Historia finalizada Hotel San Agustín (Cap.Especial Despedida) 05/09 FINAL

1 abr 2015

Woow que cosas han pasado XD se ve genial la historia en LS4 aunque para serte sincera me gustan mas los LS3, pero mas por la jugabilidad que por otra cosa, espero que sigas pronto n.n

6 jun 2015

Hola a todos, el Capítulo 7 estará disponible muy pronto, esta vez de verdad, gracias a todos los que habéis leido la historia y espero que sigáis ahí en lo que queda.

P.D.: El cambio a Sims 4 has sido obligatorio debido a mi PC

Editado 6 jun 2015 por Roberw

3.915 · 7 jun 2015

Me alegra que la continúes. Tendré que volver a leer el último capítulo pues no recuerdo absolutamente nada de lo que pasó en él.

7 jun 2015

Me alegra que la continúes. Tendré que volver a leer el último capítulo pues no recuerdo absolutamente nada de lo que pasó en él.

Jajaja creo que voy a tener que hacer un resumen de lo que llevamos no?

3.915 · 8 jun 2015

Quizás no sea mala idea para los nuevos. Yo me acuerdo muy bien de todo hasta los dos o tres últimos capítulos.

12 jun 2015

Muy poco queda para la llegada del nuevo capítulo, os lo prometo, además tengo muchas ganas de terminarlo, pero antes, como la historia lleva mucho tiempo parada os traigo un resumen especial con todo lo que ha pasado por ahora en torno al Hotel San Agustín.

Capítulo 1: San Agustín

Thomas y Robert llegan a Torres del Río, ante la estupefacción de los vecinos que asombrados ven como llegan extranjeros al pueblo.

Lo primero que hacen los nuevos visitantes es ir al ayuntamiento a reunirse con el Alcalde, el objetivo de su visita es la adquisición del antiguo convento del pueblo y abrir en él un hotel, ante la imposibilidad de visitar el complejo en ese momento, quedan para ir a visitarlo al día siguiente.

Por otro lado, la vida de los vecinos sigue su ritmo, como la discusión a gritos que mantienen Remedios y Mateo en plena calle ya que el chico sólo se acuerda de su novia de vez en cuando.

Thomas y Robert abandonan el ayuntamiento y se dirigen al bar del pueblo, allí conocen a Carmen y su familia, que desde el primer momento hacen buenas migas con ellos.

María, la hija del Alcalde lo sorprende intimando con su secretaria e indignada discute con su padre una vez que este llega a su casa.

Finalmente Mateo y Remedios hacen las paces en un encuentro que tienen en la Plaza de San Agustín.

Los dos extranjeros no tienen otro lugar donde dormir que no sea la casa del Cura, y allí se dirigen no sin antes echar una mirada hacia su futuro Hotel.

Capítulo 2: El Convento

Thomas y Robert van a casa del cura y este, amigablemente, les enseña la habitación en la que dormirán esa noche.

A la mañana siguiente, el Padre Juan pone las cartas sobre la mesa y les exige que abandonen la idea de adquirir el convento.

Ante la negativa de los americanos, el sacerdote les echa de su casa. Tras visitar el bar y dejar allí el equipaje al cuidado de Carmen, los dos amigos salen al encuentro del Alcalde y de su secretaria con los que acceden al interior del futuro Hotel ante la curiosa mirada de todos los pueblerinos.

Los cuatro visitan las instalaciones del antiguo convento ante lo que Thomas queda maravillado, cerrando la compra del lugar en ese mismo instante.

Al salir del lugar, el Padre Juan los advierte del error que acaban de cometer comprando aquel lugar diciéndoles que la cosa no va a quedar así.

Cuando se marcha, Thomas decide visitar la biblioteca del pueblo, donde conoce a María, la hija del Alcalde quien le ayuda a comprender algo más la historia del pueblo y sus costumbres.

Por su parte Robert da un paseo por el pueblo y encuentra a Remedios al borde del llanto; al parecer Mateo no ha aparecido a la cita que tenían, Robert intenta consolarla cuando aparece el policía del pueblo, quién comienza a insultar al americano.

Remedios intercede por el extranjero y tras que Felipe los deje tranquilo llega a un acuerdo con Robert por el cuál él la enseñará a leer y escribir.

Thomas y Robert vuelven al bar donde tras hablar con Carmen, esta los invita a pasar la noche en el interior del local ya que se han quedado sin lugar para dormir.

Capítulo 3: Accidente

Thomas despierta en mitad de la noche, sale del bar a la plaza y allí se encuentra con María, quien tampoco puede dormir, ambos se sientan y conversan amigablemente hasta que esta decide volver a su casa.

Es entonces cuando aparece Carmen, con un par de tazas de té en las manos. Ambos charlan también y ríen de las ocurrencias de Carmen, hasta que esta se lanza a los labios del inglés, luego sale corriendo.

En el bar, José se ofrece para ser el encargado de la obra de rehabilitación del hotel, y los americanos aceptan de buen grado que José les eche una mano.

Las obras comienzan con normalidad y ante la atenta mirada de los vecinos, algunos de los cuales, comienzan a acercarse a Thomas, que supervisa la obra, para pedirle empleo en el futuro hotel.

Muy cabreado, el Padre Juan sale en busca de Thomas pero en el Convento solo encuentra a José limpiando la barandilla del segundo piso. Juan discute acaloradamente con el padre de Carmen por estar ayudando a los extranjeros para luego marcharse.

Por otro lado, Thomas, Robert y Carmen charlan fuera del futuro hotel cuando oyen un grito desgarrador y un fuerte golpe. José ha caído desde donde estaba trabajando, entre todos los trabajadores lo trasladan corriendo a la residencia del médico del pueblo.

El Doctor certifica que José ha entrado en coma y Thomas le dice que él se hará cargo de todos los gastos que suponga la recuperación del padre de Carmen.

Capítulo 4: Tres semanas después

Las obras del hotel están acabadas, el ajetreo en su interior es notorio. Por su parte María organiza libros en el interior de la biblioteca. El Padre Juan limpia el interior de la Parroquia que desde hace unos días se llueve. Sara discute nuevamente con su marido Felipe por los ruidos que provocan en el interior del Hotel. Inma y el Alcalde discuten en el despacho de este; Ignacio le pide que abandone el pueblo antes de que la gente se percate de su estado. Carmen atiende el bar del pueblo mientras su madre se hace cargo del cuidado de su padre.

En el interior del Hotel, los trabajadores reciben órdenes de Robert antes de la llegada de los primeros inquilinos, a los que Thomas ha ido a recoger a la Estación de la Ciudad.

Allí recibe a su Madre, a su hermana Susane, a su hermano Andrew y a la prometida de este, Emma. Al llegar al hotel estos se instalan en sus respectivas habitaciones y Mateo, que ha sido contratado como botones, comienza a flirtear con Susane.

Los nervios por la inminente apertura del hotel se nota en cada uno de los empleados, especialmente entre uno de ellos, Antonio y Miguel, el sastre, entre los que hay un cruce de palabras.

Remedios está muy insistente con las clases que Robert le prometió, aunque este ya le ha dicho que no es momento para comenzar a darlas.

El Padre Juan también aparece en el hotel, buscando a Thomas, a quien acusa de ser el culpable de las "inundaciones" de la Iglesia, Thomas niega que eso pueda ser problema de su Hotel y le pide al cura que se marche.

El Padre Juan vuelve a su casa, y sentada en la puerta se encuentra Inma, necesita desahogarse con alguien y no se le ha ocurrido otra persona.

José despierta del coma y Carmen sale corriendo para avisar a Thomas del despertar de su padre.

Sara vuelve a quejarse del ruido que provocan los inquilinos del hotel, su marido intenta coquetear con ella, pero ella irritada comienza a discutir con él.

Mateo sale de trabajar pero antes de abandonar el hotel se encuentra con Susane y dialogan cariñosamente.

De pronto un grito proveniente de la alacena, resuena en todo el Hotel.

Capítulo 5: La inauguración.

Robert llega al lugar de dónde provenía el grito, allí estaba Remedios, temblando y de rodillas en el suelo, entre él y Mateo logran sacarla de allí y la llevan al recibidor.

Ella solo puede decir que ha visto una sombra. Los rumores sobre fantasmas se extienden rápidamente entre los empleados y pronto salen a las calles del pueblo. Sara tarda poco tiempo en comentarlo a viva voz en el almacén del pueblo.

Mientras que en cada rincón del pueblo no se hablaba de otra cosa, comenzaron a llegar los primeros invitados a la inauguración del hotel: condes, duques y marqueses de varios lugares del País.

Entre tanto ajetreo de invitados y celebraciones, Thomas logró encontrar un hueco para visitar a José y aprovechar para ver a Carmen, para insistirle en que debía de ir a la inauguración.

En la Iglesia, Inma charla con el Padre Juan tras encenderle una vela a una imagen de la Virgen, no piensa quedarse de brazos cruzados mientras Ignacio le da la espalda.

Al caer la noche, llega la esperada inauguración del Hotel. Todo el pueblo está invitado a la celebración.

Tras el breve discurso de Thomas, la fiesta transcurre con total normalidad entre risas, charlas y comentarios de todos los allí presentes. Se encadenan conversaciones entre Emma y Robert, Thomas y Andrew, Susane y la Señora Edwing, Emma y Andrew, miradas entre Antonio y Miguel, Ignacio y María, etc.

De pronto aparece Carmen y Thomas no tarda en darle la bienvenida. Una vez da comienzo el baile, las conversaciones se centran en las parejas que bailan en la pista.

Entre la multitud aparece entonces Inma con un vestido que deja ver la barriga que empieza a crecerle, el Alcalde sale a su encuentro y consigue llevarla afuera, su hija los ve y sale a buscarlos, quedándose sorprendida con el contenido de la conversación de ambos y decide ayudar a Inma.

La fiesta acaba con Remedios y Carmen bailando por bulerías al compás de la guitarra que toca Antonio, por primera vez parece que las cosas comienzan a funcionar.

Con la fiesta ya acabada la gente comienza a irse a sus casas o a sus habitaciones del Hotel. Antonio lleva restos de comida de la fiesta a la cocina, Miguel lo persigue hasta allí y entonces Antonio besa a Miguel.

Mateo acompaña a Susane, quien tras descartar la relación que hubo entre este y Remedios se lanza a los labios del muchacho.

Andrew y Emma también vuelven a la habitación, cuando de repente un fuerte dolor le sacude el estómago.

Robert vuelve a su habitación cuando Remedios lo para y se sincera con él, cree que se ha enamorado, Robert le da un beso en la frente y le dice que no puede ser.

En el salón de celebraciones del Hotel, Thomas y Carmen charlan entre ellos cuando por fin se besan. Thomas se siente mal por Lucy y Carmen le pregunta quién es Lucy.

Capítulo 6: Lucy

El Capítulo 6 es un capítulo muy especial ya que se centra en la vida anterior de Thomas y su familia desde su infancia hasta poco antes de su llegada al pueblo, especialmente centrándose en su historia de amor con Lucy, es ciertamente recomendable leer la historia completa ya que es dificil de resumir

Regresando a la trama central, el Doctor Guillermo visita a Emma y la emplaza a que acuda al día siguiente a su consulta, no parece nada grave.

Por su parte, Felipe y Sara discuten acaloradamente y este último le pide el divorcio.

Si os ha sabido a poco, aquí os dejo los enlaces a todos los capítulos.

San Agustín

El Convento

Accidente

Tres semanas después

La Inauguración

Lucy

Y para que no os aburrais os dejo una imagen más del Capítulo 7, que se titula "Sombras"

3.915 · 12 jun 2015

Has hecho un resumen excepcional. Me ha gustado mucho porque está todo lo importante que ha pasado y muy claro para los que no han leído la historia.

22 jun 2015

Por fin os puedo traer la continuación de Hotel San Agustín, comienza la etapa final de la serie, y aquí os traigo el Séptimo Capítulo.

Capítulo VII: Más sombras

El Padre Juan entra un nuevo día a la Parroquia cuando escucha ruidos en el interior de su despacho, asustado grita:

_ ¿Hay alguien ahí?

Por respuesta se oye más ruido y la puerta se abre:

_ Padre, lo estaba buscando._ Sara sale apresurada del despacho del cura y se acerca a él rápidamente.

_ Joder Sara, que susto me has pegado.

_ Lo lamento mucho Padre, no era mi intención.

_ Pero, ¿Cómo has entrado?

_ ¿Recuerda la llave que me dio para emergencias?

_ Si, la que era solo para situaciones de extrema gravedad y que no debías utilizar bajo ningún otro concepto.

_ Esa misma.

_ Y bien, ¿qué se está quemando?

_ Mi corazón Padre.

_ ¿Cómo?

_ Padre, mi marido... mi marido me ha pedido el divorcio.

_ ¿Qué?

_ Lo que oye Padre, anoche volvimos de la fiesta de inauguración del antro que han abierto los ingleses, y la verdad es que la cosa sea dicha, ha quedado precioso.

_ Ya...

_ En fin, que volvimos de la fiesta y yo le tuve que decir cuatro verdades Padre, porque me ninguneó durante toda la fiesta, todo el tiempo charlando con sus amigotes y con la pelandusca de Eugenia esa, la madre soltera. Así le ha salido el niño, un engreído y un mujeriego, si de tal palo tal astilla... tiene narices el Mateito...

_ Por favor Sara, abrevia.

_ Pues lo que le iba diciendo Padre, que intercambié un par de opiniones con él porque no me había hecho caso en toda la noche y el patán insensible me atacó diciéndome que ya estaba cansado de mi, que no me soportaba más y que quería el divorcio.

_ Pero hija... tu sabes que eso es pecado mortal, y además, el divorcio ahora mismo en este país no está permitido...

_ Padre, pero él me ha echado esta mañana de casa, vengo casi con lo puesto solamente, en el despacho he dejado una bolsa con mis cosas, las pocas que me ha dejado sacar...

_ Tú no te preocupes, este se las va a tener que ver conmigo, pero esperemos que llege el pleno municipal, no tengo cuerpo para tener tantos frentes abiertos. Mientras te puedes quedar en mi casa, así le haces compañía a Inmaculada.

_ ¿Qué? ¿Que la fulana del Alcalde está viviendo en su casa?

_ Hija mía, es otra refugiada como tú, ya te contaré cuando tenga un momento...

Inma fue la última en entrar en el despacho del Alcalde; María e Ignacio la esperaban allí sentados, muy serios. No esperó a que nadie le ofreciera asiento, simplemente se sentó y esperó a que su antiguo jefe abriera la boca:

_ Bien, tenemos que llegar a un acuerdo, yo me comprometo a buscarte una casa en la Capital, y cada mes bajaré hasta allí para entregarte unas... 100 pesetas

_ Pero yo no me quiero ir de este pueblo.

_ Vamos a ver, Inma, bonita, si tú no eres de este pueblo._ respondió el Alcalde.

_ Ya, pero aquí he sido muy bien acogida y no me apetece irme, me gusta la tranquilidad que se respira aquí y la familiaridad de los vecinos.

_ Por eso mismo, no puedes quedarte aquí.

_ Pero ¿por qué? ¿Por qué tu lo digas?_ replicó gritando Inma, entre asustada y enfadada.

_ Pues sí, porque yo soy el Alcalde de Torres del Río, y no pienso dejar que tú, una simple niñata, me hunda mi carrera.

_ Padre... creo que se está usted pasando._ la hija del Alcalde habría por primera vez la boca en toda la reunión.

_ No María, esta niña vino aquí buscando dinero y no ha parado hasta conseguir una paga para toda la vida.

_ ¡Está usted muy equivocado! Yo solo quería un trabajo, que usted me ofreció imagino que basándose en mis dos grandes cualidades._ dijo señalando su pecho._ y luego no paró hasta que consiguió embaucarme, y ahora me da la patada tan tranquilo como el que se deshace de una blusa vieja. ¡Qué yo tengo sentimientos! y que esto que llevo en mi vientre es también hijo suyo...

_ Eso habrá que verlo... porque sabrá Dios a cuantos más como yo habrás engañado.

_ ¡Esto es el colmo!¡Encima me llama puta!._ y diciendo esto, la antigua secretaria se levantó y salió de la habitación dando un fuerte portazo.

_ Usted siempre igual Padre... ¡Inma espera!_ gritó María mientras iba tras ella, alcanzándola justo antes de que esta llegara a las escaleras.

_ Por favor Inma, no se lo tengas tan en cuenta, no te preocupes que yo te prometo que te pasaré dinero para mantener al bebé.

_ No quiero vuestro dinero, María, sólo quiero que este hijo que llevo en mi vientre tenga un padre...

_ Veré lo que puedo hacer. Hablaré con él, le haré entrar en razón...

_ Bueno, haz lo que puedas querida, yo me marcho que me encuentro algo mareada.

_ De acuerdo, ten cuidado al bajar.

Como si hubiera estado esperando a que su ex pareja se fuera, Ignacio abandonó su despacho y se acercó a su hija:

_ Muchas gracias hija.

_ Me parece que no estás actuando bien Padre...

_ No me digas lo que tengo que hacer...

_ Está bien...

_ Por cierto, ve vaciando de libros la biblioteca y tráelos aquí a la habitación que tenemos de almacén, he vendido ese edificio también.

_ ¿Cómo?

_ Si, el Marqués de Vallesco estaba muy interesado en adquirir una propiedad en nuestro pueblo y me pareció una buena idea darle una utilidad a ese edificio...

_ ¿Una utilidad? Padre ese edificio es mi vida, la biblioteca hace un bien cultural para todo el Pueblo.

_ Cariño, las tres cuartas partes de nuestra población es analfabeta, y el resto, simplemente pasamos de leer. A las únicas personas que he visto entrar en ese edificio en el último año es a ti y al americano rubio.

_ Esto no va a quedar así Padre, todavía está usted a tiempo de cambiar de opinión, o no sólo perderá una biblioteca, también perderá una hija._ y diciendo esto dio media vuelta y bajó las escaleras dejando a su padre sólo.

En el Hotel, Jacinta arreglaba una de las habitaciones que esa misma mañana habían dejado libre cuando su hijo, Agustín entró entre tímido y asustado al interior del dormitorio.

_ ¿Qué te pasa Agus? ¿Te encuentras bien?

