Historia cancelada Adoración Salvaje ☜♥☞ Capítulo 5 ☜♥☞

[anubis_aegis 105]

Perdona por mi confusión Anubis. Es que me pareció que decía que estaba casado con una tal Meryl. No recuerdo el nombre pero me parece que era ese.

No te preocupes, en verdad hasta me habia olvidado de David xD y por eso no entendi la confusion , Gracias por pasarte a leer

Editado 10 jun 2013 por anubis_aegis

[Cherry_BR 289]

que estricto el Dominick!!... pero tambien irse a ofrecersele asi ... xD.... deja mucho que pensar este capi ... like

[anubis_aegis 105]

¡Me encantó esta segunda parte! Dominic fue duro, pero tenía que dejar las cosas claras. Aun así, pobre Christy, debió de pasar una vergüenza tremenda...

¡Tengo ganas de ver el reencuentroooo! (Morbosidad modo on hahaha). Es que ahora que los dos son adultos completamente, maduros y ambos solteros... ejem, ejem xD

¡Actualiza pronto!

Jajaja, siii, pronto veremos si al fin y al cabo eso sera muchos problemas para ambos... y verguenza total, probre chica xDDD

que estricto el Dominick!!... pero tambien irse a ofrecersele asi ... xD.... deja mucho que pensar este capi ... like

Sii, pero hay que tomar en cuenta que Dominik es hijo unico y bueno viene de unos padres que son un poco a la antigua xDD, y no creo que Christy lo hiciera intencionalmente, o sea que era con todos... pero eso lo sabremos mas adelante

Aww Gracias por comentar.

El capi es largo, porque como tal es asi como me gustan xDD, en fin los dejo con el siguiente. Un beso a todos!!

☜♥☞

Avanzaba por el sendero, ya cerca de su casa, con la cabeza agachada contra la nieve, cuando oyó el paso de otra persona acercándose, instintivamente, empezó a apartarse del camino; pero la nieve lo había hecho resbaladizo y perdió el equilibrio al
chocar con la otra persona, Christy patinó y cayó al suelo con un golpe que le robó el aliento.

La joven oyó que la persona se detenía para ayudarla, pero fue hasta que él se acercó y la ayudó, a levantarse que se dio cuenta de quién era el que le prestaba socorro.

-Oh! Dios, esta usted bien?

Esa voz tan profunda…

— ¡Dominic!

El nombre escapó de sus labios y su cuerpo se puso rígido. Ocho años no lo habían cambiado en absoluto, excepto para hacerlo aún más imponente. Todavía irradiaba esa aura de energía contenida que la había excitado y fascinado en el pasado; el negro cabello era tan abundante aunue mas corto y brillante como siempre y los ojos grises poseían aún su magnético poder.

“Oh, Dios!”, se lamentó en silencio. ¿Por qué, si debía encontrarse con Dominic, no se había puesto algo más sofisticado y llamativo que ese viejo rompevientos y los raídos pantalones de pana? ¿Por qué tenía que volver a toparse con él sin el aplomo que había llegado a adquirir en los ocho años anteriores, en lugar de esa apariencia, tan parecida a la que tuvo cuando era adolescente?

—Christy, ¿te encuentras bien?

Dominic parecía preocupado y, cuando después de sacudirse la nieve del rostro y las ropas, Christy lo miró, vio que él sonreía con la misma sonrisa de aquellos días pasados en que ella trató de transformar el afecto de un joven hacia la hija de los amigos de sus padres, en algo más íntimo mientras contemplaba esos ojos preocupados, casi pudo convencerse de que aquella espantosa noche de verano nunca había sucedido.

—Estoy bien gracias —luego, agregó con una dureza que desvaneció la sonrisa de los labios del médico—: ¿Siempre caminas sin pensar en la seguridad de otros? No es precisamente la conducta que una podría esperar de un honorable miembro de la

profesión médica.

—Caminaba lo bastante despacio para detenerme a tiempo y además, casi nadie usa este sendero —señaló con calma.

Christy sabía que estaba exagerando su reacción, pero era la única manera de controlar el impacto de verlo otra vez. Los ojos grises escudriñaron el rostro pálido y las piernas temblorosas de la joven, y el ceño de preocupación del médico volvió a hacerse evidente.

