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  1. ¡Buenas a todos! Aquí vengo -una vez más- con una historia. Bueno, ni que llevara veinte escritas lol pero esta va a ser la tercera que hago. La primera sí la acabé y la segunda no pude por que perdí todo lo del juego de Los Sims 3 por problemas con la expansión Aventura en la isla. Podría seguir con la segunda, pero lograr que los sims que había hecho queden iguales -o similares- sería algo difícil, así que no tengo ganas ninguna de intentarlo x) Esta historia se basa en Elizabeth Collins y se desarrolla en Bridgeport, aunque la llamaré de otra forma. No os pongo resumen, ni nada, por que prefiero que descubráis lo que pasa a medida que vayáis leyendo. Aviso: Esta historia puede contener lenguaje obsceno, escenas de sexo, etc. Índice de capítulos: Hyperballad: 1. Piloto. -Te quiero a ti, siempre. -No pienso acabar tu vida por ti . -Ya me estoy muriendo cada segundo estoy más cerca, envejezco... -Así es como debe ser... -Alice dijo que me vio siendo como tú. -Sus visiones cambian según lo que decide la gente. -Y yo ya he decidido... -¿Eso es lo que sueñas? ¿En convertirte en un monstruo? -Sueño con estar contigo para siempre. -Para siempre... ¿y ahora estás preparada? - Sí... ( La besa en el cuello... ) -¿Acaso no te basta con tener una larga y feliz vida conmigo? -Sí... por ahora. Elizabeth puso los ojos en blanco cuando, en la escena final en la que se les ve a solas, él la besa en el cuello negándole ser como él. "¿Acaso no es un vampiro de esos modernos que quieren estar para siempre con su único y verdadero amor?" pensó Elizabeth "Si realmente la quisiera, la convertiría enseguida. Al fin y al cabo, el amor se basa en egoísmo, ¿no? Tú te sientes atraído por una determinada persona por todo lo que es e intentas hacer que la otra persona se sienta igual respecto a ti. Y al final, surge el amor. O lo que sea". Una vez más, Elizabeth puso los ojos en blanco, suspiró y apagó la televisión. Hace unos meses, decidió leer de una vez esa saga de la que todo el mundo hablaba "sobre todo las chicas" se dijo Elizabeth. Fue a la biblioteca, pidió prestado el dichoso libro y sin saber por qué, se lo leyó en dos tardes. "Es cutre con ganas, una historia de amor con vampiros y peleas de por medio, pero nada más" le había dicho a su mejor amiga. Ésta se sintió algo mal por lo que Elizabeth le había dicho, pero no le importó. Elizabeth decía todo lo que pensaba cuando lo pensaba, y aunque le daba más problemas que otra cosa no pensaba cambiar. Sentada en el sofá, miró a la cámara que había sobre la mesa y se acordó que debía ir al día siguiente a hacer una sesión de fotos para una revista de moda que la había contratado. Cuando empezó en ese mundo, se tomaba la molestia de conjuntar perfectamente su ropa con los zapatos, el maquillaje y el peinado, pero ya se había acomodado a ir sencilla: vaqueros, camiseta y zapatillas. De hecho el pelo lo llevaba tal cual le quedaba cuando se le secaba. En ese hilo de pensamiento, Elizabeth se vio interrumpida por el telefonillo de su apartamento. Miró el reloj y se preguntó quién sería. -Elizabeth Lee. -Buenas noches, Beth. -¡John! ¿No volvías el fin de semana? -Yo también me alegro de estar en casa, ¿me dejas subir? -Oh, claro, sube. - pulsó el botón y colgó. "Mierda, ya ha vuelto... no lo esperaba hasta unos días más tarde". John era su... compañero de piso. Vivían juntos hacía un par de años, y todo el mundo asumía que eran pareja, pero lo cierto es que ambos lo negaban. Elizabeth era atractiva para los hombres, y como no tenía una