_ No mucho Madre.

_ Ven sientate, ¿Qué te pasa? ¿Te encuentras mal? ¿Tienes fiebre?

_ No, no es eso Madre.

_ Entonces ¿Qué te pasa? Me estás asustando.

_ Es que verás... yo... yo he visto algo raro...

_ ¿Algo raro hijo? Explícate corazón que no tengo toda la mañana.

_ Pues verás Madre, yo venía del comedor cuando he pasado por al lado de las escaleras que suben al piso de arriba y he visto una cosa...

_ ¿Una cosa?

_ Una sombra.

_ ¿Una sombra Agustín? ¿Y eso es raro? Sería de tu padre o de algún compañero, niño, o incluso de alguno de los señoritos.

_ No Madre, no eran de nadie de los que tú dices.

_¿Y cómo estás tan seguro?

_ Porque la sombra no tenía cuerpo Madre.

_ ¿Cómo que no tenía cuerpo niño? ¿Para que exista una sombra tiene que haber algo que de esa sombra no?

_ Pues esta vez no Madre, por eso me parece tan raro, la sombra subía sola las escaleras, te lo prometo.

Entonces Jacinta se dio cuenta que su hijo no estaba bromeando, había sido testigo de algo extraño, tal vez parecido a lo que le pasó a Remedios el día anterior, aunque él se lo había tomado de otra forma, tenía que contárselo a Thomas lo antes posible.

_ Tú no te preocupes Agus, que eso seguro que fue alguien gastándote una broma.

_¿Una broma? ¿Tú crees?

_ Pues claro, Mateo es muy bromista y seguro que ha querido pegarte un susto.

_ Es verdad, seguro que ha sido Mateo, gracias Madre._ y dándole un beso salío corriendo de la habitación.

Pero Mateo no estaba de bromas en ese momento, es más, acababa de terminar de fregar los platos del desayuno cuando saliendo de la cocina se encontró con Susane, sentada en el patio central muy tranquila, con la cabeza quizás a miles de kilómetros. Estaba guapísima, no sabía lo que tenía aquella inglesa pero sí sabía que había algo en ella que no había encontrado en ninguna otra muchacha del lugar. Se acercó hacia ella y se sentó a su lado en el banco.

_ Buenos días mi lady, ¿Ha dormido usted bien?

_Que zalamero eres Mateo...

_ ¿Zalamero? Yo diría más bien que soy un chico educado.

_ Ya claro, y por qué no le has dicho eso mismo esta mañana a la Duquesa de Barrancos.

_ Esto... bueno, porque ya entre nosotros hay más confianza y...

_ ¡Qué es broma Mateo!_ rompió a reír la pequeña de los Edwing.

_ Ya te vale Susane, ya me había asustado.

_ Pues deberías de asustarte Mateo..._ Thomas acababa de llegar y se había encontrado a su hermana menor tonteando con uno de sus empleados._ ¡Susane! ¿Qué crees que estas haciendo?

_ Estaba... charlando un poco con Mateo.

_ Eso ya lo veo, ya puedes irte a tu habitación o donde sea, pero que no te vuelva yo a ver coqueteando con nadie.

_ Si, hermano._ y diciendo esto se levantó del asiento y se marchó hacia la entrada del Hotel.

_ ¿Y tú? ¿Qué te crees que estás haciendo?_ Thomas se dirigía ahora al más joven de sus empleados._ Que sea la última vez que te veo intercambiando más palabras de las necesarias con mi hermana Mateo, o estarás despedido.

_ No por favor, le prometo que no volverá a ocurrir.

_ Eso espero... Ahora vete a hacer lo que tengas que hacer.

_ Sí señor._ y diciendo esto salió casi corriendo hacia la cocina.

De muy mal humor abandonaba María el ayuntamiento topándose en ese momento con el Marqués de Vallesco. Este, sin conocer el estado de ánimo de la hija del Alcalde la saludo amigablemente:

_ Buenos días María, me acaba de alegrar la mañana ver que sigues tan sumamente guapa como anoche.

_ ¿Encima con sorna no Marqués?

_ ¿Disculpa?

_ Ni disculpas ni disculpo, me parece sumamente rastrero tu juego Señor Don Dinero.

_ No sé de qué me estás hablando bonita, y me estas empezando a enojar.

_ No te hagas ahora el ofendido Marcos, has comprado el edificio de la biblioteca.

_ Pues sí, tu padre me lo propuso y la verdad que es un inmueble de alta categoría y en una muy buena ubicación.

_ ¿Y ya está?

_ ¿Qué más quieres que te diga?

_ Pues no lo sé, unas disculpas por lo menos, me acabas de dejar sin trabajo, sin mi pasión, sin mi mundo, y llegas ahora tan tranquilo, diciéndome ñoñerías con tus malas artes.

_ Te prometo que ignoraba que tuvieras ese sentimiento tuyo hacia los libros, pero no te preocupes, si te casas conmigo, te enseñaré la gran biblioteca que tiene mi familia en la finca de Jerez, seguro que te encantará.

_ ¿Cómo dices? Ni en tus mejores sueños me verás casándome contigo.

_ No estés tan segura cariño.

_ Definitivamente has perdido la cabeza._ y diciendo esto, María se alejó a paso firme dirección a la que aún era su biblioteca.

Remedios había aprovechado un rato que tenía libre y se había acercado al bar de su familia. Su tía estaba atendiendo ese día la barra mientras su tío le daba charla sentado en un taburete.

_ Hola tata, hola tito.

_ Hola niña, ¿Cómo andas?_ le preguntó alegre su tía.

_ Pues como siempre tata, ajetreados un poco en el Hotel.

_ Es normal mi niña, sobre todo con la gran celebración de anoche ¿no? No se habla de otra cosa en el pueblo.

_ Si la verdad que hasta yo que estaba trabajando me lo pasé bien. Por cierto, la prima ¿Dónde está?

_ Está ahí dentro cariño, en la cocina, entra a saludarla anda.

_ Sí, eso voy a hacer, hasta ahora titos._ dijo Remedios a la vez que cruzaba la puerta y lograba deshacerse de los cotilleos de su tía. Carmen se encontraba en la cocina, como así le habían dicho._ Hola prima.

_ Ah, hola Remedios, no te había escuchado llegar.

_ Pues llevo ya un rato en el bar, tu madre no me dejaba de hablar.

_ Que me vas a contar.

_ Pues eso..._ sonrió la más joven de las dos._ oye prima, ¿puedo hacerte una pregunta?

_ Claro niña, para eso estamos, cuéntame, ¿Qué te pasa?

_ Verás, hay una persona que me gusta, pero yo no estoy tan segura de que le guste a él y...

_ No hace falta que digas más Remedios, todo el pueblo sabe de tu romance con el niño de la Eugenia, con el Mateo, es un buen muchacho, aunque no sé, yo lo veo...

_ Lo de Mateo ya se acabó prima._ le cortó Remedios.

_ Ah, ¿entonces?

_ Entonces creo que me he enamorado de Robert.

_ ¿De Robert?

_ Sí, ya sabes, el negrito, el inglés que vino con Thomas.

_ Si, si, si se quien es Robert pero... te saca por lo menos diez años Remedios, ¿tú estás loca?

_ Ya lo sé Carmen, pero es que, no sé, es tan atento, tan simpático, tiene una sonrisa que me encanta y esos ojos...

_ De verdad prima, has crecido demasiado rápido, estas coladita por él.

_ Pues es lo que llevo diciéndote desde que he llegado a esta cocina... Pero...

_ Pero ¿qué?

_ Pues que no sé, ayer le dije lo que sentía por él, y solamente me dio un beso en la frente y me dijo que era imposible, y no sé qué hacer.

_ Prima, está feo que yo te diga estas cosas porque soy tu prima mayor y debería de ser una buena influencia para ti, pero me das pena.

_ Hombre, pena...

_ Si, pena._ sonrió Carmen._ Y por eso te voy a dar un par de consejos: El primero, que no vayas detrás de él, deja que él sea quien te busque, no te preocupes, lo va a hacer, tu ya has lanzado el anzuelo, y al final, acabará picando.

_ ¿Y el segundo?

_ Que nunca se te olvide que eres una Vargas, y las Vargas, siempre conseguimos lo que queremos.

_ ¡Anda que vaya consejo!_ las dos rompieron a reír durante un buen rato._ Muchas gracias prima.

_ No tienes por qué dármelas tonta._ y las dos se fundieron en un tierno abrazo.

_ No sé qué haría sin ti, prima._ le susurró Remedios en el oído.

Thomas se encontraba tranquilamente sentado en la mesa de su despacho cuando alguien llamó tímidamente a la puerta del mismo.

_ Adelante._ dijo el joven.

_ ¿Se puede Don Tomás?_ Jacinta presentaba una cara pálida y asustada.

_ Adelante Jacinta, siéntate por favor. Dime ¿Ha pasado algo?

_ Pues verá Señor._ dijo su trabajadora tomando asiento._ no quiero asustarle ni nada por el estilo, aunque estoy muy nerviosa, todo he de reconocerlo.

_ Pues estás empezando a preocuparme Jacinta, dime qué es lo que pasa.

_ Mi hijo, Agustín, ha visto algo raro subiendo la escalera, Señor, como una especie de sombra o algo así.

_ ¿Y no podría ser la de algún huésped o algún trabajador?

_ Él jura y perjura que no Señor. Dice que no había nadie pero vio como una sombra subía las escaleras hacia la primera planta; no le hubiera dicho nada sino hubiera pasado lo que le pasó a Remedios...

_ Tienes razón Jacinta, pero no logro entender, ¿estamos hablando de fantasmas?

_ Hombre, Don Tomás, esto es un edificio muy antiguo, aquí vivieron muchos monjes hasta que murieron y podría ser ¿no?

_ ¿En el pueblo nunca se ha comentado nada?

_ Pues no, la verdad, don Tomás. Pero tenga usted en cuenta que este edificio ha estado siempre cerrado y con las ventanas tapadas.

_Bueno, no te preocupes, estaré atento a ver si veo algo, otra cosa no puedo hacer.

_ Muy bien señor, si no desea nada, me retiro.

_ Adelante Jacinta._ dijo Thomas y mientras su empleada le dejaba solo en la habitación sólo podía pensar en Fantasmas...

Emma había acudido a la consulta del Doctor Guillermo como este le había recomendado la noche anterior, y tras hacerle una exhaustiva exploración el doctor ya tenía un diagnóstico sobre lo que le pasaba a la inglesa.

_ Verá Srta. Porter, el dolor que ha tenido no es normal en un principio, pero no tenemos por qué asustarnos.

_ Dígame Doctor, qué es lo que tengo.

_ No, no se asuste, es algo totalmente natural.

_ ¿Natural?

_ Srta. Porter, está embarazada.

_ ¿Embarazada?

_ Si, está de poco tiempo y por eso quizás no ha notado nada raro, pero lo que si tengo que decirle es que no es un embarazo normal, no sé por qué pero algo no marcha demasiado bien, tendrá que guardar reposo y tener mucho cuidado con los movimientos que haga.

_ Pero Doctor, mi familia y yo regresaremos pronto a Inglaterra, ¿ese será un problema?

_ Puede que lo sea Srta. Porter, le voy a ser sincero, aún así el día antes de que se vayan, venga a verme y la volveré a estudiar, y ya veremos qué será lo mejor para usted y su futuro hijo.

_ De acuerdo._ dijo Emma a la vez que se ponía en pie y se despedía del Médico que la había atendido. Fuera de la consulta la esperaba su prometido, Andrew.

_ ¿Qué tal ha ido todo cariño? ¿Qué te ha dicho el médico?

_ Andrew, estoy embarazada.

_ ¿Cómo?

_ Que al parecer pues una de estas alegrías tontas pues...

_ ¡Pero qué alegría mi vida!_ y corriendo la abrazó fuertemente.

_ Si... verás tú que feliz se va a poner tu madre cuando se lo contemos..._ lo separó ella.

_ No Emma, a mi Madre no se lo podemos contar aún._ contestó él sin apreciar la ironía en el tono de su prometida.

_ Ya lo sé hombre, digo yo que tendremos que casarnos antes ¿no?

_ Si, y lo mejor será cuanto antes, no vaya a ser que empiece a crecerte la barriga...

_ ¿Qué tal mañana?

_ ¿Mañana?

_ ¿Por qué no? Así seguro que nunca se nos va a olvidar nuestra boda española._ sonrió Emma.

_ Bueno, pues vale, hablaré con mi hermano.

_ ¡Qué bien mi amor!

Tras hablar con su prima, Remedios abandonó la vivienda de los Vargas camino del Hotel, pero justo al salir se encontró a Susane, que caminaba por la plaza muy decidida. Tenía ganas de hablar con ella desde que la vio coqueteando con Mateo y optó por ese momento para comentarle eso que llevaba tanto tiempo deseando decirle.

_ ¡Susane espera!_ le gritó Remedios, la chica se dio la vuelta y la miró.

_ Señorita Susane para ti bonita.

_ Esto... si, perdone, Señorita Susane.

_ ¿Y bien?

_ Verá yo quería comentarle acerca de otro de los empleados, Mateo.

_ Ah sí, ¿Qué pasa con él?

_ Mire usted, yo la quería avisar porque conozco a Mateo desde hace mucho y siempre que ve una chica nueva, coquetea con ella, lo que le quiero decir es que no se ilusione usted porque...

_ Perdona bonita, ¿qué estas queriendo decirme? ¿Qué solo soy un ligue más de Mateo?

_ Bueno, resumiéndolo muy brevemente, sí.

_ Maldita celosa.

_ ¿Perdona? ¿Qué has dicho?_ pregunta Remedios que comenzaba a perder ya los modales.

_ Que eres una envidiosa de tres al cuarto, no puedes soportar ver a tu antiguo novio con alguien que no seas tú.

_ Creo que te estás equivocando completamente.

_ Reconócelo morena, te molesta verlo conmigo.

_ Mira rubita, por mí, como si os casáis y os vais lejos, sólo pretendía echarte una mano, pero ya veo que te apañas solita.

_ Deberías de tenerme más respeto, al fin y al cabo es mi hermano quien paga tu sueldo.

_ Sí, pero ni tu hermano está ahora aquí, ni estamos en el hotel y ni siquiera yo debería estar aquí, así que, hasta luego Señorita Susane._ y dándose la vuelta, Remedios volvió por donde había venido.

_¿Habrase visto semejante descaro?_ fue lo único que fue capaz de decir Susane antes de continuar la marcha, aunque ahora dándole vueltas a la cabeza sobre lo que la empleada del hotel acababa de contar, ¿y si era verdad lo que le había dicho sobre Mateo? ¿y si sólo se acercaba a ella porque era la última en llegar?

Cuando el Padre Juan llegó a casa Inma ya estaba allí, no parecía muy contenta.

_ ¿Cómo ha ido la cosa? _preguntó con buena intención el hombre.

_ No podría haber ido peor, Padre.

_ Ven, siéntate, relájate y cuéntame todo lo que ha pasado._ le dijo el cura mientras él hacía lo propio, ella le siguió.

_ Pues, nuevamente, ha pasado del tema. Ha vuelto a escurrir el bulto una vez más diciendo que no sabe si el hijo es suyo. Le ha faltado colgar una pancarta del balcón del ayuntamiento diciendo que soy una prostituta, aunque me lo ha insinuado claramente.

_ Será ruin...

_ Su hija María si me ha dicho que puedo contar con ella para lo que quiera, pero no me fio un pelo...

_ Es lo mejor que haces.

_ Sólo le tengo a usted, Padre, les estoy tan agradecida._ Y levantándose ambos se abrazaron._ No sé qué haría sin usted.

_ Ejem... Ejem..._ un carraspeo sonó en el salón. Sara acababa de entrar cargada con un bahúl._ La puerta estaba abierta...

_ Por supuesto Sara, te estaba esperando, ven, trae tus cosas que las llevo a tu habitación._ y acercándose a ella, se agachó para coger el equipaje que traía la mujer._ Conces a Inma, ¿verdad? Ella también está pasando por una mala racha.

_ Sí, claro, ¿Qué tal estas querida?

_ Ahí vamos, ¿y tú? No te esperaba por aquí...

_ Ah no nada, tonterías de la convivencia, ya sabes...._ dijo Sara mientras veía como en ese momento el Padre Juan subío por las escaleras cargado con el su equipaje._ ¿Te lo quieres beneficiar también a él?

_ ¿Perdona?

_ No te hagas la mosquita muerta bonita, que todo el mundo sabe que el Alcalde te ha pegado la patada por promiscua e indecente, sabrá Dios de quien será el niño...

_ Pues por lo menos yo voy a traer hijos al mundo, no como otras a las que la dejan sus maridos porque no cumplen como esposas...

_ ¿Serás barriobajera?_ empezó a decir Sara, pero tuvo que callarse porque en ese momento bajaba el Padre Juan._ No te preocupes querida, que para eso estamos aquí para echarte una mano en lo que te haga falta.

_ Me alegra que os llevéis tan bien._ les dijo el sacerdote._ ¿Alguien quiere café?

Mientras tanto, en la Cocina del Hotel algo no marchaba bien.

_ Te prometo Ismael que no había nadie._ un asustado Antonio dialogaba con su compañero de trabajo mientras aún tenía la mirada perdida.

_ Antonio, pero es que es la segunda del día, mi hijo vio una esta misma mañana.

_ No sé lo que hay aquí pero no es de este mundo.

_ Venga ya tío, no puede ser, yo creo que estáis todos demasiado asustados desde que le pasó eso a tu hermana y ya veis cosas donde no las hay.

_ Ismael, te lo juro por mi padre, que en paz descanse, he visto una sombra en el pasillo del sótano, y allí no puede haber nadie, te aseguro que estaba solo...

_ Sea como sea creo que deberías de contárselo al jefe, Antonio.

_ No sé, ya veré si se lo comento o no...

Editado 22 jun 2015 por Roberw

3.915 · 22 jun 2015

Cuántas cosas y cuántos personajes. Es muy difícil comentar todo pero sí te digo que me ha gustado mucho el capítulo y ahora lo más intrigante es la sombra que cada vez ven más personas. Ah, el alcalde, como siempre, no puede ser más borde y más mezquino.