—¿Estas segura de que te sientes bien? —extendió una mano para ofrecerle ayuda y ella retrocedió, de forma instintiva—. Ven te acompaño —dijo él, sin dejar de observarla—. Te llevaré a casa. No me tomará ni un minuto y como tu médico familiar…

—¡No eres mi médico!

Christy pronunció las palabras antes de poder contenerlas y ambos se miraron con fijeza por un momento; ella, tensa y Dominic, con los ojos entrecerrados y una expresión indescifrable.

— Christy — su voz era cortante ahora y su gesto severo —. Escucha, no tiene caso quedarnos aquí, discutiendo. Falta casi un poco para llegar a tu casa. Aun cuando no te hayas lastimado, una caída como ésa suele producir una conmoción.

La muchacha comprendió que era infantil y absurdo discutir con él, especialmente cuando sus nervios estaban tensos como cuerdas de violín y su corazón latía tan rápido, que casi le impedía respirar. Dominic tenía razón, sufría una conmoción, pero no a causa de la caída. Con un leve encogimiento de hombros, se preparo par andar. El médico la siguió. Al hacerlo, su brazo la rozó y ella retrocedió, como si hubiera sido tocada por una brasa candente.

—¿Qué pasa?

—Nada. No me gusta que me toquen, eso es todo.

Demasiado tarde,ella registró la expresión en el rostro de su amigo de la infancia. Lo que había dicho era verdad, y fue la excusa que había usado con demasiada frecuencia. Dominic la observaba con penetrante intensidad.

De repente, el estaba muy cerca, demasiado cerca y los labios del médico se torcieron en una mueca semejante a una sonrisa, la cual le dio un extraño y amenazador aspecto, Christy se sonrojó al adivinar lo que él pensaba.

Perturbada, retrocedió y se apartó.

— No quiero que me lleves, Dominic — dijo con voz trémula —. Prefiero caminar sola — y antes de darle tiempo a reaccionar, comenzó a andar por el nevado sendero con paso apresurado, sin osar a volverse a mirar atrás, temerosa de que él la estuviera
siguiendo.

Era una sensación desconcertante y que le debilitaba las piernas, pero por fin logró llegar a la verja del jardín familiar y fue hasta que entró en la casa vio a Dominic aun alli. Comprendió que él debía haberla vigilado durante todo el camino.

Bueno, como médico que era, no podría decirse que desatendía sus responsabilidades.

Cuando cerró la puerta frontal, su padre llamó desde el estudio.

—Christy, ¿eres tú? —al verla, alzó las cejas con asombro cuando notó su ropa mojada—. Acaba de marcharse Dominic. ¿Qué te

sucedió? Parece que te hubiera caído un alud encima.

—Casi.

El anciano frunció el ceño.

—¿Estas bien?

—Sí. . . resbalé en el camino. Por suerte, no sufrí daño alguno; sólo en mi orgullo. ¿Cómo se encuentra mamá?

—Se está reponiendo con rapidez, en opinión de Dominic, pero se lo podrás preguntar tú misma esta noche. El vendrá a cenar —miró a su hija con aire culpable—. Tu madre lo invitó; le preocupa que viva solo en la vicaría. ¡Ya sabes cómo es tu madre!

Así que era Dominic quien había comprado la vicaría. Christy se sintió abatida al asimilar las palabras de su padre. ¡Sería imposible inventar una excusa para no estar presente esa noche!

—No tienes que preocuparte por la cocina —agregó el señor Marsden, interpretando mal la expresión de la joven—. Tu madre dice que hay varias cosas ya preparadas en el refrigerador.

—¿Mamá está despierta? —preguntó Christy— - Creo que subiré a verla.

—Hazlo, hija. Ha empezado a quejarse de que se siente aburrida, pero Dominic le dijo que tiene que permanecer en cama, por lo menos durante otra semana.

Despues de cambiarse y sentirse comoda. Christy entró en la habitación que compartían sus padres, la señora Marsden se hallaba

sentada en la cama, apoyada contra las almohadas. Sarah Marsden era una mujer preciosa cuando joven, con el mismo color de cabello de su hija y los pómulos prominentes, característicos de los escoceses. La mujer mayor sonrió con afecto al ver a su hija y palmeó la cama, a su lado.

