a ser que pillen una pulmonía.     Edward y Mirna llegan antes que los adolescentes. Él, envalentonado por lo fácil que ha sido proponerle a Mirna formar pareja y por haberla convencido de trasladarse a casa Masteson, decide dar un paso más, no vaya a ser que este pájaro también se le escape como pasó con Liz y Sarah.    Así que, empapado y chorreando, se pone de rodillas y le pide la mano a Mirna en medio del pasillo...     ... y Mirna acepta encantada. Parece que a la tercera va la vencida.   Por fin parece que Edward ha encontrado a su media naranja para formar una familia y no solo para pasar ratos divertidos pero ¿será la definitiva?¿seguirá la senda de Liz y Sarah y se largará antes de casarse con Edward?¿Caridad y Erik terminaran formando una pareja?¿Scott y Justa verán a sus hijos casados y con algún nieto?¿se mudará Henry con su familia a una casa decente?   La respuesta a estas y muchas otras preguntas que nadie ha hecho, las tendréis en el próximo capitulo del Legacy Masterson.

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