22 jun 2015

Puros pleitos en este capitulo XD yo pense que lo de la sombra era una imaginacion de la chica, pero ahora todos la estan viendo....habra que ver que pasa despues...

Me da gusto que volvieras, los personajes remasterizados te quedaron muy bien! Espero el proximo capitulo!

2 jul 2015

El próximo capítulo está ya casi terminado, en pocos días lo pondré por aquí, mientras os dejo una imagen de él y el título del mismo, el Octavo capítulo se titulará: La ex bibliotecaria

Editado 2 jul 2015 por Roberw

6 jul 2015

Me he leído la historia y me está gustando mucho, sobre todo me encanta lo mucho que trabajas en los escenarios, se nota que le echas tiempo. Y ya cuando he visto el cambio a Los Sims 4 me he quedado impresionada, ¡has hecho todo tal cual estaba en LS3!

Aquí tienes a otra nueva lectora, espero que publiques pronto el próximo capítulo porque has conseguido engancharme; qué interesante se pone la cosa jajaja. Sobre todo me encantan las parejitas que parece que se van formando, mis favoritas son Thomas y Carmen por un lado y Robert y Remedios por el otro, a ver qué tal les va.

6 jul 2015

Megalucy, me alegra muchísimo que te hayas animado a leer mi historia y muchísimas gracias por tus palabras, no te dejo que te quedes con ganas de más, aquí te traigo el siguiente capítulo.

Capítulo VIII: La ex bibliotecaria

El Marqués de Vallesco abrió de par en par las puertas de su nuevo hogar, el lugar donde hasta hacía pocas horas se encontraba la Biblioteca Municipal del Pueblo.

_ Buenas tardes Señorita Rodríguez, ¿está todo listo?

_ Buenas tardes Señor de Vallesco, ya no quedan nada más que algunos muebles, con los que puede usted hacer los que quiera, aunque le propongo la opción de que se los introduzca por el culo por ejemplo.

_ Veo que sigue usted algo molesta.

_ No, son solo imaginaciones suyas Señor._ ironizó María

_ Entonces, ¿qué? ¿Te quedas aquí conmigo?

_ Definitivamente no bromeabas...

_ Nunca lo hago.

_ Estás loco.

_ Loco por ti, María._ dijo el Marqués a la vez que se acercaba poco a poco a la chica.

_ Déjame salir._ la muchacha ya empezaba a ponerse nerviosa.

_ ¿Por qué no te quedas un ratito más?_ se seguía aproximando Marcos.

_ ¡Que me dejes!_ gritó la ex bibliotecaria a la vez que empujaba al Marqués hacia atrás.

_ Veo que te resistes._ Marcos comenzó a caminar._ Está bien, márchate, vete, y no vuelvas a acercarte a mi casa.

_ ¿Qué te hace creer que querría acercarme a ti?

_ Todas lo hacéis, no te lo tomes como algo personal.

_ Eres un arrogante, un patán, un maleducado, un ...

_ Vale, vale, ya he captado tu mensaje bonita. Cierra la puerta al salir y vuelve cuando quieras._ dijo volviéndose hacia ella.

_ No te preocupes que tengo claro que no lo haré.

_ Sabes que lo harás._ sonrió el hombre mientras paseaba por sus nuevas dependencias.

_ Adiós. _ y diciendo esto María abandonó el lugar en el que tan feliz había sido hasta ese mismo día, y todo por culpa de su padre.

En la plaza, Robert estaba sentando, pensando en mil y una cosas, aunque especialmente concentrado en esa una que no paraba de darle vueltas en su cabeza, cuando Emma se acercó a él y se sentó a su lado:

_ Te veo preocupado amigo.

_ ¿Eh? No, no es nada Emma._ mintió Robert.

_ Si quieres engañarme allá tú, sabes que no me voy a enfadar, pero creo que también sabes que te conozco de sobra como para decirte que a ti te pasa algo._ insistió la pelirroja.

_ No es nada Emma, de verdad.

_ Vale, entonces te cuento yo lo que me pasa a mí.

_ Me parece perfecto._ le sonrió su amigo.

_ Andrew y yo nos casamos mañana.

_ ¿What?

_ Lo que has oído, sé que es una locura de un día para otro, pero como sabes nos vamos pronto y entre los dos hemos decidido que fuera mañana para celebrarlo aquí, en España, y que Thomas y tú pudierais venir.

_ ¿Pero es en serio?

_ ¡Que sí!

_ Es que no me lo puedo creer._ rió Robert.

_ Pues créetelo, ahm, y por cierto, deja de preocuparte por las edades, las razas o las nacionalidades, lo importante, al fin y al cabo, es lo que sientas en tu interior._ sentenció Emma.

_ ¿Cómo has...?_ preguntó el joven estupefacto.

_ Te he dicho hace un momento que te conozco de sobra Robert.

_ Eres incorregible amiga..._ sonrió él.

Thomas entró en aquel sitio que le recordaba tanto a su hotel pero que a la vez le producía escalofríos nada más cruzar el umbral de la puerta. Avanzó por el pasillo central de la Iglesia de San Agustín en busca del Padre Juan.

No tenía ganas de hablar con él, pero las prisas de su hermano por casarse le obligaban. Se acercó al despacho, imaginaba que tendría que estar allí. Tras llamar a la puerta, el cura le dio paso.

_ Hombre, el gran Thomas viene a verme, ¿a qué debo tal honor?

_ ¿Puedo hablar con usted sin ironías ni malas palabras? _ preguntó Thomas desde el umbral de la puerta.

_ Claro, pasa y siéntate.

_ Gracias._ dijo Thomas y se acercó hacia la silla.

_ Aunque la verdad tengo tantas ganas de hablar contigo como de que me pique un escorpión.

_ No sé para qué he venido.

_ Pero siéntate ya hombre._ insistió el Padre Juan. Thomas tardó un rato en obedecerle pero finalmente tomó asiento._ ¿Y bien?

_ Verá Padre, sabe que si fuera por mí no estaría aquí, pero vengo a pedirle un favor para mi hermano Andrew.

_ ¿Qué clase de favor?

_ Case a mi hermano y su prometida.

_ Bueno, eso no es ningún tipo de favor, es mi trabajo.

_ Ya, el problema es que ellos se quieren casar mañana.

_ ¿Mañana?_ cuestionó el Padre Juan extrañado.

_ Así es, les ha entrado la prisa de repente.

_ ¿La Prisa? Vamos, que se casan de penalti ¿no?

_ ¿De penalti? ¿Qué tiene que ver el fútbol en todo esto?_ preguntó Thomas extrañado.

_ Pues que su hermano ha metido la pelota en la portería antes de tiempo, ¿no es así?

_ Bueno, no sé... es cosa suya._ contestó el inglés avergonzado.

_ No pasa nada, no es la primera vez que celebre un matrimonio de esa forma, y si a ella aún no se le nota barriga será mejor que lo hagamos cuanto antes.

_ Eso mismo pienso yo.

_ Aún así, no puedo hacer la vista gorda así como así...

_ ¿Qué es lo que quiere? ¿Dinero?_ preguntó Thomas confuso.

_ No, no, bueno si, lo gastos típicos para flores y demás, 50 pesetas.

_ No hay problema.

_ Ya, ya, pero aparte quiero algo más.

_ ¿Algo más?

_ Quiero que arregles las humedades que han aparecido en la Parroquia por su culpa._ exigió el cura.

_ ¿Por mi culpa?

_ Si no acepta se vas a casar a su hermano a otra Iglesia, que aquí en el pueblo hay ... a no, espere, que esta es la única._ ironizó.

_ De acuerdo...

_ ¿Cómo dice?

_ Que vale, que arreglaré las humedades que han salido en la Iglesia.

_ Por su culpa...

_ Sí... por mi culpa..._ dijo a regañadientes el joven.

_ Me parece bien, entonces, ¿a qué hora es mañana el enlace?

_ A las siete de la tarde.

_ Perfecto, si al final usted y yo nos vamos a llevar bien y todo._ sonrió el Padre Juan.

La noche comenzaba a caer en el pueblo cuando Eugenia se acercó a ver qué tal se encontraba Felipe, antes había estado charlando con Sara y esta le había puesto al día de todos los pormenores que habían ocurrido con el que hasta ayer había sido su marido. Eugenia encontró al policía en la puerta de su casa.

_ Buenas tardes Felipe._ le saludó.

_ Hola Eugenia, ¿cómo tú por aquí?_ le sonrió él.

_ Pues venía a ver qué tal te encuentras, ya me contó Sara esta mañana y...

_ ¿Ya te ha puesto al día de todo no? Típico de ella, a estas alturas lo tienen que saber ya hasta en la capital.

_ Bueno, y tú ¿Cómo estás?_ quiso saber la muchacha.

_ Mejor que nunca Eugenia, no soportaba ya más tiempo con ella a mi lado. Me chupaba la sangre, me trataba como una marioneta a su antojo y ya se acabó.

_ Pues me alegro mucho de que estés bien, Felipe.

_ Muchas gracias vecina.

_ Y ya sabes, si necesitas algo, solo tienes que buscarme, al fin y al cabo vivimos casi enfrente uno de otro.

_ Cla - Claro ._ tartamudeó un poco el policía.

_ Bueno, yo ya me voy, que tengo que preparar la cena.

_ Sí, yo también voy a entrar que voy a calentar algo de puchero que sobró del otro día.

_ Vale, bueno, adiós._ se despidió Eugenia.

_ Sí, hasta mañana.

Mientras tanto, en el hotel, Thomas se dirigía hacia su habitación cuando Antonio se acercó hacia él, traía cara de preocupación, incluso su rostro estaba más blanco de lo normal.

_ Antonio, ¿Qué pasa?

_ Verá Don Tomás, yo quería comentarle que había visto una cosa esta misma tarde.

_ ¿Otra sombra?

_ Eso parece señor, estaba en el pasillo del sótano y de repente vi algo.

_ Ya no sé si me estáis tomando el pelo entre todos o si de verdad tengo una plaga de fantasmas en el hotel.

_ Le prometo señor que estoy muy seguro de lo que he visto y que bajo ningún concepto me atrevería a burlarme de usted.

_ Es que realmente no sé qué hacer.

_ No lo sé Don Tomás._ respondió con sinceridad

_ Vale, vale... puedes retirarte Antonio, gracias._ dijo Thomas, y mientras el joven gitano se alejaba de él, no podía parar de pensar en cómo solucionar ese problema.

Cuando Ignacio llegó a su casa, se encontró con un par de maletas en la puerta y a su hija María esperándolo sentada en uno de los sofás del salón.

_ Te estaba esperando._ le dijo su hija.

_ ¿Y eso, querida?_ dijo el Alcalde señalando las maletas.

_ Eso es para mí.

_ ¿Vas a algún lado?

_ Me voy de casa Padre.

_ ¿Te vas a vivir con el Marqués?

_ ¿Qué? ¿Lo tenías todo planeado?_ María se levantó del sofá, más enfadada aún de lo que estaba.

_ No, yo sólo preguntaba.

_ Padre, le conozco perfectamente, ¿cómo ha sido capaz? ¿Qué es lo que quería conseguir con eso? ¿Quedarse solo? Pues enhorabuena, lo ha conseguido._ y diciendo esto, se dio media vuelta para irse de la casa.

_ ¿A dónde piensas ir? No tienes donde caerte muerta._ sonrió el alcalde.

_ A cualquier lado, lo más lejos posible de usted.

_ Allá tú, ya vendrás a buscarme llorando...

_ ¿Cómo hizo Abraham no?_ sonrió socarronamente la antigua bibliotecaria._ Cuídese Padre._ y diciendo esto salió de la casa sin mirar atrás.

Miguel esperaba impaciente en uno de los callejones del pueblo. Había quedado con Antonio y este se retrasaba ya varios minutos, comenzaba a impacientarse. De pronto llegó, sonriendo,y se acercó hacia él.

_ ¿Cómo estás? Me he enterado que has visto algo extraño en el interior del Hotel, ¿estas bien?_ quiso saber el joven sastre.

_ No te preocupes, ha sido solo un susto.

_ Pero ¿qué has visto?

_ No lo sé Miguel, era una sombra, como la tuya o la mía.

_ Vaya, que miedo ¿no?

_ Bueno, ¿me has hecho venir aquí sólo para recordarme lo que he visto o quieres algo más?

_ A ver, yo sólo quería verte para saber cómo estabas, no quería nada en especial.

_¿Estás seguro de eso?

_ ¿Seguro de qué?

_ De que sólo querías saber cómo estaba.

_ Pues claro, Antonio, me preocupo por ti.

_ Me alagas, pero aún así no creo que sea eso solamente por lo que me has hecho venir hasta aquí, ¿me equivoco?

Miguel dudó un poco antes de responder, no sabía por dónde podría salir Antonio, cada vez que lo veía eran emociones diferentes, encuentros totalmente distintos, y sus reacciones eran más variopintas.

_ Antonio, yo quería saber qué es lo que te pasa.

_ ¿Cómo que qué me pasa?_ preguntó extrañado el joven gitano.

_ Verás... cuando acabó la inauguración del hotel, tu y yo...

_ No sigas Miguel._ le cortó Antonio, y cogiéndole de la mano se acercó poco a poco a él._ Sé que puedo crear dudas en ti, porque yo mismo soy un hervidero de dudas, no sé qué me pasa, pero cuando estás cerca mía hay momentos en los que no soy yo, o si soy yo y el resto del tiempo soy alguien que no soy. No sé si me explico.

_ Sigue._ le pidió su amigo.

_ No sé qué decirte, no sé qué siento, sólo sé que a tu lado me siento bien y mal al mismo tiempo.

_ ¿Por qué le das tantas vueltas a las cosas?

_ No es tan sencillo Miguel.

_ Sí que lo es._ y diciendo esto se lanzó a los labios de Antonio, mientras cerraba los ojos y se dejaba querer._ ¿Ves?_ fue lo único que acertó a decir tras separarse de él.

_ ¿Qué demonios te crees que haces?

_ Perdona Antonio, no pensé que...

_ Que no pensaste ya lo sé yo, estamos en mitad de la calle, en el pueblo más pequeño de Andalucía y ... ¡estás loco!

_No, espera, déjame que te explique.

_ Déjame tu a mí, haz el favor, y no vuelvas a buscarme._ le pidió Antonio justo antes de salir corriendo por donde había venido.

Muy cerca de allí, Thomas entraba en el bar de la Plaza, necesitaba hablar con Carmen. llevaba todo el día dándole vueltas al mismo asunto en el interior de su cabeza. Afortunadamente el bar ya estaba vacío y Carmen se afanaba en limpiar la barra del bar.

_ Buenas noches Thomas, ¿Cómo tu por aquí?_ preguntó Carmen sonriendo.

_ Pues... quería hablar contigo Carmen._ contestó el inglés.

_ Vale, ¿Quieres tomar algo?

_ No, no te molestes.

_ Bueno, como quieras, ¿Qué es lo que quieres contarme?_ dijo ella mientras guardaba las botellas bajo la barra.

_ Carmen, yo quería hablar contigo sobre lo que pasó anoche...

_ ¿Te refieres al beso?

_ Sí, a eso mismo.

_ Bueno, ¿y qué es lo que quieres hablar de un beso?_ preguntó irónica la muchacha._ ¿no te gustó?

_ No, bueno sí, bueno no, bueno, no sé._ titubeó Thomas.

_ Ah, ya veo, entonces, ¿cuál es el problema?

_ El problema soy yo.

_ ¿Tú?

_ Soy yo Carmen, esta noche no he podido dormir, no he sido capaz de conciliar el sueño porque he estado todo el tiempo dándole vueltas a la cabeza.

_ Pero dándole vueltas ¿A qué?

_ A lo que siento por ti, a lo que tú sientes por mí, a lo que sentimos ambos, a nuestros mundos, a Lucy...

_ Ya veo...

_ Y mi principal preocupación es el poder llegar a hacerte daño Carmen...

_ ¿Hacerme daño?

_ Si, ya me entiendes, no quiero hacer que pienses una cosa y que luego no suceda, y viceversa o no, me estoy explicando fatal, lo siento._ Thomas estaba frustrado, no era capaz de expresar con palabras sus sentimientos, sus miedos y sus inseguridades.

_ Pero entonces Thomas, ¿Que me estás diciendo?_ preguntó ella confusa.

_ Que esperes un tiempo, que me dejes tiempo para pensar, para saber qué es lo que de verdad quiero.

_ Nunca he querido forzarte a nada Thomas, tienes todo el tiempo que quieras, de verdad.

_ Me alegra oír eso Carmen, no sabía cómo te lo ibas a tomar.

_ Pues no tenías por qué preocuparte._ le sonrió tímidamente la joven.

_ Bueno, me marcho ya, que querrás descansar, te veo mañana en la boda, ¿verdad?_ preguntó el inglés mientras se levantaba de su taburete.

_ ¿En la boda?

_ Si, en la de mi hermano y Emma.

_ Ah sí, se me había olvidado por un instante, allí estaremos.

_ Pues, hasta mañana._ le sonrió Thomas y con paso decidido abandonó el local ante la desolada mirada de Carmen, que veía como se alejaba de ella el hombre del que había caído locamente enamorada.

Cuando Thomas salió a la plaza se percató de que no era el único que a esa hora estaba paseando por las calles del pueblo, junto al borde de la fuente se encontraba María, la hija del alcalde. Thomas se percató de que algo no estaba bien, tras ella había algo que parecía su equipaje y en su rostro se reflejaba que algo raro le pasaba.

Sin saber muy bien por qué, Thomas decidió acercarse a hablar con ella.

_ Conozco esa mirada._ dijo nada más acercarse a ella.

_ ¿Mi mirada?_ quiso saber María.

_ Es la mirada que dice que algo, o alguien, acaba de hacer trizas tu corazón.

_ Deja de decir tonterías Thomas.

_ María, sé que algo te pasa, sino no estarías aquí plantada a las tantas de la noche y con dos maletas junto a ti.

_ Veo que eres un chico muy observador._ sonrió por primera vez en todo el día la joven.

_ Como si fueran pequeñas las maletas._ rió Thomas._ Ahora en serio, ¿Qué te ha pasado?

_ Me he ido de casa, Thomas._ dijo con lágrimas en los ojos.

_ ¿Qué? ¿Pero por qué?