— Ah, ya llegaste, querida. Ven, siéntate a mi lado y charla conmigo. Me muero de aburrimiento aquí, en esta cama, pero Dominic insiste en que no me levante —observó con cuidado a la joven mientras agregaba—: Ya sabías que él regresó, ¿verdad?

Sarah Marsden tenía más intuición que su esposo, y se dio cuenta de la renuencia de Christy para tratar el tema del Doctor Savage. Estaba enterada de su enamoramiento de adolescente, por supuesto, y no había podido adivinar qué provocó que su hija detestara la simple mención del nombre de Dominic. Sin embargo, conocía demasiado bien a la joven para interrogarla. Así que, con toda calma, prosiguió hablando como si nada hubiese ocurrido.

- Invité a Dominic a cenar con nosotros. Un hombre que vive solo, rara vez come como Dios manda.

—Tonterías mami — la interrumpió Christy con cierta irritación — No hay razón alguna por la que un hombre no pueda cuidar de si tan bien como lo hace una mujer

— Oh no sugería que Dominic no fuese capaz de cuidar de sí, querida — explicó Sarah con gentileza — Pero el es un médico muy ocupado y estoy segura de que no tiene tiempo para comer como es debido. En el refrigerador hay un delicioso estofado;
podrías servirle eso. Siempre ha sido su platillo favo. . .

—Deja de preocuparte de Dominic, mamá, y trata de descansar.

No fue porque quisiera impresionar a Dominic por lo que se afanó, de forma especial, en su arreglo esa noche, se dijo mientras se ponía un bonito vestido que había comprado en Francia, a instancias de David.

Eso había sido antes de que David le confesara sus intenciones; apretó ligeramente los labios al tiempo que se arreglaba.

Se puso de pie y se calzó los zapatos de tacón bajo, sonriendo a su imagen en el espejo.

Sí. . . Esa era la mujer madura del presente, no la chiquilla que Dóminic había humillado; nadie que la viera ahora podría dudar de su madurez. Al alejarse del espejo no vio la sombra de vulnerabilidad que oscureció sus ojos, ni el leve temblor de sus labios.

El señor Marsden alzó un poco las cejas al verla entrar en la cocina, pero estaba tan familiarizado ya con la ropa fina de su hija y su sofisticación que no hizo comentario alguno. Christy sacó el estofado del refrigerador y comenzó los preparativos para la cena. No podría evitar sentarse a la mesa con su padre y Dominic, pero tenía la intención de que, una vez terminada la comida, se
excusaría con el pretexto de que estaba cansada.

Un intenso dolor, como si alguien le hundiera un puñal en el corazón, la asaltó al recordar la cálida sonrisa del médico, como si en realidad le hubiera dado gusto verla. Sin duda un doctor tenía que aprender a ocultar sus verdaderos sentimientos y él debía ser un maestro en ese arte.

Cuando oyó el timbre de la puerta, esperó un momento para que su padre fuera a recibir a Dominic, pero el anciano no respondió al llamado, de manera que, reacia, ella misma fue a abrir.

El doctor Savage se había quitado el traje formal que llevaba cuando se encontraron esa tarde y llevaba puesto algo mucho mas informal y se veía, que… mas guapo?. El arqueó las cejas al verla y, por un momento, algo parecido al pesar pareció ensombrecer sus ojos.

—Avisaré a mi padre que estás aquí -anunció Christy con formalidad, apartándose para permitirle el paso—. La cena estará lista muy pronto.

Su padre, saliendo del estudio, se disculpó con Dominic por no haber escuchado el timbre.

— Convencí a Christy de que cenáramos en la cocina. Vayamos a sentarnos.

La joven se mordió el labio inferior con nerviosismo mientras los seguía. Lo último que deseaba era que Dominic compartiera con ellos la tibia intimidad de la cocina, donde podría observarla mientras trabajaba. Sin duda, él debía comprender lo difícil que para ella era enfrentarlo así, pero Dominic se comportaba como si nada hubiera sucedido, como si nunca la hubiese lastimado y humillado de tal forma, que su alma había quedado marcada para siempre.