relación con John, algunas noches se divertía con hombres en su habitación. Por su parte, John también tenía sus noches de pasión. Por más que explicaban a la gente que solamente compartían piso para repartirse los gastos y sobrellevar mejor la situación económica la gente no les creía, así que se habían resignado a ignorar los comentarios de sus amigos y familiares. Elizabeth abrió la puerta del apartamento cuando escuchó el ascensor al fondo del pasillo. -Ey, ¿te ayudo? -No, parece más de lo que es. Ya estoy. - John entró y dejó las maletas en su habitación. Silbó por lo bajo y le preguntó: -¿ha pasado por aquí un tornado? -No. Ya sabes que ordenar y limpiar no es mi fuerte. -Ya nos pondremos con ello otro día, yo vengo medio muerto del viaje en tren. Hasta mañana. -Hasta mañana - respondió Elizabeth a la puerta cerrada. Aunque John vivía con ella desde hacía algún tiempo, apenas se conocían. Alguna vez habían comido juntos por ahí, con amigos de él o de ella, y cuando los padres de Elizabeth la visitaban insistían en comer los cuatro juntos. Por suerte John accedía siempre a comer con ellos y se mostraba amable con todos. *** Por la mañana, Elizabeth se despertó dos horas antes de la cita en el estudio para desayunar, prepararse e ir a trabajar. Llevaba un par de semanas mirando revistas, carteles de anuncios y cosas así para inspirarse. Cogió su coche -herencia de su hermana, ella había comprado uno mejor y le había dado ese a ella- y se dirigió al lugar donde trabajaría ese día. En la entrada del estudio habían dos guardias de seguridad, a los que tuvo que mostrar su identificación para que la dejaran pasar "¿pero a quién voy a fotografiar? ¿No se supone que es un simple modelo?". Al entrar estaba alli la persona que le había contratado, Mark. -¡Hola Elizabeth! Llegas pronto, aún están preparando a Dean. -Hola Mark. En lo que le terminan yo voy sacando el equipo y preparando todo, no pasa nada. -Escucha, a pesar de que las fotos sean para una revista de moda, lo importante es él. -Ya, como siempre. No hay problema, lo haré como queréis. -Es bueno oír eso. - en ese momento entró en la sala un hombre alto y bastante pálido. - Elizabeth, este es Dean Miller. -Encantada. - Le dio la mano a Dean y acto seguido se dió la vuelta y se dirigió a su ayudante - Charles, vamos a tener que cambiar ese fondo, es demasiado claro para el modelo. Mark la próxima vez sé más realista con las respuestas que me das, me dijiste que era de tez blanca, no que era completamente pálido. No te ofendas Dean, tienes una piel magnífica. -Gracias, Elizabeth. En cuanto todo estuvo preparado, la sesión empezó. Elizabeth tuvo que ponerle esmero a aquel trabajo, al modelo le reflejaba la luz en la piel y quedaban unas fotos estéticamente horribles. -Dean, ¿no vas a la playa o la piscina? -No puedo, el sol me produce alergia y se me irrita la piel. -Pues vaya putada, Dean. Sobretodo para quienes te fotografiamos... -Elizabeth, es famoso por lo blanquísimo que está, no deberías insinuarle que se broncee. - le dijo Mark muy serio. -Vaya. Bien. A ver cómo sale. Unas horas más tarde, el trabajo estaba terminado y Elizabeth se marchó a casa. Tendría trabajo para un par de días, tenía que arreglar un poco las imágenes desde el ordenador. -Hola John. Uff, a veces la mujer de la casa pareces tú. No es normal cómo cocinas, huele demasiado bien. -Hoy tenemos una receta especial de pasta de mi familia. -John, eso es pasta a la boloñesa. -Pruébala y ya me dirás si crees que es a la boloñesa. - dijo John retirando la silla para que Elizabeth se sentara. Ya