_ No soportaba mirar a mi padre un momento más a la cara.

_ ¿Pero qué es lo que ha pasado?

_ Thomas, mi padre ha vendido el edificio de la biblioteca al Marqués de Vallesco, al parecer el Señorito quería ganarse así mi favor.

_ ¿Quitándote lo que más te gustaba? Que maneras más extrañas de cortejar tenéis por aquí.

_ No creo que pretendiera cortejarme así, simplemente él mira por sus intereses y piensa que puede comprar a la gente como si de objetos se tratasen._ dijo María y tras eso los dos se quedaron en silencio, observando como los chorros de agua caían sobre el agua que se acumulaba en su parte inferior.

_ Entonces estás en la calle y sin empleo._ rompió el hielo finalmente Thomas.

_ Eso parece...

_ Vente a mi hotel, trabaja en él y yo a cambio te daré un sueldo y una pequeña habitación que tengo preparada para los trabajadores.

_ ¿Hablas en serio?

_ Claro, ¿qué me dices?

_ Que sí, acepto._ dijo la joven sin apenas pensárselo estrechó la mano del inglés con una sonrisa.

_ Pues, bienvenida al equipo._ le contestó Thomas sonriendo.

Mientras, Mateo y Susane se habían aislado del mundo sentados en uno de los sillones que había en el salón de celebraciones del propio Hotel:

_ ¿Seguro que aquí no nos molestará nadie?_ preguntó la chica algo asustada.

_ Nadie baja al sótano Susane,_ la tranquilizó Mateo._ a menos que haga falta algo en la cocina, y ya en la cocina no queda nadie, y aquí ya no hace falta entrar hasta la próxima celebración.

_ Que es mañana._ le dijo la inglesa con una sonrisa en la cara.

_ Bueno sí, pero hasta por la mañana no vendremos a arreglarlo todo.

_ Ya...

_ ¿Nerviosa por la boda de tu hermano?

_ ¿Yo? No, me alegro mucho por ellos, aunque me sorprende que lo hagan todo tan precipitado.

_ Bueno, ellos tendrán sus motivos, ¿no?

_ Si, supongo...

_ Oye Susane._ dijo Mateo acercándose poco a poco a ella._ ¿te he comentado ya lo guapísima que estas hoy?

_ Creo que un par de veces, pero se agradece._ le contestó ella mirándole a los ojos.

_ Ayer me sorprendió mucho que me besaras.

_ ¿Te gustó?

_ Es el mejor beso que me han dado nunca._ le dijo el chico mientras pasaba su brazo por encima del hombro de ella.

_ Ya..._ le dijo Susane._ igual que la táctica esta de pasar el brazo por encima del hombro es la primera vez que la usas ¿verdad?

_ ¿Qué te pasa Susane?_ quiso saber Mateo retirando el brazo.

_ Hoy he estado hablando con una de las empleadas, Remedios.

_ Ahh, ya sabes que fue mi novia, pero eso ya pasó, la tengo olvidada.

_ Ya lo sé Mateo, pero no estoy tan segura de que ella se haya olvidado de ti, y del daño que le hiciste...

_ ¿Eso te ha dicho?

_ Más o menos.

_ Susane, es cierto que en otros casos he podido comportarme regular o mal, como quieras verlo, quizás especialmente con Remedios. Pero he cambiado, tú me has cambiado. Ya no pienso en otras, no miro a nadie más que a ti, ya solo suspiro por ti.

_ ¿De verdad?_ quiso saber la joven.

_ Te lo juro.

_¿Qué?

_ I promise.

Thomas y María llegaron al hotel ante la atenta mirada de Ismael, uno de los trabajadores del lugar.

_ Ismael, María se incorpora a trabajar mañana en este hotel, espero que se lo comentes al resto de empleados mañana por la mañana._ le dijo el director del complejo al recepcionista.

_ Así será, Don Tomás.

_Y tu María, date por bienvenida a tu nueva casa, si me sigues te enseño la que será tu habitación.

_ Adelante._ le indicó María con la permanente sonrisa habitual de su cara, que había vuelto a su sitio.

Thomas avanzó por el antiguo convento y cruzó el claustro en búsqueda de la puerta que daba paso a las escaleras del sótano. Bajó por ellas y se dirigió hacia una de las puertas que había a unos metros de las escaleras, todo ello seguido de cerca por la hija del alcalde, que intentaba quedarse con el camino para poder volver al día siguiente.

_ Aquí es._ dijo el inglés, y girando el picaporte abrió paso a una pequeña habitación que contenía un par de camas individuales con sus respectivas mesillas de noche, una cómoda y un espejo sobre esta.

_ Thomas no sé cómo voy a poder agradecértelo, ya pensaba que iba a tener que dormir en la calle o peor, en casa del Padre Juan._ comentó la ex bibliotecaria mientras entraba en su nuevo dormitorio.

_ No tienes que dar las gracias María, con que cumplas con tus nuevas obligaciones la mitad de bien de como cuidabas tu biblioteca estaré más que contento.

_ No te preocupes que así será._ dijo María a la vez que le dio un fuerte abrazo a su nuevo jefe. Mientras se separaba le dio de nuevo las gracias.

_ No hay de que, ahora te dejo que deshagas tu equipaje y te pongas cómoda, el turno comienza mañana a las 7 en la cocina, no te retrases.

_ Allí estaré.

_ Hasta mañana._ y diciendo esto, Thomas salió de la habitación cerrando la puerta tras él, pero cuando se disponía a marcharse notó algo extraño muy cerca de la habitación, en concreto, proveniente del salón de celebración. Se escuchaban voces en el interior de la misma, y a esa hora se suponía que no había nadie allí. La mayoría de los trabajadores había concluido ya sus turnos y las preparaciones para la boda de Andrew se habían dejado bastante avanzadas y preparadas para terminar al día siguiente.

Thomas avanzó hacia la puerta, ya habían sido dos las personas que ese día habían visto a la misteriosa sombra, y una de ellas la había visto en esa misma planta, ¿le tocaría verla ahora a él? bastante asustado empujó la puerta que cedió inmediatamente dejando ver una habitación completamente a oscuras a excepción de unas velas que alumbraban una de las esquinas del salón en la cual se encontraban Mateo y su hermana, para Thomas esta fue la gota que colmaba el vaso.

_ ¡Susane! ¿Qué estáis haciendo aquí?

_ Andrew te lo puedo explicar._ dijo la muchacha a la vez que se ponía de pie y se acercaba a su hermano.

_ No quiero explicación ninguna.

_ Don Tomás yo no pensaba que ..._ se excusó Mateo mientras se levantaba también.

_ Tú has traicionado la poca confianza que aún tenía en ti Mateo._ le cortó su jefe.

_ Thomas no lo pagues con él, ha sido culpa mía._ dijo Susane.

_ Cállate Susane._ le ordenó su hermano._ y tu Mateo, estas despedido.

_ Thomas no._ le pidió la más joven de los Edwings.

_ Que te calles Susane._ le repitió Thomas._ Mateo aquí ya has terminado, así que márchate ya y no te molestes en volver mañana._ sentenció el dueño del hotel, y el joven no tuvo otro remedio que obedecer y salir de aquel lugar.

_ ¿Por qué has hecho eso?_ preguntó muy enfadada Susane una vez que Mateo se había marchado.

_ No me has dejado otra opción.

_ ¿No puedes entender que nos gustamos Thomas?

_ Él no te conviene Susane. Es un sinvergüenza.

_ Disculpe usted Señor Perfecto, pero algunos podemos cometer fallos. Dale otra oportunidad por favor, te prometo que no volveré a acercarme a él mientras esté trabajando ni cuando estés tú cerca.

_ Bueno._ contestó Thomas tras reflexionar un rato._ Pero déjalo que esta noche piense que se ha quedado sin empleo, mañana por la mañana a primera hora vas a buscarlo a su casa y lo traes de vuelta. _ y diciendo esto se dio media vuelta y se marchó hacia su habitación.

_ Gracias hermano.

_ Confío en tu palabra, no vuelvas a fallarme._ fue lo último que dijo Thomas antes de desaparecer por el pasillo que conducía a las escaleras.

Este quizás sea un capítulo algo más light pero necesario para que avance la historia, el siguiente capítulo promete mucha emoción, está bastante avanzado ya, aunque todavía no sé si será un solo capítulo largo o lo partiré en dos. Espero que os guste :)

3.915 · 7 jul 2015

Pues ha estado muy bien, como todos. Me muero por saber qué o quién es esa sombra que cada vez ve más gente.

9 jul 2015

He tardado unos días en poder leerlo porque la conexión wifi que tengo es malísima y las imágenes o tardan en cargar o a veces ni lo hacen siquiera. Finalmente lo acabo de leer, que ya tenía muchas ganas, y me ha mantenido intrigada todo el rato; primero con la hija del alcalde que no sé yo si no acabará teniendo algo con Thomas, y luego el Mateito y Susane que vaya dos... ¡Impaciente por leer otro capítulo!

10 jul 2015

Muchas Gracias a las 2 por vuestros comentarios :) Sigo escribiendo el Capítulo 9

22 jul 2015

Bueno pues aquí os traigo el capítulo 9 de Hotel San Agustín, el final está muy cerca pero aún tienen que pasar muchas cosas, este es el capítulo más largo que he hecho, pero creo que no podía cortarlo por ninguna parte. Espero que os guste y espero también vuestros comentarios. Muchas gracias.

Capítulo IX: Bodas de Sangre (1ª Parte)

Thomas despertó confundido, últimamente no dormía muy bien, pero no era por eso, alguien lo estaba llamando, alguien precisaba de verle, conocía esa voz y a pesar de todo, sabía que llevaba tiempo sin oírla...

Salió de su habitación y recorrió la galería alta del claustro, desde allí la vio, tan perfecta, tan guapa ...

bajó poco a poco los escalones sin creer realmente lo que estaba viendo y sigilosamente, como si fuera un pajarillo que se fuera a espantar y salir volando, se acercó a ella.

_ ¿Cómo sabías que estaba aquí?_ le preguntó ella.

_ Algo en mí sabía que te acabaría encontrando... aunque tuviera que cruzar miles de kilómetros..._ se sentó junto a ella pero no fue capaz de mirarla a la cara, no quería que fuera mentira.

El silencio se apoderaba del patio del hotel y sólo se colaba el sonido de las gotas de la fuente que caían con su cadencia graciosa.

_ Dime la verdad, ¿llegaste a olvidarme?_ le preguntó ella.

_ Nunca...

_ Pero hay otra mujer...

_ No he podido remediarlo...

_ No pasa nada...

_ Lo siento mucho...

_ No tienes por qué sentirlo, yo no estaba aquí...

_ ¿Y ahora?

_ Ahora tampoco estoy...

_ ¿Entonces?

_ Entonces sigue tu camino, vive el momento: abraza, besa, ama... Nunca sabes cuándo puede ser tarde, deberías haberlo aprendido ya...

_ Tienes razón...

Ambos se volvieron a quedar callados, sin mirarse a los ojos, temerosos de que se esfumara el momento. Fue ella la que volvió a romper el silencio.

_ Thomas...

_ Dime Lucy.

_ No me olvides por favor...

_ Eso nunca._ y la miró a los ojos justo antes de despertar.

____________________________________________________________

_ Te queda divino Emma._ le dijo Miguel, el sastre a la futura novia.

_ Me encanta Miguel, es justo lo que yo quería.

_ Más te vale nena que me he llevado toda la noche cosiendo con Rosita.

_ Te lo agradezco de corazón, os lo agradezco a los dos._ sonrió la futura esposa de Andrew.

_ No te preocupes._ le sonrió Rosa.

_ Seguro que mi hermano se queda boquiabierto cuando te vea cuñada._ le dijo Emma.

_ Estás preciosa querida._ le comentó su futura suegra.

_ Muchas gracias, estoy como en una nube.

_ Pues ten cuidado a ver si te vas a caer "maripili" que todavía no sabemos qué peinado te vamos a poner.

_ Es verdad, ¿Tú que ves Miguel? ¡Oh my God!

_ Relájate nena, que lo tengo todo pensado.

_ Menos mal.

_ Yo creo que si te hacemos un recogido aquí abajo, como un moño bajo, ¿sabes lo que te quiero decir?

_ Creo que sí...

Mientras tanto, en el ayuntamiento se había convocado a los vecinos del pueblo para una reunión informativa. En el Recibidor se encontraban entre otras personas: Carmen y su madre, Mercedes que hablaban con Eugenia.

_ Sabrá Dios para qué nos ha convocado el Alcalde hoy._ comentaba Mercedes.

_ Yo he oído que era para hablar de los gastos que ha tenido este año el ayuntamiento, seguramente nos querrá refregar el dinero que ha puesto para que enciendan las farolas._ se quejaba Carmen.

_ Por cierto, ¿os habéis fijado en aquellos tres? Seguro que no traman nada bueno._ cuchicheaba Eugenia mientras miraba al Padre Juan, que estaba acompañado por Sara e Inma.

_ Tengo unas ganas de soltarle cuatro frescas a este hombre._ comentaba Sara en el otro extremo de la sala.

_ Tranquila hija, tenemos que ser prudentes y no contestarle a la primera de cambio.

En ese momento, Felipe abrió la puerta situada tras ellos y les pidió a los allí presentes que entraran en ese lugar. Haciéndole caso al policía del pueblo, los ciudadanos allí congregados entraron al interior del salón de actos en el que ya los esperaba sentados el Alcalde de la localidad. Poco a poco fueron tomando asientos.

_ Bien, Buenos días a todos los presentes, el motivo de esta reunión es informarle del estado actual de cuentas del ayuntamiento, ya que tras las ventas de inmuebles que se ha efectuado por mi parte, el ayuntamiento cuenta ahora con un superávit de 15.000 pesetas._ comentó el Alcalde.

_ Claro, vendiendo el patrimonio de todos los vecinos y el de la Iglesia._ protestó el Padre Juan.

_ ¿Cómo dice?_ preguntó Ignacio.

_ Digo que usted está jugando con los bienes de todo el pueblo, y también con el perteneciente a la Iglesia, como es el caso del antiguo convento, hoy en día Hotel gracias a su gestión._ dijo el cura.

_ No tiene que darme las gracias por introducir al pueblo en el siglo XX y traer a personas que deseen invertir en nuestro pueblo.

_ Sin importarle en ningún momento lo que opinen los habitantes del pueblo._ comentó el Padre Juan.

_ El Padre tiene razón, Señor Alcalde, ha vendido usted dos propiedades importantes del pueblo sin comentarlo siquiera con sus habitantes._ añadió Sara.

_ Paparruchas, se da por supuesto que el Alcalde tiene autoridad para poder comprar y vender cuantos inmuebles vea necesario y siempre además, dejando un superávit como yo he dejado._ replicó Ignacio.

_ Señor Alcalde, usted sabe que nos está mintiendo._ Se escuchó decir al fondo de la sala a Inma, que hasta ese momento había permanecido en silencio. Ella se levantó y se acercó hacia la primera fila, tomando asiento en una silla que permanecía vacía._ Solamente la compra del Hotel fue mucho más dinero del que usted ha dicho que quedan en las arcas del ayuntamiento.

_ ¿Qué me estas queriendo decir?_ se enojó el alcalde.

_ Solamente le digo que está usted engañando a su pueblo. Solo la venta del antiguo Convento al Señor Thomas Edwing ascendió a 20.000 pesetas, y en este caso no estamos contando con la reciente venta del edificio de la Biblioteca, que usted sin tener en cuenta los intereses de su pueblo, ha vendido por sabrá Dios que cantidad._ comentó la antigua secretaria.

_ En primer lugar, la compra del edificio de la biblioteca no está aquí contemplada puesto que al realizarse ayer estas cuentas ya estaban hechas y no me ha sido posible añadirlas. En segundo lugar, si es cierto que la venta del antiguo Convento de San Agustín fue de 20.000 pesetas, pero al que se le ha descontado el importe de la deuda que tenía el municipio por aquel entonces, quedándose actualmente un saldo de 15.000 pesetas. Y en tercer y último lugar, no entiendo qué hace usted en esta reunión si usted no es vecina de esta localidad._ le contestó el primer edil.

_ ¿Ya vuelve usted con las mismas?_ Preguntó una enfadada Inma.

_ Es que no comprendo a que viene usted aquí a tocarme las narices.

_ Yo a usted no lo vuelvo a tocar ni con un palo.

_ O sea, que está reconociendo que ahí ha habido... fiesta._ cuchicheó Eugenia en el oído de sus vecinas.

_ Vamos Eugenia, ni que el bombo se lo hubiera hecho el Espíritu Santo._ dijo Mercedes.

_ ¿Queréis callaros las dos? No me entero de lo que dicen el uno del otro._ pidió Carmen.

_ Bueno, por mi la reunión ha concluido. Se levanta la sesión._ y diciendo esto, el Alcalde se levantó de la mesa y abandonó la sala lo más rápido posible, seguido muy de cerca por Felipe y ante la atenta mirada de los vecinos allí congregados.

En el Hotel tenían otras cosas en mente muy distintas a lo que se estaba hablando en el ayuntamiento. La boda de Andrew y Emma se celebraría esa misma tarde y aún quedaba mucho trabajo por hacer. Robert se encargaba de distribuir el trabajo a los empleados:

_ ... y María por ejemplo e Ismael, podríais ir a la Iglesia a ayudar con la colocación de flores y demás cosas que hagan falta allí. ¿Todos tenéis tareas?

_ Sí, Don Roberto._ contestó Jacinta.

_ No hace falta que os recuerde cuán importante es este acontecimiento, y aunque en esta ocasión no tengamos ilustres invitados como en la pasada inauguración sí que es importante sobre todo de cara a impresionar a la familia de nuestro jefe, así que espero que deis todos el cien por cien.

_ No tenga dudas de eso Señor._ contestó Ismael.

_ No se preocupe, déjelo en nuestras manos._ le dijo Jacinta con una sonrisa.

_ Pues adelante, todos a trabajar por favor._ les dijo el jefe de personal, y todos le obedecieron acudiendo a los sitio a donde habían sido asignados, todos menos una de las trabajadoras.

Remedios se había quedado parada mirando a Robert fijamente._ ¿Y a ti que te pasa?_ preguntó el hombre.

_ A mi nada._ sonrió ella.