Mientras se afanaba en dar los últimos toques a la cena, la joven pudo escuchar la charla de los hombres y también se percató de que el médico la observaba constantemente. La observaba, se dijo ella, inquieta; no sólo la miraba. ¿Por qué la estudiaba así? ¿Pensaba que iba a coquetear con él? ¿Creía que todavía sufría de ese enamoramiento de la adolescencia?

—Ah estofado Mi platillo favorito —Dominic sonrió cuando ella le sirvió la comida, pero Christy se negó a devolver - Tu madre me contó que renunciaste a tu empleo en Londres —agregó con estudiada indiferencia.

— El hombre para quien trabajaba se marchará a Hollywood —respondió la joven de mala gana.

El teléfono sonó en el vestíbulo y el señor Marsden se levantó para ir a contestar. Mientras estuvo fuera de la cocina, Dominic aprovechó la oportunidad para preguntar:

—¿Qué sucede, Christy?

El hecho de que tuviera necesidad de preguntarlo le robó el aliento a la muchacha y, antes que pudiera replicar algo, su padre reapareció en la habitación.

Durante el resto de la cena, el médico dirigió su atención casi en exclusiva al señor Marsden. Ocho años antes, la joven se habría sentido ofendida y hubiera hecho algún pueril intento de participar en la conversación, pero esta vez se alegró de que
la dejaran sola, con sus pensamientos.

Después de la cena, el señor Marsden invitó a Dominic a jugar ajedrez y Christy quedó en libertad de ordenar la cocina y luego subir a ver a su madre.

— No necesitas quedarte aquí conmigo, querida — dijo Sarah Marsden—. En realidad, estaba pensando en dormirme ya. ¿Por qué no bajas a charlar con Dominic y tu padre?

—Están jugando ajedrez.

Su madre rió.

—Recuerdo cómo te fastidiaba que Dominic tratara de enseñarte ese juego. ¿Te acuerdas?

Las memorias que ella no quería revivir surgieron en su mente: una imagen de su petulante rostro de adolescente, haciendo pucheros, mientras trataba de desviar la atención de Dominic del tablero de ajedrez hacia ella. Eso ocurrió poco antes que Christy se diera cuenta de la verdadera naturaleza de la extraña inquietud que parecía poseerla.

—Siempre estabas demasiado inquieta para concentrarte —agregó Sarah Marsden con ternura y preocupacion—. Recuerdo que una tarde de domingo, levantaste el tablero y tiraste todas las piezas al suelo.

— Recuerdo que Dominic amenazó con darme una paliza por eso.

—Sí, también lo recuerdo —su madre rió y Christy se preguntó si también se acordaba de cómo había terminado esa desdichada tarde. Ella nunca lo olvidó.

Durante varias semanas se vio aquejada por un vago , pero constante sentimiento de desazón e intranquilidad; quería estar con Dominic, pero cuando se encontraba con él, ya no se conformaba con su vieja y confortable amistad. Demasiado joven e inexperta para analizar sus propias emociones, se refugió en ataques de enfurruñamiento, con explosiones de mal humor. La amenaza de Dominic de ponerla sobre sus rodillas para darle una tunda como castigo, había actuado como un balde de agua fría sobre sus apenas nacientes sentimientos femeninos y, desconsolada, Christy corrió a encerrarse en su habitación, donde estalló en lágrimas.

Al día siguiente, él la estaba esperando cuando salió de la escuela. Le dijo que le llevaría a su casa, y luego de acompañarla dentro
le dijo:

— Lamento lo de anoche, pequeña — había dicho con suavidad—. Algunas veces olvido que ya no eres una niña.

Entonces, ella se echó a llorar otra vez, pero en esa ocasión no tuvo adónde escapar y desahogó su desdicha en el hombro masculino.

Dominic la había besado en la frente al soltarla y le ofreció su pañuelo para que se enjugara las lágrimas. Ese fue el día en que
Christy supo que estaba enamorada de él.

—Regresa, Christy.