terminada la cena, Elizabeth y John estaban en el sofá viendo la tele. -Ahh... que película tan sosa John, cambia de canal. -No es sosa, es una comedia romántica. No es mi género favorito pero hay películas peores Beth. -Lo que tú digas, yo me voy a mi habitación, hasta mañana. -Hasta mañana. - acto seguido John apagó la tele, las luces y se fue a su habitación. Cuando Elizabeth se sentó delante del ordenador, se puso con las fotos del modelo, Dean, pero recordó sin querer a su hermana y decidió ver las fotos que tenía guardadas. Casi todas eran de momentos felices, de fiesta, en algún concierto, viajes, ... en lugar de seguir con eso, descolgó el teléfono y la llamó. -¡Hannah Collins al habla! -Han, soy Beth, ¿qué tal? -¡Beth! Qué sorpresa, yo estoy bien, ¿y tú? -Bien, bien. Me puse a ver fotos nuestras y te echaba de menos, por eso te llamo. -Ay Beth, siempre tan pendiente de mí... ya soy mayor, tonta. Igual que tú. Bueno... tú eres más mayor que yo, ¿eh? Jjajaja. -Mira que eres mala Han... para mi siempre serás la pequeña Hannie que lloraba por todo. -Venga ya Beth. No me gusta que me veas así. Ya soy mayor. -Ya, tienes razón, parezco mamá. -Eh... he conocido un chico, ¿sabes? -Vaya vaya, no pierdes el tiempo Han. Si no lo vas a conservar no me hables de él, siempre me olvido de tus ligues. -Yo también. Pero éste parece especial. Llevamos ya un par de meses y no ha huido al verme cantando y tocando la guitarra. -Jajaja, oh por favor, éste se merece un tiempo extra por aguantarte cantando. -Muy graciosa Beth. Tengo que dejarte viene a mi casa en diez minutos y aún no he terminado con mi pelo. -Ve, ve, que luego te haces esperar, te conozco. Hasta otra Han. -Nos vemos pronto, a ver si me paso por la gran ciudad y te acoso un poco. Adióoos. Elizabeth colgó y se puso de nuevo con el trabajo. "Esta hermana mía está demasiado loca..." Las fotos de Dean habían quedado bien, pero tuvo que tocar un poco las imagenes para que no reflejara la luz en la piel. *** Elizabeth se despertó sobre la cama, y no recordaba cuándo pasó del escritorio allí. Era cerca del medio día y al haber dormido demasiado tenía más sueño de lo normal. Volvió a ponerse manos a la obra, y en plena edición Mark se conectó a Skype y le habló. Mark: Hola Elizabeth, ¿cómo vas con las fotos? Elizabeth: Estoy en ello, relájate. Me dijiste que tenía dos días y hoy es el primero, me queda mañana también. Mark: Es cierto, pero si acabeses antes sería genial Los de la redacción quieren montar en cuanto puedan el artículo y los carteles de propaganda. Elizabeth: Haré lo que pueda, pero no te ilusiones. Si lo quieres antes págame más y me lo pienso. Mark: Te subimos la paga un veinte por ciento si acabas para esta noche Beth. Elizabeth: Cuenta con ello. Voy al lío, adiós. Mark: Adiós. Elizabeth llevaba casi dos horas con las fotos de Dean, y estaba acabando. Desde su habitación podía oir a John en su habitación: se había duchado. Le escuchó salir de su cuarto, encender la radio, trastear por la cocina y... se le apagó el ordenador. -¡John! ¡Sabes que no puedes encender tantas cosas! ¡Este piso es antiguo y no lo aguanta! -¿Qué pasó Beth? -¡Estaba acabando un trabajo para esta noche, ya lo tenía, y ahora tengo que volver a empezar! -Beth, no sabía que estabas liada con eso, yo siempre te aviso ya lo sabes. -¡Déjalo! Cocina sin radio, necesito algo de electricidad aquí dentro. Estoy harta de este piso viejo, en cuanto pueda me busco algo mejor. - cerró su puerta de un golpe y dejó a John con los ojos como platos.

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