_ ¿Entonces? Deberías haber salido corriendo a preparar el salón.

_ Ya... pero me apetecía quedarme un rato aquí contigo._ dijo ella acercándose a él y acariciándole la cara con el dorso de su mano.

_ Remedios...

_ Robert, yo sé que piensas que soy muy joven o que tu eres muy mayor o no sé lo que se pasa por tu cabeza realmente, pero te pido que pienses menos y sientas más, algo hay entre nosotros..._ lo miraba ella fijamente a los ojos mientras él era incapaz de apartar su mirada.

_... vete a trabajar por favor._ logró balbucear él.

_ Como mandes._ le sonrió la joven y se alejó mientras el inglés no era capaz de apartar su mirada de ella mientras veía como se perdía por los arcos del claustro.

Cuando Thomas salió del hotel lo que menos se esperaba era encontrarse al alcalde esperándolo en la puerta del mismo muy enfadado:

_ ¿Pero tú quien te crees que eres?_ le espetó Ignacio.

_ ¿Perdón?_ Thomas no sabía de qué iba la cosa.

_ ¿Cómo se te ocurre poner a trabajar a mi hija?

_ No entiendo a que viene esto Señor Alcalde, su hija ha solicitado trabajar en mi hotel y ha sido admitida, simplemente.

_ Mira chaval, no me toques las narices, no sé qué coño estás buscando conseguir al ser tan bueno y tan amiguito del pueblo, pero no me vas a quitar mi ayuntamiento.

_ Ah, ¿Qué es por eso? No se preocupe Señor Alcalde que su cargo no va conmigo.

_ Por supuesto que no, para ser Alcalde primero tendrías que ser español y haber nacido en este pueblo, así que vete buscando otras metas.

_ No tengo que buscarme nada, y ahora si me disculpa, voy a acercarme a la Iglesia para ver cómo van los preparativos de la boda de mi hermano._ y diciendo esto, Thomas se dio media vuelta y se encaminó hacia la Parroquia sin hacerle caso a Ignacio, que seguía maldiciéndolo en voz baja.

Cuando llegó a la Iglesia se encontró todo más ordenado de lo que esperaba. Las flores inundaban ya el lugar, y sus empleados se afanaban por dejar los antiguos bancos limpiso y relucientes. También se habían dispuesto ya 4 sillones ante el altar que serían para los novios y los padrinos. Avanzando por el pasillo central se acercó hacia su hermano:

_ Vaya, creo que todo marcha a muy buen ritmo ¿No?

_ Eso parece hermano...

_ ¿Ves como no tenías de qué preocuparte?

_ Es verdad._ sonrió Andrew._ Aún así estoy muy nervioso Thomas...

_ Es normal Andrew, si no lo estuvieras sería preocupante._ le sonrió su hermano mayor.

_ Espero que salga todo bien...

_ Claro que va a salir bien, no te preocupes más, venga, vamos a ir a al bar que te voy a invitar a un trago._ le ofreció Thomas.

_ De acuerdo._ aceptó el menor de los hermanos, y desde allí se dirigieron hacia la taberna de la plaza. Cuando llegaron el bar se encontraba vació, salvo la excepción de José que atendía la barra aburrido.

_ Buenas tardes Don José, ¿Cómo estas hoy?

_ Estupendamente niño, ¿Qué vais a tomar?

_ Un par de gin tonics por favor._ pidió Andrew.

_ Marchando.

_ A ver si vas a llegar a la boda borracho._ le previno Thomas.

_ No te preocupes hermano, que sólo va a ser uno.

_ Vale, vale._ sonrió.

_ Aquí teneis._ dijo José sirviéndoles una copa a cada uno._ Yo voy a ir un momento ahí atrás Tomás, si necesitas algo pega un grito.

_ De acuerdo Don José._ contestó Thomas. Dicho esto, el hombre se fue hacia la cocina que compartían el bar y su casa._ Bueno hermano, ya solo quedan horas.

_ Pues sí, y pocas..._ dijo su hermano dejando de beber.

_ Esta noche he tenido un sueño muy raro Andrew.

_ ¿Un sueño?

_ Sí, estaba en el hotel, pero, Lucy también estaba.

_ ¿Lucy en tu hotel?

_ Sí, era todo muy raro, era todo tan real, era como si Lucy estuviera aquí.

_ Era sólo un sueño Thomas, no le des más importancia de la que tiene._ rió su hermano.

_ Ya lo sé Andrew, pero era tan real...

_ Thomas, tu subconsciente quiere que sea real, pero tú de verdad sabes que es imposible.

_ ¿Por qué tiene que serlo?

_ ¿Estás bromeando?_ sonreía Andrew, quien empezaba a pensar que su hermano estaba hablando en serio.

_ ¿Por qué no? Nunca encontramos su cuerpo Andrew, y si alguien la secuestró y se la trajo para España...

_ Para España, más concretamente para Andalucía y más en concreto aún para este pequeño pueblo de menos de 100 habitantes en el que se conocen todos, ¿No crees que alguien habría sospechado ya?

_ Quizás tengas razón...

_ Claro que la tengo hermano, aunque sea el pequeño todo el mundo sabe que heredé la inteligencia y la belleza, siento haberos dejado a vosotros dos sin nada.

_ ¿Tendrás cara?_ rió Thomas, y Andrew tampoco pudo aguantar más la risa. Los dos comenzaron a reírse, quizás era lo mejor para liberar tensiones de cara a la inminente boda.

Tan inminente como que en el Hotel las mujeres de la familia Edwing ya estaban preparadas y terminando de preparar a la futura esposa de Andrew.

_ Estas preciosa cuñadita._ sonreía Susane, espectacularmente guapa con un amplio vestido rosa.

_ ¿Lo dices en serio? No me convence mucho el color de este pintalabios._ dudaba Emma.

_ Bobadas, estás espectacular._ le dijo Rosa.

_ Di que sí, mi hermano en cuanto te vea no va a poder decir que no._ rió la más joven de las allí presentes.

_ ¿Pero es que tiene dudas?_ se preocupó la novia.

_ Susane cállate que la estás poniendo más nerviosa, no te preocupes Emma, que mi hijo no tiene ninguna duda._ le tranquilizó la Sra. Edwing.

_ Es que no me habéis dejado explicarme._ protestó la chica rubia.

_ Si mi madre pudiera verme seguro que se pondría a llorar._ comentó viéndose en el espejo.

_ Seguro que estaría orgullosísima de lo buena que es su hija, de lo guapa que es y de la gran esposa en la que se va a convertir._ dijo su futura suegra.

_ Muchas gracias Sarah._ le sonrió Emma.

_ Bueno, yo voy a ir a buscar a mi hermano, a ver donde se ha metido y si necesita ayuda porque este hombre es capaz de ponerse la chaqueta al revés._ bromeó Susane.

_ Ponlo guapo cuñada._ dijo Emma.

_ Va a estar complicado, pero haré lo que se pueda._ sonrió la muchacha y salió de la habitación tarareando la marcha nupcial.

Algo más de una hora más tarde la Iglesia comenzaba a ocuparse por todos los invitados a la ceremonia. Un nervioso Andrew aguardaba sentado en su sitio pero mirando hacia la puerta para ver quiénes iban ocupando los asientos de la Parroquia. Robert se había sentado ya en un banco de la primera fila, se le veía casi tan nervioso como al mismo novio. Thomas y su madre se encontraban en el pasillo central recibiendo a los invitados que iban llegando, entre ellos a Mercedes, José y Carmen, quienes ocuparon asientos en la segunda fila. También estaban por allí el Padre Juan, Sara, Rosa y hasta el Alcalde, a quien nadie recordaba haber invitado a la celebración.

La Iglesia se llenó al completo, el Padre Juan ya esperaba impaciente junto al altar y solo había un hueco vacío, a la espera de la novia. De pronto, comenzó a sonar la marcha nupcial en el viejo órgano de la Iglesia y por la puerta apareció Emma, con el sol de la tarde poniéndose tras ella. En ese momento fue como si el tiempo se parara.

Poco a poco ella fue avanzando por el pasillo de la Iglesia, sonriendo mientras saludaba con la mirada a todos los vecinos que había acudido a la celebración.

Finalmente llegó hasta el altar y tomó asiento junto a su futuro marido:

_ Estás radiante._ le dijo Andrew.

_ Gracias, tu también estás guapísimo.

La ceremonia avanzó con todos sus preceptos y formas y por fin llegó el esperado momento:

_ Yo, Andrew, te tomo a ti Emma como esposa y me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

_ Yo, Emma, te tomo a ti Andrew como esposo y me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

_ Emma, recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti.

_ Andrew, recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti.

_ Andrew, puedes besar a la novia._ dijo el Padre Juan y la pareja, como si hubiese estado esperando ese momento durante siglos se fundió en un apasionado beso.

______________________________________________________________________

_ Parad ya hombre._ dijo Susane entre bromas. La ceremonia ya había acabado y todos habían ido hasta el salón de celebraciones del Hotel donde disfrutarían de una magnífica cena y un buen rato de diversión, o eso esperaban al menos.

Los invitados ya había tomado sus asientos en sus respectivas mesas repartidas a lo largo y ancho del Salón. En la primera de las mesas se encontraba el Alcalde junto al Marqués de Vallesco, Felipe y Eugenia. Las casualidades del destino hizo que María tuviera que atenderlos.

_ ¿Qué van a beber los Señores?_ preguntó la joven.

_ Tráete una botella de Jerez para la mesa, guapa._ le dijo el Marqués.

_ De acuerdo ¿Y la Señorita?

_ Tomaré lo mismo María.

_ Muy bien, en seguida os lo traigo.

_ Que bajo has caído hija mía._ dijo Ignacio sin mirar a la cara a su hija.

_ ¿Perdón? ¿Ha dicho algo el caballero?_ preguntó María, deteniéndose en el acto.

_ He dicho que has caído muy bajo querida.

_ ¿Desea el Señor que le traiga un espejo? Así podrá ver el verdadero significado de lo que es caer bajo._ y diciendo esto se marchó dejando a su padre sin palabras y a los demás comensales aguantando la risa.

Remedios y Mateo atendían la mesa presidencial, aunque Remedios estaba más atenta a otras mesas. Mateo sin embargo, procuraba agradar en todo lo posible a la familia de su querida Susane:

_ Sra. Edwing no sé si en su país es así, pero en España está feo que la Madrina eclipse a la novia.

_ ¿Qué bobadas dices?_ sonreía la Madre del Novio.

_ Mateo, falta vino en esta mesa._ le dijo Thomas muy serio.

_ En seguida lo traigo Señor._ dijo el joven y salió corriendo a buscar más vino.

_ Eres muy borde cuando quieres._ le regañó su madre.

Antonio atendía otra de las mesas, en la cual se encontraban Robert, Miguel y la hermana de este, Rosa.

_ ¿Está todo al gusto de los Señores?_ preguntó el joven.

_ Estaría mejor si nos atendiera otra persona._ carraspeó Miguel.

_ ¿Decía?_ le miró Antonio.

_ Nada, que está todo bien._ le desafió Miguel con la mirada.

Justo en la mesa de al lado estaban sentados el Padre Juan, Sara e Inma.

_ No entiendo porque mi comida está fría._ dijo Sara._ Camarero.

_ Dígame señora._ le atendió Ismael.

_ Este plato está frio.

_ Ese plato se come frio Señora.

_ Ah, vale, pues tráete vino ya que estás.

_ Ahora mismo.

_ Inma querida estás muy seria._ le comentó el cura a la ex secretaria.

_ Sí que es verdad._ le sonrió falsamente Sara.

_ No me agrada que esté Ignacio aquí también.

_ Es normal que esté, es el alcalde._ le dijo el Padre Juan.

_ Ya lo sé, pero me molesta._ contestó la rubia.

_ Tú sonríe, que eso es lo que más le puede molestar._ le dijo Sara._ es lo que yo hago con Felipe.

_ Quizás tengas razón._ contestó sonriendo Inma.

_ Así me gusta._ dijo el Padre Juan.

Remedios se acercó también a la mesa de Robert.

_ ¿Todo bien Señores?_ preguntó la chica.

_ Todo genial Remedios, aunque eso deberías preguntarlo en la mesa que te ha sido asignada._ le respondió su jefe.

_ Sí Señor, ahora mismo voy._ contestó la joven algo avergonzada.

La celebración siguió su curso, los novios cortaron la tarta y tras probarla , fue repartida por todas las mesas de la boda.

Poco después comenzó el baile, que fue abierto por los novios pero que en seguida se animaron más invitados a disfrutar de la música.

Entre tanto alboroto nadie percibió que Carmen, visiblemente triste, abandonó el Salón de celebraciones. Nadie, excepto su prima Remedios que ya había estado atenta al serio semblante de su prima.

Corriendo fue a su encuentro y la encontró entrando en el baño.

_ Prima, ¿nos marcamos una bulería y los dejamos a tos con la boca abierta?

_ No me apetece Remedios, gracias.

_ ¿Qué te pasa Carmen?

_ Es Thomas...

_ Pero, iba todo muy bien, ¿no?

_ El otro día me dijo que necesitaba espacio, que no quería hacerme daño, pero es mirarlo, ver esa sonrisa y saber que no puede ser y ..._ se interrumpió la chica.

_ Venga prima, deja de pensar así, tu eres una Vargas, y las Vargas no nos rendimos nunca.

_ Esas tonterías son las que te suelto yo a ti cuando te desanimas, para mí no valen.

_ Venga ya prima, deja de lloriquear, sal ahí y lucha por su amor. Además, a él se le ve de lejos que siente algo por ti.

_ ¿Tú crees?

_ No lo creo, lo sé._ afirmó Remedios.

_ Aunque así fuera, no voy a luchar por él Remedios.

_ Pero ¿por qué?

_ Porque él no quiere, él tiene un antiguo amor que no es capaz de olvidar...

_ Vaya...

_ Creo que lo mejor será que me marche.

_ ¿Marcharte? ¿A dónde?

_ Sí, aunque sean solo unos días, creo que lo mejor será que me vaya a la ciudad, con mis hermanos.

_ ¿Estás segura de eso?

_ Creo que sí prima, el autobús de la noche pasa en menos de una hora, voy a hablar con mi madre y se lo voy a decir. Necesito separarme de él y de este pueblo para ver las cosas con otras perspectivas.

_ Bueno... si tú crees que es lo mejor, te apoyaré siempre._ le sonrió la muchacha.

_ Muchas gracias prima._ le devolvió Carmen la sonrisa.

_ Bueno nena, te dejo que llevo un rato sin trabajar y como se den cuenta me voy a ganar una buena bronca._ y diciendo esto salió apresurada del baño sin esperar a que su prima le contestara con tan mala suerte que nada más salir se encontró con Robert en la puerta.

_ Hombre señorita, a ti te estaba buscando.

_ Perdona Roberto, es que a mi prima le ha sentado algo mal y estaba...

_ No te preocupes._ la interrumpió él.

_ Vale.

_ ¿Te importa acompañarme un momentito arriba? Tengo que ir a buscar una cosa para Thomas._ le pidió el inglés.

_ No, no hay problema._ le contestó Remedios.

_ Ok, detrás de ti._ y ambos emprendieron el camino.

Antonio no era capaz de apartar la mirada de Miguel y de lo bien que este se lo estaba pasando en la boda. Enfadado consigo mismo abandonó el salón de celebraciones, necesitaba tomar un poco el aire.

Antonio avanzaba triste por el pasillo, definitivamente no terminaba de entender qué le pasaba cuando veía al sastre.

_ Antonio._ escuchó el joven tras él.

_ ¿Qué?

_ He visto como salías preocupado del salón y quería saber qué es lo que te pasaba._ contestó Miguel.

_ ¿Ahora resulta que me vigilas?_ dijo Antonio volviéndose enfadado sin saber por qué.

_ Sólo me he preocupado por ti, si te molesta me vuelvo a disfrutar de la fiesta.

_ Sí, eso, vete a disfrutar del fiestón mientras yo te sirvo.

_ ¿Qué me estás diciendo Antonio?

_ Que vayas, que disfrutes y que te olvides de mí, a ver si por fin me dejas en paz.

_ ¿Perdón? Fuiste tú el que me besó el otro día en la cocina.

_ ¿Yo? ¿Quién fue el que me siguió?

_ ¡Tú me pediste que fuera contigo!

_ Eso es mentira, llevas mareando mis sentimientos desde que fui a probarme este maldito uniforme.

_ Si, ya... allí también fue mi culpa que me besaras._ dijo Miguel, bajando el tono y acercándose poco a poco al joven gitano.

_ Pues... si... te acercaste demasiado a mí y me susurraste y...

_ ¿Así? ¿Cómo ahora?_ susurro el sastre a escasos centímetros de la cara de Antonio.

_ Justo así..._ susurró también el trabajador del hotel antes de lanzarse hacia los labios de Miguel.

_ ¿Tanto te cuesta hacer eso?_ le preguntó el sastre mirándole a los oscuros ojos.

_ Ven , sígueme._ le pidió Antonio, y Miguel, incapaz de oponerse, lo siguió escaleras arriba.

Acababan de irse cuando María salió del Salón de Celebraciones, se había acabado el cava y se dirigía a la cocina para coger más. Pero María no se percató de que su padre la había seguido y se acercaba a ella.

_ ¡María! _ la llamó su padre.

_ ¿Desea algo el caballero?_ respondió ella cargada de ironía.

_ Déjate de ironías y pamplinas Señorita, ya está bien de bromas y de juegos, ahora mismo recoge tus cosas y nos vamos para casa.

_ Creo que va a ser que no Padre.

_ ¿Cómo que no? Tu harás lo que yo te ordene que para eso eres mi hija.

_ Era... tú nunca me has tenido en cuenta, siempre he sido para tí un cero a la izquierda, especialmente cuando Madre murió y Abraham se fue porque no era capaz de aguantarte.

_ ¡Eres una niñata egoísta!_ y diciendo esto, el alcalde le propinó una torta en la cara a María.

_ ¡Eres un imbécil! ¡Fuera de mi vida!_ gritó la joven y salió corriendo hacia una de las habitaciones del Sótano.

_ Maldita niña..._ balbuceó el Alcalde y subió escaleras arriba con la intención de tomar un poco el fresco en los claustros del Convento.