La voz burlona de su madre la volvió de golpe al presente y aun que oía la charla de la señora Marsden mientras le acomodaba las almohadas y verificaba que tuviera todo lo que necesitaba, Christy se preguntó qué diría su madre si supiera que ya había aprendido a jugar ajedrez. Meryl la enseñó. Meryl, cuya paciencia la convertía en un maestra excelente; Meryl, cuya paciencia le permitía hacer caso omiso de las continuas infidelidades de su esposo, para el que una interminable serie de breves aventuras sexuales, era tan esencial como el aire que respiraba. Sin embargo, sin Meryl, David sería muy desdichado. Era su esposa y, a su manera, la amaba. También quería a sus hijos.

Christy lanzó un suspiro y acomodo a su madre para dormir. Las relaciones humanas le parecían muy complejas. Cuando era adolescente, había soñado con una vida perfecta que compartiría con Dominic, si él la amara; imaginó que el amor sería suficiente,

que nada más importaba, pero ahora sabía que cada persona tiene sus propias necesidades.

Desde la humillación recibida por Dominic, ella había mantenido su sexualidad bajo estricto control; no era ni sería jamás el tipo de mujer para la que el sexo podía tener un valor propio y muy elevado; pero había ocasiones. .. en especial a últimas fechas, cuando al ver a los amantes abrazados, a las parejas de enamorados que se besaban y acariciaban. . . en que era asaltada por un intenso deseo, mezclado con una extraña nostalgia.

Y todo era culpa de Dominic; su severidad y desdén hicieron imposible para ella que fuese abierta y sincera respecto a sus impulsos naturales; la aterraba la idea de interpretar mal los sentimientos de un hombre y ser humillada otra vez.

Bajó a la cocina y comenzó a preparar una jarra de café para su padre y el invitado. Ya era más de las diez y, sin duda, Dominic recordaba que sus padres acostumbraban acostarse temprano.

Cuando les llevó la bandeja con el servicio, fue evidente que Dominic estaba ganando la partida.

— Me tiene acorralado — se lamentó el señor Marsden, con una mueca de fingido enfado, cuando su hija le entregó una taza de café.

—Hmm —ella estudió el tablero con actitud conocedora-. Otras dos jugadas y no podrás evitar el mate.

Su padre alzó las cejas con asombro, complacido.

— ¡Vaya, vaya, parece que lograste aprender algo mientras estabas en Londres! —volviéndose hacia Dominic, preguntó en son de broma—: ¿Recuerdas cuántas veces trataste de enseñarle?

— Hay de maestros a maestros —replicó Christy con acritud, y observó la forma en que Dominic fruncía el ceño al mirarla.

—Y de alumnos a alumnos —replicó él con ironía, mientras el señor Marsden miraba de uno a otra con cierto azoro.

Christy se alegró de que sonara el teléfono, rompiendo el tenso silencio. Su padre fue a responder la llamada y ella estaba a punto de seguirlo, cuando la detuvo la voz de Dominic.

—Has cambiado, Christy. ¡Y estoy seguro de que jugar ajedrez no es lo único que aprendiste en Francia!

La joven se volvió de pronto, con los ojos relucientes por la ira que él siempre lograba encender en ella con facilidad, pero antes que pudiera replicar algo, su padre regresó a la sala, frunciendo ligeramente el ceño.

— La llamada es para ti, cariño. Se trata de David.

—Mi ex jefe. Supongo que no encuentra algún expediente importante en el archivo —sabía que estaba ruborizada y que Dominic lo había notado, pero la llamada de David la dejó muy desconcertada.

Se apresuró a responder.

—Christy, mi amor, no sabes cómo deseaba escuchar tu voz. Te extraño mucho. Regresa, por favor.

La joven apretó los dientes. Siempre supo que David era perseverante cuando se proponía algo pero creía haber dejado muy claro que no debía existir algo entre ellos.

—No puedo regresar, David —respondió con firmeza y frialdad—. Mi madre está enferma y me necesita.

— ¡Yo también! ¡No sabes cuánto! Vuelve, Christy.

Ella comenzó a temblar. ¡Eso era demasiado, después del encuentro con Dominic!

—Es imposible, David —aspiré profundo—. Y no iría aunque pudiera. Ya te lo dije. Eres un hombre casado, y sabes cuánto quiero a Meryl.

— ¡Oh, por todos los santos! Escucha, Christy. .