La fiesta continuaba en el interior del Salón de Celebraciones, aunque cada vez se notaba que había menos público ya que poco a poco los invitados iban "desapareciendo" del lugar. La siguiente en cruzar el portón fue Inma, con el ceño fruncido y paso firme avanzó por el pasillo sin percatarse que tras ella iba el Padre Juan.

_ Inma, ¿dónde vas?_ le preguntó el Padre Juan a sus espaldas.

_ Padre._ se sorprendió ella._ me marchaba ya a casa, no me encuentro muy bien.

_ ¿Y cómo pensabas entrar?

_ Esto... ¿con la llave?

_ Si no tienes...

_ Pues vaya, menos mal que me lo ha recordado usted, sino hubiera hecho el camino para nada, ¿me la da?_ le preguntó la ex secretaria.

_ Claro, pero, ¿no prefieres que te acompañe a casa?_ se ofreció el párroco.

_ No, no se moleste.

_ No es ninguna molestia, a ver si te va a dar un mareo o algo.

_ Padre, puedo valerme por mi misma, ¿me da la llave por favor?

_ Va-vale._ titubeó el cura._ Tira de la puerta hacia a ti y luego empújala.

_ Vale._ dijo Inma dándose la vuelta y comenzando a caminar.

_ No cierres con llave para que yo luego pueda entrar._ le dijo el Padre Juan, aunque no quedó muy convencido de que le hubiera escuchado.

El Padre Juan volvió al salón de celebraciones. Del Aseo salió Susane ajustándose bien su traje mientras que por el pasillo venía Mateo que bajaba de la cocina.

_ Vaya humos tienen algunos por aquí, acabo de cruzarme con la rubia que trabajaba para el alcalde y casi me aparta de un empujón._ comentó Mateo.

_ Pues vaya...

_ ¿Qué te pasa Susane? No te veo muy feliz.

_ Sí, sí que lo estoy Mateo, pero... no sé, me siento como si me faltara algo._ comentó la inglesa.

_ ¿Algo?_ se extrañó el camarero.

_ O quizás alguien..._ sonrió ella.

_ ¿Alguien?

_ Alguien que baile conmigo, alguien que ría conmigo, alguien que me abrace...

_ ¿Y no te valgo yo?

_ Podría ser... pero si mi hermano te vuelve a ver junto a mí te echará del hotel y ya sí que no habrá vuelta atrás...

_ Pero eso pasaría si él nos ve..._ dijo él acercándose poco a poco a la chica.

_ Mateo te pueden despedir..._ le advirtió ella de nuevo.

_ Que me despidan las veces que haga falta con tal de tenerte cerca una vez más._ le susurró él y ella se lanzó a sus labios sin pensarlo ni un segundo más.

Robert y Remedios acababan de salir del Hotel, ella volviéndose hacia él le preguntó:

_ ¿Qué hacemos aquí? Creía que íbamos a coger algo de alguna habitación del Hotel.

_ Bueno sí, pero con la noche tan buena que hace me apetecía tomar un poco el fresco...

_ ¿Que si?_ sonrió Remedios.

_ Claro, es que yo..._ se interrumpió Robert.

_ ¿Tú?_ preguntó Remedios justo antes de encontrarse los labios de Robert sobre los suyos. El inglés se había lanzado sobre ellos y la besaba con pasión.

Al principio le costó entender que estaba pasando, pero pronto se dejó llevar y comenzó a rezar para que ese momento no acabase nunca.

Pero como todo en la vida, ese beso también termino, pero le siguió otro, y otro, y otro, hasta que por fin se separaron.

_ Te quiero._ fue lo único que acertó a decir Robert.

_ Y yo._ le dijo ella sonriendo.

Y es que el amor, se había desbordado esa noche por las esquinas de aquel viejo convento, sin importar edades, razas, sexos o religiones.

Y mientras algunos corazones disfrutaban del amor, otros se esforzaban por recoger los pedazos en los que se había roto, especialmente si aquella persona que te hacía tan infeliz era tu propio padre.

Entre el blanco y el negro estaba el gris, y en un gris confuso se encontraba Carmen, quien decidida entró de nuevo en el Salón de Celebraciones, y mientras todos bailaban se acercó a su madre.

_ Madre...

_ Dime Carmen.

_ Me voy.

_ ¿A casa?

_ No, a la ciudad, con los hermanos.

_ ¿Al final has tomado la decisión más fácil?

_ No sé si es la más fácil o la más difícil Madre, pero es la que veo que más necesito ahora, necesito escapar de aquí, poner mis ideas en orden y volver con una sonrisa.

_ Muy bien cariño, si crees que eso es lo mejor para ti, adelante.

_ Gracias Madre._ dijo a la vez que la abrazaba fuertemente.

_ No le digas nada a tu Padre, como se entere no te va a dejar ir._ le dijo Mercedes al oido.

_ Vale.

_ Anda, corre antes de que me arrepienta._ le sonrió su madre mientras se apartaba de ella.

_ Sí, tengo que darme prisa o perderé el tren nocturno.

_ Corre._ le apremió Mercedes, y la joven salió rauda del salón ante la atenta mirada de Thomas, que no le había quitado ojo en todo el rato.

_ Ve tras ella hijo._ la voz de su madre sonó a sus espaldas.

_ ¿Madre?_ se giró él hacia ella.

_ Se te nota demasiado hijo._ dijo la Sra. Edwing._ Estás enamorado de esa muchacha ¿verdad?

_ Creo que sí, pero... no estoy seguro.

_ ¿Y estabas seguro de que podrías abrir un hotel en un pueblo perdido de un país distinto al tuyo?

_ No...

_ Corre tras ella, no vaya a ser que la pierdas.

_ Y si...

_ ¿Y si se acaba el mundo mañana? Corre

_ Gracias Madre._ y decidido abandonó el Salón con paso firme y rápido.

Pero apenas Thomas salió de aquel lugar, ocurrió algo que nadie preveía y para lo que nadie estaba preparado. José cayó al suelo desplomado, sin vida.

_ ¡José!_ se escuchó gritar a Mercedes.

_ No tiene pulso._ dijo Ismael que se había acercado hasta él y había comprobado sus constantes vitales.

_ Andrew, llama al Doctor corre._ le pidió Emma a su recién estrenado marido.

Pero no había doctor ni médico que fuera capaz de devolver a alguien a la vida, José había expirado su último aliento, feliz, rodeado de vecinos y amigos mientras disfrutaba de una fiesta en el pueblo que lo vio nacer.

Mientras, ajena a todo aquello, Carmen corría por la Plaza de San Agustín camino de la Estación, el último tren salía en pocos minutos. Tras ella oyó como las puertas del hotel volvían a abrirse estrepitosamente.

_ ¡Carmen!_ gritó Thomas.

No, no podía ser, seguro que era su imaginación, su maldito subconsciente. Aceleró el paso.

_ ¡Carmen!_ gritó aún más fuerte el inglés, mientras corría tras ella.

No eran imaginaciones suyas, Thomas la seguía gritando su nombre . Frenó y lo miró con el rabillo del ojo, algo en ella le decía que tenía que seguir corriendo o perdería el tren, pero otra parte le gritaba que oyera al joven rubio.

_ ¡Estoy enamorado de ti!_ gritó Thomas mirando la espalda de Carmen._ No sé si te merezco o no, o si te llegaré a hacer daño o no, lo que sé es lo que siento, lo que tengo dentro de mí y no es otra cosa que el amor que siento hacia ti.

Carmen se giró poco a poco, con una sonrisa pletórica, con la mirada brillante y poco a poco se acercó hacia Thomas que también comenzó a acercarse hacia ella más lentamente, casi temeroso, sin apartar la vista de su amada.

Por fin estaban uno junto al otro, y se besaron como si la vida se les fuera en ello. Con pasión, con emoción, con amor..

_ Un momento._ dijo Thomas separándose levemente de ella.

_ ¿Qué te pasa?_ le miró Carmen.

_ No me has dicho si tu también me quieres._ le sonrió él.

_ ¿Acaso hace falta?_ le cuestionó ella y volvió a besarlo justo en el momento en el que el sonido de un disparo retumbó en cada uno de los rincones del pueblo.

Editado 22 jul 2015 por Rober

3.915 · 23 jul 2015

Muy difícil de comentar con tantos personajes. Lo más destacado para mí ha sido lo de Thomas y Carmen El alcalde, tan despreciable como siempre. Y bueno, parece ser que todo se va poniendo en su lugar aunque faltan algunas cosas y, sobre todo, la hija de éste que espero salga de su tristeza y sea feliz. Lo que espero es que ese disparo que se ha oído al final no sea señal de algo muy grave. Habrá que esperar al siguiente capítulo para averiguarlo.

1.169 · 23 jul 2015

Me pongo al dia con tu historia a pocos dias de acabarla jajja, todo comenzó en el gimnasio, en la bici estática, ahi decidí leerla, y aqui son la una y media de la mañana, y acabo de terminar. (Haciendo pausas claro está)

La historia es de las mejores que he visto, muchos personajes, muy desarrollados y todo bien hilado.

¿Lo favorito para mi? La relación entre Robert y Reme y la de Antonio y Miguel, ambas rompen totalmente los estereotipos clasistas,racistad, homófobos o de edad: un aplauso enooooorme de verdad.

La foto del ansiado beso me ha matado, hay varias fotos de la historia que me he resistido a guardar y poner de fondo jajajajaj

No trago ni al alcalde ni a mateo ni a sara, urgh

He de decir también que mis personajes favoritos son Reme y María, la segunda la gran sufridora y luchadora, que se reveló hasta contra su padre para hacerle bien a su hermanito y a su familia. Merece un hombre bueno que la respete, después de tanto sacrificio y pena.

En cuanto a la ambientación, Dios, 5 estrellas también

En cuanto a los sims, entiendo que no usas CC y los sims 4 ya de por si son "plasticosos", por tanto muchos sims parecen el/la mismo/a, pero vaya, con la calidad de la historia se perdona.

Ganas de ver el final y la siguiente parte, la muerte de José me dio duro y espero que sea la única de la historia (en la actualidad, no en la juventud de los protagonistas)

24 jul 2015

Muy difícil de comentar con tantos personajes. Lo más destacado para mí ha sido lo de Thomas y Carmen El alcalde, tan despreciable como siempre. Y bueno, parece ser que todo se va poniendo en su lugar aunque faltan algunas cosas y, sobre todo, la hija de éste que espero salga de su tristeza y sea feliz. Lo que espero es que ese disparo que se ha oído al final no sea señal de algo muy grave. Habrá que esperar al siguiente capítulo para averiguarlo.

Muchas Gracias Merche por seguir fiel a la historia y comentarme siempre, ya queda menos para conocer el final, espero estar a la altura :)

Me pongo al dia con tu historia a pocos dias de acabarla jajja, todo comenzó en el gimnasio, en la bici estática, ahi decidí leerla, y aqui son la una y media de la mañana, y acabo de terminar. (Haciendo pausas claro está)
La historia es de las mejores que he visto, muchos personajes, muy desarrollados y todo bien hilado.
¿Lo favorito para mi? La relación entre Robert y Reme y la de Antonio y Miguel, ambas rompen totalmente los estereotipos clasistas,racistad, homófobos o de edad: un aplauso enooooorme de verdad.
La foto del ansiado beso me ha matado, hay varias fotos de la historia que me he resistido a guardar y poner de fondo jajajajaj
No trago ni al alcalde ni a mateo ni a sara, urgh
He de decir también que mis personajes favoritos son Reme y María, la segunda la gran sufridora y luchadora, que se reveló hasta contra su padre para hacerle bien a su hermanito y a su familia. Merece un hombre bueno que la respete, después de tanto sacrificio y pena.
En cuanto a la ambientación, Dios, 5 estrellas también
En cuanto a los sims, entiendo que no usas CC y los sims 4 ya de por si son "plasticosos", por tanto muchos sims parecen el/la mismo/a, pero vaya, con la calidad de la historia se perdona.
Ganas de ver el final y la siguiente parte, la muerte de José me dio duro y espero que sea la única de la historia (en la actualidad, no en la juventud de los protagonistas)

Aficionada, mil gracias por tus palabras, de corazón, muchas veces no sabe uno si seguir o no con la historia pero mensajes como estos levantan muchísimo el ánimo y te empujan a seguir con ella. Como tu misma has dicho ya queda poco para el final pero aún queda cuerda. Muchas gracias.

2015-08-05T15:23:21Z

Bueno, he tardado un poquíto más de lo que esperaba pero aquí os traigo el PENÚLTIMO capítulo de la serie, el más largo por ahora. Como siempre espero que os guste y que dejéis vuestros comentarios.

Capítulo X: Bodas de Sangre (2ª Parte)

Y volvió a besarlo justo en el momento en el que el sonido de un disparo retumbó en cada uno de los rincones del pueblo.

_ ¿Qué ha sido eso?_ preguntó Thomas separándose de Carmen.

_ Algún cohete o algo para celebrar la boda, ¿no?_ intentó darle una explicación la muchacha.

_ No me suena que comprásemos nada de eso.

_ No te preocupes Thomas, seguro que no es nada.

_ Seguramente._ sonrió él y volvió a besarla.

Pero los dos enamorados no eran los únicos que habían oído ese estruendo.

_ ¿Qué ha sido eso?_ preguntó alterada Emma.

_ A mí me ha parecido un disparo en toda regla._ dijo Felipe sacando su arma reglamentaria.

_ Viene del piso de arriba Felipe._ comentó Rosa.

También María, escondida entre los libros se asustó del extraño ruido.

_ Viene de arriba Susane._ comentaba Mateo con su enamorada.

_ Eso ha sido un disparo Mateo.

Hasta en las habitaciones del Hotel se había escuchado el estruendo.

_ ¡Ostias Miguel! Que se están matando ahí abajo._ gritó Antonio asustado.

_ Tranquilízate, vamos a vestirnos y bajamos._ le contestó Miguel.

En la plaza, Carmen y Thomas daban rienda suelta a su pasión y se besaban como si el mundo fuera a acabarse en pocas horas, pero de repente, un grito los bajó de esa nube en la que se encontraban.

_ ¡Carmen!_ se oyó gritar tras ellos a una muchacha. Remedios avanzaba poco a poco hacia ellos, con lágrimas en sus ojos. Se paró poco antes de llegar a la altura en la que se encontraban Thomas y su prima.

_ Carmen..._ dijo casi en susurros.

_ Dime Remedios._ le contestó su prima girándose hacia ella con una sonrisa en su rostro, la felicidad era palpable en cada poro de su piel, en contraste con la tristeza que transmitía la más joven.

_ ¿Ha pasado algo?¿Qué ha sido ese ruido?_ preguntó Thomas a la vista de que la muchacha no era capaz de hablar.

_Carmen... es tu padre...

_ ¿Qué le pasa a mi padre?

_ Estaba bailando tranquilamente y... se ha desplomado sobre el suelo... está muerto Carmen._ le transmitió Remedios sin saber muy bien como decirlo ni cómo hacerlo pero sintiéndolo casi tan profundo como si ella fuera la hija de José.

_ ¿Qué?_ fue lo único que atinó a decir la camarera.

_ ¿Qué estás diciendo Remedios? ¿Ese ha sido el ruido?_ preguntó un confuso Thomas.

_ No, no, yo he escuchado el ruido mientras salía del Hotel, aunque juraría que venía de dentro, me ha parecido el sonido de un disparo jefe.

_ No puede ser._ balbuceó Thomas y salió corriendo en dirección al hotel.

_ Dime que no es verdad Remedios, por favor, dime que mi padre está bien._ suplicaba Carmen entre susurros.

_ Lo siento prima._ dijo la joven entre lágrimas.

_ Padre..._ atinó a decir Carmen antes de salir corriendo por donde se había marchado Thomas. Remedios también comenzó a correr junto a su prima.

La fiesta había acabado, todos se disponían a salir de aquel salón de celebraciones en el que estaba tendido el cuerpo sin vida de José y buscar el lugar del que provenía el estruendo que había hecho temblar todo el edificio.

Lo que pocos se esperaban era ver el cadáver del que hasta ese momento había sido el alcalde.

La primera en llegar hasta él fue su propia hija, que horrorizada contempló como su padre yacía sobre el frío césped del que un día fuera el claustro del convento.

_ ¡Padre!_ fue lo único que atinó a decir la joven antes de sentir unas tremendas náuseas y romper a llorar.

En ese momento, comenzaron a aparecer poco a poco los invitados de la boda, que a medida que se acercaban al lugar comenzaban a impresionarse y a murmurar en voz baja. Fue Felipe, el Guardia Civil, el primero en romper el hielo.

_ Señores, que no cunda el pánico, pero entre nosotros hay un asesino.

_ Así se habla Felipe, con delicadeza y con cuidado de no asustar a los demás._ le dijo Eugenia en voz baja.

_ Bueno, a ver, lo que quiero decir es que por favor, nadie abandone el Hotel hasta que hable con todos, tengo que reconstruir todo lo que ha pasado para averiguar quién ha matado al alcalde..._ anunció el policía._ y empezaré por ti, María.

_ ¿Por mi?_ se sorprendió la joven.

_ Sí, siempre se comienza a investigar por la familia._ le informó Felipe.

_ Señor agente, si no le importa, yo le digo que estuve todo el tiempo en el salón, no salí ni para ir al servicio, usted fue testigo._ le dijo el Marqués de Vallesco.

_ Cierto es._ confirmó este.

_ Pues entonces me largo, no quiero pasar ni un segundo más en este pueblo, el siguiente podría ser yo.

_ Valiente mamarracho..._ dijo para sí el Padre Juan, al cual se le notaba muy pensativo y con cierta cara de preocupación, él tenía un asesino en mente pero deseaba con todas sus fuerzas que solo fueran suposiciones suyas.

Poco tardó el doctor en llegar, pero se encontró con un panorama totalmente inesperado. Ismael, que había sido el encargado de ir a buscarlo le había comentado el fallecimiento de José, pero no el asesinato de Ignacio. Sea como fuere se acercó a él, pero no pudo más que certificar su muerte.

_ Lo siento María, todo parece indicar que estaba vivo cuando le dispararon, no hay signos de violencia ni rasguños o arañazos.

_ Gracias Doctor.

_ Si me disculpa, tengo que acercarme abajo para ver si aún puedo salvar una vida._ se despidió Guillermo alejándose de la joven.

El alboroto hizo que Antonio y Miguel salieran a comprobar que era lo que pasaba en el claustro del hotel.

_ ¿Quién está tendido en el suelo?_ preguntó Antonio extrañado.

_ Es el alcalde Miguel, ¡han matado al Alcalde!_ gritó Miguel.

_ Joder...

El Doctor ya había bajado al Salón de Celebraciones pero pocos segundos le bastaron para darse cuenta de que no había nada que hacer con José. El dueño del bar había pasado a mejor vida.

_ Lo siento, no puedo hacer nada por él._ informó Guillermo a la mujer y la hija del fallecido.

_ Pero Doctor, ¿Qué le ha pasado? Estaba tan bien y de repente..._ sollozó Carmen.

_ Verás Carmen, no lo sé muy bien exactamente, pero todo parece indicar que ha sido por culpa del accidente que tuvo tu padre hace un mes.

_ ¿Cómo puede ser eso?

_ Es posible que al caer, alguna vena de la cabeza se rompiese y que poco a poco se formara un coagulo de sangre en el cerebro hasta el punto que ha terminado por acabar con su vida.

_ ¿ Y eso no salió en ninguna prueba?_ preguntó angustiada Mercedes.

_ Me temo que no Señora.

_ Aún así eso son suposiciones suyas ¿no doctor? _ preguntó Carmen.

_ Sí, al menos que le realicemos una autopsia no podremos concretar el motivo del fallecimiento.

_ Déjese déjese, no está mi marido para que ahora nos dediquemos a hurgar en su cuerpo.

_ Como ustedes deseen.

_ ¿Qué voy a hacer ahora Doctor?_ rompió a llorar la madre de Carmen.

_ Tiene que ser fuerte Mercedes, ahora toca luchar.

_ No sé si tendré fuerzas para luchar a estas alturas de la película hijo._ sollozó la mujer.

Mientras todo esto ocurría, Felipe ya había comenzado con la ronda de investigaciones entre los vecinos que habían asistido de una forma o de otra al enlace de los Edwings. Como ya aunció, la primera en pasar por el interrogatorio del Guardia Civil fue la hija del Alcalde.

_ María, todo el pueblo sabe que en las últimas horas, la relación tuya con tu padre no pasaba por sus mejores momentos.

_ ¿Qué está queriendo decir?

_ No quiero decir nada, sólo comento contigo el hecho que tu padre te quitara lo que tú más querías, la biblioteca..._ dijo Felipe esperando obtener alguna reacción en la entrevistada, pero ante el silencio de la misma continuó hablando._ Y por si fuera poco, luego decide el señor echarte de tu propia casa.

_ No me echó, me fui yo misma...

_ No es eso lo que se cuenta por el pueblo.

_ Por el pueblo se cuentan cada cosa...

_Ya... en definitiva, su padre le hizo su vida imposible en sus últimas 24 horas de vida, obligándola incluso a tener que mendigar una plaza de trabajo y un techo bajo el que dormir.

_ Mire Felipe, me he leído decenas de libros sobre detectives y sé que usted está queriendo que yo cometa un error y me declare culpable, pero puede estar usted seguro de que eso no va a ocurrir, yo no he matado a mi padre.

_ Ya veo... ¿Dónde estaba cuando sonó el disparo? En el Salón de Celebraciones ya le digo yo que no...

_ Estaba sola... llorando... en el almacén de libros del Hotel...

_ ¿Por qué lloraba?

_ Mi padre me siguió cuando salí del Salón y comenzó a discutir conmigo, usted mismo fue testigo de cómo me trató en la cena, pues de la misma forma me estaba tratando hasta que le dije cuatro verdades de cómo destrozó nuestra familia y acabó por abofetearme, salí corriendo de allí y me encerré en aquella habitación hasta que escuché el disparo...

_ Ya veo..._ dijo el policía. Poco a poco fueron pasando todos los invitados de la boda y poco a poco fueron abandonando aquel lugar.

Para ahorra tiempo y como no creía que ninguno de ellos hubiese sido el asesino, Felipe decidió congregar a todos los empleados en el Salón Comedor para interrogarles acerca de dónde se encontraban cuando sonó el disparo.

_ Como usted sabrá yo me encontraba abajo, en el Salón de Celebraciones , y mi marido y Remedios habían salido corriendo para avisar al Doctor Toledo y a Carmen respectivamente._ informó Jacinta.

_ Remedios e Ismael, vosotros tuvisteis que cruzar el claustro poco antes de que sonara el disparo, ¿no es así?_ preguntó Felipe.

_ Podría decirse que si Felipe._ comentó Ismael.

_ ¿Y bien?_ cuestionó el Guardia Civil.

_ Allí no había nadie señor._ contestó el hombre._ a excepción del alcalde, quiero decir.

_ Remedios..._ dijo Felipe.

_ Cuando pasamos por el claustro estaba él solo señor, aunque a mí me pareció ver a alguien entre las sombras de los arcos, pero no podría asegurarle._ contestó la chica.

_ Luego tardamos en salir del Recibidor porque la puerta se había atascado, no era capaz de abrirla._ comentó Ismael.

_ Remedios tienes que hacer memoria, ¿Había alguien allí o no?

_ Hombre, alguien tenía que haber, acabó asesinado, no hay que ser un lince para darse cuenta de eso Sherlok Holmes._ comentó Mateo.

_ ¿Qué viste Remedios?_ volvió a preguntar Felipe, ignorando al joven.

_ No lo sé Felipe.

_ Remedios, sé que me estas ocultando información.

_ Es que no lo sé._ repitió ella.

_ Ocultar información en un caso de asesinato es delito...

_ ¡Que no lo sé! ¡Joder!_ gritó Remedios.

_ Está bien...

_ ¿Y los demás dónde estabais?_ ante el silencio del resto del personal del hotel, Felipe se dirigió en concreto a uno de ellos._ Antonio, ¿dónde estabas? Porque en el Salón de Celebraciones no estabas...

_ Estaba en la planta superior...

_ ¿Haciendo qué?

_ Me... me... eché un rato sobre una cama de una habitación vacía... me dolía el estómago...

_ ¿Ya se te ha pasado?_ preguntó el policía que sabía que el hombre le estaba mintiendo, aunque nada le hacía sospechar que tuviera algo que ver en la muerte del Alcalde.

_ No, esto lo único que ha hecho es revolvérmelo más.

_ Vaya... ¿y tú Mateo? Tú tampoco estabas en el salón...

_ ¿Yo?

_ Sí claro, no veo a ningún otro Mateo aquí.

_ Sí, ya... yo estaba en el cuarto de baño.

_ ¿Sólo?

_ ¿Qué insinúa?

_ No insinúo nada, sólo quiero saber si alguien puede demostrar tu coartada...

_ No, nadie, estaba solo, cagando, ¿quiere que le traiga una prueba?

_ No te hagas el gracioso conmigo chaval...

Pocos minutos más tarde, Felipe ya había interrogado a todos los habitantes del Hotel. El Padre Juan fue uno de los últimos interrogados, pero poco le falto para salir corriendo una vez terminó el policía de preguntarle. Tenía una corazonada.

Entró corriendo en su casa y subió corriendo las escaleras que llevaban al segundo piso, sin llamar siquiera abrió la puerta de la habitación de invitados. Allí estaba ella, sentada, tranquila, con la mirada fija en él y aún vestida con la ropa con la que había acudido a la boda, aunque ya hacía horas que se había ido de la fiesta.

El cura se acercó hacia ella y tomó asiento a su lado.

_ Ave María Purísima._ le dijo ella al momento en el que él se sentó a su vera.

_ No Inma no..._ le cortó el Padre Juan.

_ Ave María Purísima._ repitió ella.

_ ¿Por qué lo has hecho?_ la siguió ignorando el sacerdote.

_ Ave María Purísima._ volvió a decir una vez más Inma.

_ ¡Sin Pecado Concebida!_ gritó el Padre Juan.

_ Lo he matado Padre._ rompió a llorar la joven.

_ Pero, ¿cómo has sido capaz Inmaculada?

_ No lo sé Padre... fue todo tan rápido.

______________________________________________________________

_ Está genial eso de ignorarme toda la noche...

_ Ah, ¿pero sigues aquí?

_ Muy gracioso...

_ ¿Qué es lo que quieres? Eres demasiado pesada...

_ ¡Quiero que me devuelvas mi trabajo! ¡Quiero que reconozcas a tu futuro hijo!

_ Está la cosa muy complicada, bueno, básicamente no me da la gana de hacer eso.

_ Eres un completo gilipollas.

_ Eh, eh, sin insultar bonita.

_ Eres un capullo pichafloja que para encontrar una mujer que tuviera el estómago de meterse en tu cama.

_ Puede... pero tú eres una furcia de tres al cuarto que cogiste el primer tren que te pasó por la puerta con tal de salir de la escombrera en la que vivías y que has decidido vivir del cuento toda tu vida quedándote preñada de mí, algo poco probable porque ya me dirás a estas alturas si realmente soy capaz de dejar a una mujer embarazada con la picha floja que has dicho que tengo.

_ Estás totalmente equivocado...

_ ¿Sí? ¿Acaso me vas a negar que eres una putita barata? ¿Eso es?

_ ¡Yo me enamoré de tí!_ gritó Inma, y sacando una pistola, apuntó directamente a la cabeza del alcalde y disparó.

Cuando comprendió el ataque de locura que acababa de sufrir ya era demasiado tarde, se guardó la pistola y salió corriendo del hotel, aprovechando que no había nadie en recepción y que en la plaza solo estaban Thomas, Carmen y Remedios que parecían demasiado centrados en su conversación como para darse cuenta de otra cosa.

En el claustro del Hotel, el alcalde se desplomaba sobre sí mismo, con su corazón bombeando sus últimos latidos.

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_ No sé realmente porqué lo hice, no era la primera vez que me sacaba de juicio, pero esta vez no lo soporté más.

_ Pero hija mía, ¿Cómo llevabas encima una pistola?

_ No lo sé Padre, nunca salgo de casa sin ella, cuando me vine de mi pueblo mi padre me la dio para que me sintiera siempre protegida.

_ En mi pueblo lo que hacemos para que la gente vaya protegida es darle una estampa de San Agustín...

_ Padre, ¿cuál es mi penitencia?

_ ¿Tu penitencia?

_ Claro, estamos bajo el sacramento de la confesión Padre.

_ Es cierto..._ musitó el sacerdote._ Tu penitencia será irte lejos de aquí hija mía, muy lejos, lo más lejos que puedas escapar, y no regresar nunca ni decirle nunca a esa criatura que tienes en tu interior quién fue su padre.

_ Pero Juan...

_ Inma, aquí no te puedes quedar, Felipe sospecha de ti, estoy seguro, y no tardará en pillarte. ¿Qué quieres que tu hijo se críe en un orfanato?

_ No, no, claro que no.

_ Lo sabía, sabía que habías sido tu._ la puerta se abrió en ese momento y la voz de Sara dio paso a la silueta de la mujer que poco a poco se adentró en la luminosidad de la habitación._ Seguro que mi marido me pide que vuelva a casa si le cuento esto...

_ Sara no es lo que parece.

_ Si, ya, no es lo que parece, y lo que tienes en la barriga son gases, ¿no?

_ Sara detente, por favor._ le pidió Inma.

_ ¿Por qué tendría que hacerlo?_ refunfuñó ella.

_ Porque yo te lo pido._ intervino el Padre Juan.

_ Pero.. Padre... no le reconozco.

_ A quien no reconozco yo es a ti, ¿no sabes que escuchar y utilizar las confesiones de otra persona es pecado mortal?_ inquirió el sacerdote.

_ Yo... yo..._ intentó replicar Sara.

_ Tú aplícate el refrán: en boca cerradas no entran moscas._ le dijo este.

_ Sí, padre...

_ Y tú prepara tu equipaje y tus cosas, mañana te acompañaré a la estación y luego te mandaré tus cosas por correo, es mejor que vayas ligera de equipaje al salir de aquí.

_ De acuerdo._ contestó Inma.

Andrew y Emma entraron en su habitación del Hotel, en su cara se reflejaba el cansancio y la tristeza por cómo había acabado esa gran noche.

_ Ha sido la peor boda a la que he asistido en mi vida._ comentaba Emma.

_ No digas eso mujer, solamente ha tenido un mal final, pero el resto ha estado genial.

_ Lo peor de todo ha sido que la peor boda a la que he ido ha sido mi propia boda._ continuaba la novia enfurruñada.

_ Vamos cariño, no te martirices._ la intentaba consolar su nuevo marido.

_ ¡Ha sido un desastre Andrew!_ gritó ella y rompió a llorar.

_ Vamos, mi vida, no llores._ la pretendía animar Andrew._ yo se que piensas que nuestro matrimonio no podía empezar de peor manera, pero ten en cuenta que han sido dos cosas que nosotros no podíamos controlar, ¿quién podría prever que a uno de nuestros invitados le iba a dar un ataque al corazón y que otro de nuestros invitados iba a matar a otro? Nadie mi vida, nadie.

_ Eso es otra, vivimos en un pueblo en el que un asesino anda suelto...

_ Emma, creo que este ha sido un caso puntual...

_ Quiero volver a casa, a Inglaterra, quiero estar tranquila viendo los frondosos bosques y escuchando llover a través de los cristales mientras tomo una taza de té y leo un libro en inglés. No quiero que nuestro hijo se eduque en este pueblo Andrew...

_ No te preocupes mi vida, volveremos pronto a casa._ le abrazó él para tranquilizarla.

_ ¿Me lo prometes?

_ Te lo prometo._ le dijo él, aunque ambos sabían que esa promesa podría no verse cumplida si el Doctor Toledo no les autorizaba a irse.

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A media mañana se celebró en la Parroquia de San Agustín el funeral por el eterno descanso de José Vargas en una ceremonia en la que la Iglesia se quedó pequeña para acoger a todos los vecinos del pueblo que quisieron acercarse a darle el último adiós al estimado dueño del bar.

Las lágrimas afloraban entre los allí presentes, especialmente entre los familiares del difunto.

Tras el entierro, los vecinos se congregaron en la querida taberna de la plaza. Antonio fue uno de los últimos en llegar, y se sentó en la mesa que su tía y su madre, que charlaban con Eugenia.

_ ¿Ya se ha marchado?_ le preguntó Thomas desde la barra.

_ Así es jefe, al marquesito le ha faltado tiempo para hacer las maletas, el hotel está ahora mismo vacío._ le comentó su empleado.

_ De acuerdo Antonio._ le dijo Thomas antes de volver a girarse hacia una desconsolada Carmen._ Vamos Carmen, tienes que tomar algo, llevas ya casi 24 horas sin probar bocado.

_ No tengo ganas Thomas, sólo me apetece llorar.

_ Ya lo sé, te entiendo perfectamente Carmen, sé lo que es eso, pero tienes que ser fuerte y seguir adelante, José lo habría querido así..._ intentaba consolarla aunque sin mucho éxito.

Mientras tanto en la Iglesia, se celebraba el segundo funeral de la mañana, aunque con un tono muy distinto.

_ No voy a negar que aún te quiero Padre..._ decía María mirando el ataúd de su Padre._ pero hiciste demasiado daño en tu vida, toda aquella persona que te han querido de una forma u otra... mataste a Madre de pena... Abraham se fue para no soportarte más... y a mí acabaste apartándome de tu lado...

_ María, no quiero importunarte, pero ¿podemos comenzar el responso?_ preguntó el Padre Juan sentado en su butaca.

_ Comience Padre, pero espere a que salga, yo ya me he despedido de mi Padre..._ dijo la ex bibliotecaria.

_ ¿No te vas a quedar a orar por su alma?_ cuestionó el sacerdote.

_ No se lo merece padre._ y diciendo esto se dio media vuelta y abandonó la Iglesia con paso firme.

_ Vaya hija..._ dijo Felipe, el único vecino que había acudido a la misa.

_ Realmente la comprendo Felipe, yo mismo estoy aquí porque es mi trabajo, aunque desearía poder irme ahora mismo._ le espetó el Padre Juan.

_ Pues márchese si quiere, no vaya a predicar una misa para mí solo, yo hace tiempo que perdí mi fe.

_ Si es tu última palabra, me cambio de ropa, tengo muchas cosas que hacer._ dijo el sacerdote levantándose de su asiento y dirigiéndose a la sacristía.

_ Adelante padre._ dijo el policía mientras también se ponía en pie y se acercaba al féretro del alcalde._ No se preocupe Ignacio, pienso hacer justicia y detener a quien le mató.

Dicho esto, Felipe se acercó hacia la puerta de la sacristía que el padre Juan había dejado abierta.

_ Disculpe padre.

_ Dígame Felipe.

_ Me gustaría hablar con usted.

_ Le escucho.

_ ¿Dónde está Inma?

_ ¿Inma? ¿Qué pasa con ella?_ disimuló torpemente el sacerdote.

_ Le estoy preguntando donde está Padre, se lo estoy preguntando por las buenas...

_ ¿Realmente cree que se dónde está?

_ Realmente creo que está escondida en su casa, pero estoy intentado darle la oportunidad de colaborar, no me gustaría tener que entrar en su casa a la fuerza.

_ Sabe tan bien como yo que no puede hacer eso, mi casa queda fuera de su jurisdicción._ le sonrió el cura.

_ No se crea inmune a la ley padre, ni usted, ni ninguna de sus protegidas._ le dijo Felipe.

_ ¿Es una amenaza?

_ No, es simplemente, un recordatorio.

_ Muy bien, si no tiene nada más que recordarme le agradecería que saliera, tengo que cerrar la Iglesia, tengo cosas que hacer.

_ Por supuesto, hasta luego padre.

_ Adiós...

De nuevo en el bar, Thomas seguía intentando consolar a Carmen, quien había dejado de llorar por el momento, pero cuyos ojos rojos evidenciaban que era porque ya no le quedaban más lágrimas.

_ Thomas, creo que voy a echarme un ratito, no tengo fuerzas para continuar aquí.

_ Claro Carmen, ¿quieres que te acompañe?_ se ofreció el joven.

_ No, no, puedo yo sola, gracias._ dijo ella antes de entrar por la puerta que conectaba el bar y su casa y desaparecer tras ella.