De repente, la joven fue presa del pánico:

—No, no quiero escuchar más —apartó el receptor de su oreja, pero antes de que pudiera colgarlo, oyó a su ex jefe que decía con furia:

—No creas que te dejaré escapar tan fácilmente. Te quiero. te deseo. . . y puedo hacer que tú también me desees.

Aun con el receptor apartado, las palabras se escucharon con claridad. Ella cortó la comunicación, estremecida.

—¿Y ése es tu jefe?

La dura voz de Dominic la hizo volverse para mirarlo, con fijeza.

Al descifrar la expresión de la joven, agregó con voz pausada:

—Sólo venía a decirte buenas noches; a petición de tu padre. No quise escuchar la conversación. ¿Lo amas, Christy. . . es por eso que regresaste a casa?

— ¡Es casado!
—gritó ella con desesperación, detestándolo por verla así cuando se sentía tan débil y vulnerable.

— Entiendo.

Sin duda, no fue compasión lo que ella pudo ver en los grises y helados ojos. Chrysty movió la cabeza, con incredulidad y lo escuchó decir:

—Si puedo ayudar en algo.

Ocho años antes, necesitó su ayuda, pero él la rechazó; de repente, quiso lanzarle esa acusación al rostro y decirle que él era el responsable de que fuera la clase de mujer en que se había convertido, que era culpa suya que fuera una virgen de veinticinco años, con ideas ridículas y fantásticas respecto al amor y el matrimonio. Pero el sentido común le indicó que la culpa no era toda del médico, de manera que, en lugar de dar voz a su resentimiento, repuso con amargura:

— Deja de tratarme como si fuera tú hermana menor, Dominic; no necesito tu ayuda. . . ni como hombre ni como médico.

El rostro de su viejo amigo se tomó adusto de inmediato.

— Entonces, me despido —

se detuvo un momento en el acto de pasar frente a ella, en dirección a la puerta, y agregó con tranquilidad—: Sólo dime una cosa. ¿Fue él quien te enseñó a jugar ajedrez?

Christy frunció el ceño, intrigada por un instante.

—No. . . no fue él.

¡Qué pregunta tan extraña!, se dijo. Estaba a punto de inquirir por qué la había formulado, cuando él avanzó hacia la puerta, la abrió y salió antes que ella pudiera decir algo.

—¿Ya se fue Dominic? —preguntó su padre al entrar en el vestíbulo, un momento después—. Es un buen muchacho. Inteligente también.

Christy arqueó las cejas y regresó al estudio para recoger las tazas vacías.

— Si es tan inteligente, ¿cómo es que ha vuelto aquí para trabajar como un simple médico de pueblo? ¿No le habría ido mejor en los Estados Unidos?

— En el aspecto económico, quizá — aceptó su padre, con expresión de reproche—. Pero Dominic sabe que hay cosas más importantes que el dinero. Por ejemplo, la lealtad y el cariño por su tierra natal.

—Creí que tendría más ambiciones, eso es todo.

—Ah, es ambicioso, sin duda. De hecho, me estaba hablando sobre sus planes y expectativas. Intenta reunir dinero entre la gente de la localidad para comprar un lugar donde poner una clínica, y luego equiparla con el instrumental más moderno. Yo le prometí ayudarlo en todo lo que pueda con su proyecto. Ah, también le dije que sin duda tú te hallarías dispuesta a ofrecerle tus
servicios como secretaria. Es una buena causa, y estoy seguro de que logrará un gran apoyo de la comunidad. Después de todo, hay que viajar más de sesenta kilómetros para llegar al hospital más cercano, y la clínica que Dominic piensa instalar sería un gran beneficio para todos.

El entusiasmo de su padre ante el proyecto del joven médico, no permitió que Christy le dijera que no estaría dispuesta a hacer algo que la obligara a encontrarse en estrecho contacto con Dominic.

Irritada y molesta con su progenitor por su falta de intuición, iba a recojer los trastos sucios y llevarlos a la cocina.

Continuara......