Pero la intención de la joven gitana no era la de tumbarse en su cama ni la de quedarse tranquila en el interior de su casa, en contradicción a lo que le había comentado a Thomas. Carmen atravesó la puerta de su casa y corrió por mitad del pueblo rumbo al cementerio del pueblo, necesitaba despedirse a solas de su padre, decirle todo aquello que sentía en su interior y que no había sido capaz de decirle rodeada de personas en el entierro.

Poco después se encontraba ante la tumba de su padre, con la tierra recién removida y rodeada de flores.

_ Padre..._ atinó a decir, pero no salieron más palabras._ Yo..._ era lo único que era capaz de pronunciar, a pesar de tener las ideas claras en su mente y las palabras pensadas una y cien veces en su cerebro.

En eso estaba cuando sintió como dos personas se acercaban hacia donde ella estaba, no quiso girarse, imagino que serían Remedios y Thomas o quizás Antonio, pero realmente no se imaginaba quienes eran.

_ ¿Sabéis? El recuerdo más vivo que tengo de Padre fue el día que Israel rajó una bota de vino mientras jugábamos a los piratas, no recuerdo haber corrido más por las calles del pueblo para esconderme._ comentó uno de los visitantes, el más mayor de los dos, moreno de piel, ojos oscuros, barba de tres días y el pelo negro recogido en una coleta.

_ Yo me acuerdo que me escondí en la biblioteca, sabía que Padre no me buscaría allí en la vida._ continuaba narrando el otro, mucho más joven y delgado, con una piel también oscura, con una pequeña perilla y con su pelo negro cayendo sobre su cara.

_ Menos mal que Madre intercedió por nosotros y nada más que recibimos un par de azotes.

_ Sí, al final el bueno de Julián acabó bebiéndose toda la bota en una noche, no sé como lo hizo.

_ Pues con la ayuda de Padre seguro._ rió el mayor de los dos.

_ Padre os habría matado ese día._ sonrió también Carmen mientras se daba la vuelta para ver a sus dos hermanos plantados tras ella, y acercándose al mayor de los dos lo abrazó fuertemente._ Joselito estás igual que siempre.

_ No puedo decir los mismo hermanita, eres ya toda una mujer._ le contestó su hermano mayor.

_ Tampoco hace tanto que no me ves exagerado._ dijo ella separándose de él.

_ Demasiado._ le contestó él.

_ Israel, ¿cómo estas cariño?_ se acercó ella al más joven abrazándolo igualmente.

_ Ahí vamos hermana, ¿y tú cómo estás?_ le preguntó su hermano pequeño.

_ He tenido días mejores._ le dijo ella separándose.

María había llegado a su casa, ya podía decirse que era suya, era la única Rodríguez que quedaba en el pueblo. Introdujo la llave en la cerradura y tras abrir la puerta entró en el interior de la desierta vivienda.

Se acercó al sofá del Salón y allí se quedo sentada, esperando a que pasaran las horas. En ese momento se sintió extremadamente sola.

Mientras tanto, en la Casa del Cura, Inma se encontraba sentada en la habitación del sacerdote mientras miraba su reflejo en el espejo, aunque realmente su cabeza estaba muy lejos de ese lugar. En ese momento, Sara irrumpió en la habitación y se acercó hacia su compañera de habitación.

_ ¿Sabes lo que pienso?_ le preguntó a la rubia.

_ Realmente me importa bien poco._ le contestó ella.

_ Pienso que por muy lejos que te vayas siempre serás una burda asesina..._ comenzó a decir Sara.

_ ¿Algo más?_ preguntó la antigua secretaria intentando no entrar en la provocación de la vecina cotilla.

_ ¿De verdad que no te reconcome la conciencia? Has acabado con la vida de un hombre, de un padre... yo no podría vivir con esa carga de conciencia...

_ Pues yo sí, ¿vale?_ respondió enfurecida Inma, que empezaba a perder la calma.

_ Pues no sé como lo haces, de verdad, ¿has sido capaz de dormir algo? Porque yo desde luego que no, teniendo una asesina en la cama de al lado, menos mal que te vas hoy porque sino...

_ ¡Cállate! ¡Cállate de una vez!_ gritó la más joven muy enfadada, Sara había conseguido lo que quería, sacarla de sus casillas.

_ ¿Y si no qué? ¿Me vas a matar?

_ No me tientes...

Thomas fue a buscar a Carmen, estaba preocupado por ella. Registró prácticamente toda la casa, la llamó a voces, pero no la encontró en la casa e inmediatamente supo donde tenía que ir a buscarla.

Cuando atravesaba la plaza la encontró, venía acompañada por dos hombres morenos, muy parecidos a ella.

_ Me tenías preocupado Carmen._ le dijo él, cuando llegó junto a ella.

_ Disculpa Thomas, necesitaba estar sola.

_ Sí, necesitaba estar sola pero fuimos a molestarla, para no perder la costumbre._ sonrió Joselito, y extendiendo su mano le dijo._ Encantado, soy José, Joselito para los amigos, tú eres Thomas, ¿no? Muchas gracias por llamarnos.

_ Encantado José, no tienes por qué dar las gracias._ le respondió él.

_ Bueno, ¿qué os parece si vamos al bar y nos tomamos una copa de Jerez? Yo invito._ les dijo el mayor de los hermanos.

_ Esto no me lo pierdo._ bromeó Israel, y los cuatro se dirigieron hacia el bar.

Al entrar allí Carmen se encontró con Miriam, la esposa de su hermano mayor, una gran amiga suya a la que hacía mucho que no veía, ambas se abrazaron y rompieron a llorar. La tarde pasó entre abrazos, charlas y recuerdos.

Cuando ya comenzaba a oscurecer, Miguel se acercó hacia la taberna, aunque se quedó esperando en la puerta a que Antonio saliera. Este, al verlo tanto rato en la puerta salió a ver qué pasaba.

_ ¿Qué haces aquí?_ le preguntó.

_ Quería saber cómo estabas._ contestó el sastre.

_ Estoy bien, ¿algo más?

_ No, nada, sólo era eso._ titubeó Miguel._ ¿Te pasa algo conmigo?

_ No._ respondió con sequedad Antonio._ pero no se qué pintas tu aquí a estas horas.

_ Ya te he dicho que estaba preocupado, quería saber cómo estabas.

_ Pues ya lo sabes, ya puedes irte.

_ Bueno... vale...

_ Pues eso...

_ Hasta luego._ dijo Miguel, y acercándose intentó abrazar a un desubicado Antonio que lo apartó de un empujón.

_ ¿Se puede saber que haces?_ le espetó el gitano.

_ Yo... yo solo quería...

_ ¡Tú solo querías dejarme en ridículo delante de todo el pueblo!_ gritó Antonio visiblemente enfadado.

_ Baja el tono por favor.

_ ¿Ahora si te preocupa lo que opinen los vecinos?

_ ¿Pasa algo primo?_ preguntó Joselito que al escuchar tanto alboroto había salido a la plaza junto a Israel.

_ No nada, Miguel ya se iba primo._ contestó este.

_ Hombre Miguel, cuánto tiempo._ le saludó el mayor de los hermanos Vargas.

_ Un placer volver a veros José, Israel, si me disculpáis me marcho ya._ dijo Miguel, antes de darse la vuelta y salir corriendo en dirección a su casa, por sus mejillas caían lágrimas de impotencia y desengaño.

_ ¿Qué mosca le ha picado?_ preguntó Joselito.

_ Ese chaval nunca ha sido muy normal hermano._ respondió Israel._ ¿Entramos?

_ Sí.. voy..._ dijo Antonio mientras veía como se marchaba sufriendo la persona que tanto quería.

Remedios se afanaba en dejar la cocina del hotel bien limpia, cuando Robert entró en la cocina.

_ Remedios, vas a gastar la bayeta, ¿estás bien?_ preguntó el bueno de Robert.

_ No, Robert, no estoy bien._ contestó la joven.

_ ¿Qué te ocurre?

_ Nada, déjalo, ya se me pasará..._ dijo ella intentado salir de la cocina.

_ Dime qué te pasa, desahógate conmigo._ la paró Robert agarrándola del brazo.

_ No lo sé Robert._ titubeó la joven._ no sé lo que me pasa, me siento muy triste... no soy capaz de asimilar aún lo de mi tío... aunque en el fondo creo que no es por eso, no lo sé, sólo tengo ganas de llorar. Tengo miedo, Robert...

_ ¿Miedo?

_ Este hotel tiene algo raro Robert, mi tío murió aquí ayer y el alcalde fue asesinado ahí en el patio, además la sombra que vi hace unas semanas... es todo demasiado raro.

_ No te preocupes Remedios, no va a pasar nada, te lo prometo._ le dijo él a la vez que la abrazaba lo más fuerte que podía.

_ Te quiero._ le susurró ella al oído.

_ Y yo a ti._ le respondió él susurrando igualmente.

Miguel entró llorando desconsolado y dando un portazo. Corrió hacia el sofá y allí se acurrucó. Su hermana se encontraba en la cocina pero salió corriendo a ver que le pasaba a su hermano pequeño.

_ Miguel, ¿qué ha pasado?_ preguntó muy preocupada la muchacha.

_ Ya no puedo más Rosa, no aguanto más esta situación._ dijo el sastre sabiendo que su hermana entendería de lo que estaba hablando.

_ ¿Te refieres a Antonio? ¿Qué ha hecho esta vez?

_ Un nuevo desprecio hermana, no puedo más._ lloraba él desconsolado.

_ Miguel ese hombre no te merece... te lo he dicho ya varias veces...

_ Me voy...

_ ¿Irte? ¿Estás seguro?

_ Sí, voy a aceptar esa oferta Rosa.

_ No voy a retenerte Miguel, creo que eso te hará progresar mucho y confío en tí lo suficiente como para saber que vas a llegar muy alto.

_ Gracias hermana._ la abrazó él.

El Padre Juan entró en su casa, rápido, decidido, pero sin contar con que Sara lo estaba esperando tras la puerta.

_ Buenas tardes Sara, ¿dónde está Inma?

_ ¿De verdad que la va a ayudar a huir Padre?

_ No puedo hacer otra cosa Sara...

_ Denunciarla, decírselo a mi marido, hacer algo por Dios bendito.

_ Está bajo secreto de confesión, no puedo hacer eso, y tú tampoco.

_ No lo entiendo de verdad... ¡Está usted traicionando a Dios y dándole la mano al diablo!_ gritó la devota.

_ ¡Ya basta! Tu eres la primera que tienes que callarte Sara, demasiadas cosas he ocultado de ti, y demasiado te he tolerado, así que será mejor que guardes silencio._ le amenazó el sacerdote.

_ No puede comparar... _ espetó ella furiosa.

_ No me obligues a hacerlo.

_ Ya estoy aquí Padre._ Inma había bajado las escaleras y se encontraba parada al pie de la misma parada. Ninguno de los dos sabría decir desde qué momento se encontraba allí.

_ Cuando quieras hija._ le contesto el cura.

_ Ya._ respondió ella.

Mateo había invitado a Susane a su casa, allí podrían estar tranquilos, su madre tardaría en volver y aunque los viera allí seguro que no les reprochaba nada como sí hacía la familia de Susane en el hotel. Ambos estaban sentados en el sofá y Mateo se fue acercando poco a poco a ella.

_ Por fin solos mi vida._ le dijo Mateo acercándose a ella.

_ Sí, vaya día de locos...

_ Ahora mismo solo me apetece besarte y abrazarte fuerte, que me demuestres que eres real, que estás aquí y que nunca te irás._ le decía el joven mirándola a los ojos e intentando acercarse a ella.

_ Mateo..._ lo paró Susane.

_ ¿Qué pasa?

_ Sabes que no estaré aquí eternamente, este no es mi mundo..._ le contestó ella.

_ Pero... pero.. yo pensé que... que ya te quedabas en el hotel para siempre._ dijo el joven.

_ No Mateo, es más, seguramente nos vayamos en los próximos días._ comentó la pequeña de los Edwings mirando hacia otro lado.

_ ¿Cómo?_ fue lo único que atinó a decir Mateo.

_ Creí que lo sabías...

_ No me habías dicho nada Susane.

_ Lo siento.

_ No quiero perderte cariño, no puedo permitírmelo, no quiero perder a la única persona que ha sido capaz de entrar en mi corazón de esta manera.

_ Vente conmigo Mateo._ dijo Susane.

_ ¿Qué?_ pronunció un sorprendido muchacho.

_ Que te vengas a Inglaterra conmigo._ repitió ella._ Pídele mi mano a Thomas y vente a vivir a nuestra casa.

_ ¿De verdad quieres que haga eso?

_ Sí de verdad sientes tan fuerte como yo, estoy dispuesta a pasar el resto de mi vida contigo.

_ Me voy contigo al fin del mundo si hace falta._ sonrió Mateo y la besó apasionadamente.

Antonio se había recostado un rato sobre la cama, estaba exhausto.

Pero por alguna razón no era capaz de conciliar el sueño. Se incorporó en la cama. La noche ya había caído. Sabía lo que tenía que hacer y lo iba a hacer ahora.

Salió corriendo por las calles del pueblo con un objetivo en su cabeza. Cuando llegó a su casa aporreó la puerta hasta que su hermana salió.

_ ¿Qué quieres Antonio?- preguntó Rosa visiblemente enfadada.

_ Quiero ver a Miguel, dile que salga por favor.

_ No._ respondió ella.

_ Por favor, Rosa, dile que salga, tengo que pedirle disculpas, me he portado fatal con él, pero me he dado cuenta de que he sido un cabrón, necesito recuperarlo, lo necesito en mi vida._ dijo él.

_ Miguel se ha ido.

_ ¿Cómo?_ preguntó estupefacto Antonio.

_ Tenía una oferta de trabajo en París y ha decidido aceptarla, hace un rato lo recogió un taxi rumbo al aeropuerto de Sevilla.

_ Joder, lo he perdido, lo he perdido para siempre...

Ya era noche cerrada cuando el Padre Juan e Inma abandonaron la casa del primero de ellos y pusieron rumbo a la estación de tren.

Comenzaron a recorrer con sigilo la desierta Plaza de San Agustín, pero no se esperaban que los estuvieran esperando.

_ ¿A dónde creen que van?_ preguntó Felipe mientras salía del Ayuntamiento a oscuras.

_ ¡Joder Felipe! Casi me mata de un susto._ comentó el Padre Juan.

_ Inmaculada, queda usted detenida como presunta autora del asesinato del Alcalde de este pueblo._ dijo con autoridad el guardia civil.

_ ¿Qué está usted diciendo?_ intervino el cura._ ¿Tiene usted pruebas de lo que está diciendo?

_ Tengo indicios suficientes como para arrestarla._ bramó Felipe.

_ ¿Indicios como cuales?_ preguntó el sacerdote.

_ Como que no apareció a la hora de los interrogatorios en el Hotel, como que se ha escondido en su casa desde entonces, como que usted no me ha dejado hablar con ella en el día de hoy y como que están ustedes huyendo a esta horas...

_ ¿Huyendo? ¿Qué le hace pensar eso?_ bromeó el Padre Juan, pero apenas le dio tiempo a seguir hablando cuando Inma salió corriendo atravesando la plaza._ ¡Inmaculada!

_ Lo sabía..._ dijo Felipe antes de salir corriendo tras ella._ ¡Deténgase!

_ Joder..._ musitó el párroco antes de salir corriendo también.

Atravesaron el pueblo corriendo, incluso se cruzaron con vecinos como Eugenia que vio asombrada la persecución.

Pero con los nervios, las carreras y los gritos, nadie se percató de la llegada de un coche. Inma no se dio cuenta cuando se cruzó por mitad de la calle. De repente retumbó un grito en el silencio del pueblo mezclado con el sonido del frenado del coche y un golpe sordo que dejó el pueblo de nuevo en silencio.

1.169 · 2015-08-05T16:28:20Z

¡Dios! Cuantas muertes.. espero que el bebé consiga salvarse y lo crie María con una pareja como Felipe (me encanta) o algun otro... no me duelen mucho las muertes que hubieron ya que a pesar de ser el padre de Carmen un hombre bueno, no salio en muchos capítulos y el alcalde bueno, a ese le tenia un asco tremendo. Entendi los motivos de Inma y me alegra saber que ella lo quiso de verdad, pero tampoco le tenia gran cariño. Al que si se lo tengo es al padre, a pesar de todo. Me alegro el desenlace de la historia de Mateo y Susan y de Antonio y Miguel; ambos muy originales y le dan cierta chispa a la serie. También me alegro por Carmen y Thomas, y me alegro de haber conocido a José, Israel y Miriam. Quizás Abraham vuelva para estar con su hermana, quién sabe. Quedan algunos cabos todavia sin atar, sobretodo el de las sombras del hotel; preveo que el final será apoteosico.

3.915 · 2015-08-07T17:37:05Z

Bueno, pues digo lo mismo ¡cuántas muertes!. De la que me alegro es la del alcalde que se la merecía de sobra. Me ha dado pena Inma y cómo ha terminado. Como siempre, hay muchos personajes y confundo sus nombres por lo que no voy a comentar sobre ellos, Lo que sí se nota es que todo se está poniendo en su lugar y que se acerca el final. Como ha dicho Afi, falta por saber quién es la extraña sombra que han visto algunos. Espero que en el próximo y último capítulo lo sabremos.

2015-08-09T01:07:23Z

Que cosas!! Tanto que digerir en un solo capitulo! Me va a dar algo XD

Empezando por la muerte del padre de Carmen, no esperaba que esto pasara, por fin le llegaba la hora de ser feliz y para esto u.u

Lo del alcalde me alegra mucho, merecido se lo tenia, igual que Antonio, ahora se quedara solo por indeciso, aunque tengo sentimientos encontrados con los de Inma, se que se tenia merecido que la agarraran, pero su bebé no tenia la culpa de su estupidez, ya veremos que pasa con lo del auto, espero que no lo pierda...

2015-08-17T22:50:25Z

Muchas gracias a todas por ser fieles a la historia y seguir leyendo, el último capítulo se está haciendo de rogar pero va viento en popa y en breve estará terminado, lo prometo, mientras tanto os dejo una imagen del próximo capítulo, a ver si os gusta.

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