Editado 19 jun 2013 por anubis_aegis

[Sanxtv 218]

Así me gusta, que le haga sufrir ella ahora, que se lo tiene merecido después del trauma que le ha creado, a Christy solo le falta la katana porque como la cabree mucho esta es capaz de cortarle el cuello. Yo solo te digo una cosa, cuanto más se hace sufrir mejor es el resultado xDDDDDD Dominic con el paso de los años ha mejorado, aún tiene cara de malote pero ahora le queda muy bien

Los padres parece que están deseando que su hija tenga algo con Dominic, la tienen acorralada xDDD

Ese jefe... parece más un acosador que otra cosa y menos mal que Christy le ha cortado porque el tío empezaba ya a pasarse

¡Me encantan los capítulos así de largos! Sigue pronto!

[Dalia 359]

Wooooooow qué capítulo más largo, me gusta

Yo creo, que aunque ahora tengan esta relación tan fría, si Dominic consigue hacer esa clínica, como se verán más, pues... al final pasará lo que tuvo que pasar hace tiempo, así que espero que la relación vaya mejorando y llegue ese momento lo antes posible, porque ya lo estoy deseando

Espero que David no se ponga pesado y de verdad vaya a hacer alguna locura, porque no me ha gustado nada lo que le ha dicho por teléfono, miedo me da... aunque bueno, Dominic se ha enterado, así que él podrá ayudarla en caso que David pretendiese algo...

Yo también pienso que los padres están deseando juntar a su hija con Dominic xDD

Por cierto, me encanta la cara de malote de Dominic

[Lolitas 30]

como ya he dicho antes disfruto un montonazo con tu historia!! y christy es preciosa ehhh te ha salido la niña super linda

y tu forma de narrar la historia me encanta :)

[Koredanu 877]

Me encanta como escribes, Anubis, leerte a ti es como leer una buena novela. Y me gustan los capis largos.

[Camiii 2.345]

no puedo dejar de comentar algo: ¡Dominic es guapisimo! wow

y opino lo mismo que Sanxtv, los padres de Christy quieren que ella tenga algo con el doctor, se ve como que la presionan no se, señores calmense, tienen agobiada a su hija

me encanto el capitulo aunque para mi que Christy es muy pesado con Dominic, el no se lo merece, el es bien chapado a la antigua y si ofendio a Christy no lo hizo intencionalmente sino para corregirla

y se me hace que Christy ahora sera su secretaria, asi que van a estar juntitos eh jajaja ya quiero ver que pasa para entonces

[Eilhyn 1.082]

Uau, vengo aquí por recomendación de San, y no me extraña, con solamente tres capítulos nos tienes ya enganchados y con ganas de qué pasará. Da gusto leerte, sigue así y espero el próximo capítulo con ganas.

[Cherry_BR 289]

Omg, la historia se ha puesto interesante... Yo creo que Dominic esta enamorado de ella.... y aparte es todo un guapo, ♥_♥

[Merchedj 3.915]

La historia continúa muy bien y a mí sí me da pena el trato de Meredith a Dominic. Como ya comenté, pienso que la culpa de lo que pasó sólo fué de ella y no tiene derecho a tratarlo así. Y ahora a ver qué pasa con el jefe, si seguirá molestándola, que creo que sí, y ver hasta dónde llega.

[anubis_aegis 105]

Disculpen la tardanza de esto, tuve problemas con el dichoso parche 1.55 y aun no termino de resolverlo, al menos logre terminar las fotos. Les agradesco sus comentarios, Christy esta muy borde, estoy deacuerdo con Merche sobre la culpabilidad de ella, pero ella no lo ve asi xDD, Sandra eres muy mala xDD Pero tienes razón mientras mas sufre mejor es xDD y mi Dominic tiene cara de malo, pero creo que es parte de su actual humor, tengo serios problemas, me gustan los sims con cara de mala leche como dice Jana xDD… David es una pieza muy buena de la historia, pronto verán muahaha… Este capi me temo es medio aburrido, pero es parte importante de lo que sigue en la trama, les prometo no tardarme en el próximo capi, esta misma semana me pongo las pilas a sacar fotos y mas tardar sábado las tendre aquí puesta. Muchas gracias por leer. Besos!!

☜♥☞

Cuatro días pasaron sin que Christy viera a Dominic. Se dijo que se alegraba, y se concentró en sus faenas rutinarias. Hacia el fin de semana, se dio cuenta de que le quedaba tiempo libre y, como estaba habituada a mantenerse ocupada, esos ratos de ocio le pesaban. Tanto, que cuando su padre anunció que iban a efectuar una reunión para debatir acerca de la creación de un comité para la recaudación de fondos para la clínica, la joven recibió la noticia con beneplácito.



— Me permití ofrecer tus servicios para tomar notas y llevar las actas — le advirtió su padre—. Dominic no estaba seguro de que accederías a participar en el proyecto.

¿Quería decir eso que él no deseaba que interviniera? Un dolor inusitado la asaltó, pero lo reprimió de inmediato, dando pábulo a la ira.



—¿Ah, sí? Pues puedes decirle a Dominic que sí quiero participar. Eso evitará que pierda la práctica.
— Podrás decírselo tú misma — aseguró el señor Marsden con una risilla divertida—.Vamos a cenar esta noche en la vicaria; así podremos trazar los planes preliminares.


El súbito tumbo de su corazón fue tan parecido a la reacción que la avasallaba con la simple mención del nombre de Dominic, cuando tenía diecisiete años, que su rostro perdió por completo el color. ¿Qué estaba sucediendo con ella? Ya no era una adolescente impresionable. Nada sentía por Dominic Savage, excepto antipatía.



-¿Quién más asistirá a la reunión? —preguntó a su padre, para distraer sus pensamientos.
— Pues. . . John Savana, del banco. Traerá con él a un cliente que acaba de mudarse a esta región. También creo haber persuadido a Lady Beatriz de que nos acompañe. En la actualidad sufre de artritis y ya no participa en las actividades locales tanto como solía hacerlo, pero creo que este proyecto le interesará. Siempre ha tenido un gran afecto por Dominic.



—Sí, sobre todo desde que él le regaló aquellos chocolates que ganó en la fiesta de verano.

El señor Marsden dirigió una sonrisa indulgente a su hija.

-Sí, a pesar de que lo estuviste fastidiando para que te los diera.
-Y él dijo que me harían daño.

Eso sucedió el verano en que ella tenía once años y Dominic diecinueve, y estaba en la escuela de medicina. Christy lo adoraba entonces, y él toleraba esa adoración como quien soporta las monerías de una mascota muy querida.



—Lady Beatriz tiene con ella, de visita, a una chica de su familia. Dicen que es una joven muy hermosa. Tal vez descubras que tiene mucho en común contigo. Ha vivido en Paris, pero cuan do fracasó su matrimonio, vino a quedarse con su madrina. El vicario también asistirá, por supuesto y. . . el alcalde Holmes.

Cuando la muchacha alzó las cejas, su padre sonrió.





—Sí, ya sé. El y Lady Beatriz van a discutir, como siempre, pero estoy seguro de que, en el fondo, ambos disfrutan esos enfrentamientos. Nos reuniremos en casa de Dominic. . . ya debes saber que compró la vicaría —miró con aire de disculpa a su hija—. También me permití ofrecerte como voluntaria para hacerte cargo de los refrescos. Tu madre.

Christy suspiró, resignada, y él no tuvo que terminar la frase. En efecto, si su madre hubiera estado sana, habría sido la primera en ofrecer sus servicios.



Los habitantes de Setondale eran anticuados respecto a determinadas cosas; una de ellas era la cuestión de las tortas. Ninguna ama de casa de Setondale que se respetara, sería capaz de comprar una ya hecha, en vez de prepararla ella misma.

Bien, al menos no había perdido su habilidad como pastelera, se dijo Christy al probar la confitura. Además de la torta, habría pastelillos, hechos de acuerdo a la receta especial de su madre y, más tarde, prepararía emparedados y refrescos. Tendría que pedir prestado el auto a su padre para ir a la casa de Dominic, pues no podría llevar tantas cosas en su bicicleta.



Mientras conducía hacia la vicaría, más tarde ese día, Christy se preguntó por qué Dominic habría decidido comprarla. ¿No le hubiera convenido más una casa más pequeña, en el centro de Setondale? La razón por la que la iglesia vendió la vicaría, fue precisa mente por su tamaño y el costo de mantenimiento. Según recordaba ella, tenía por lo menos siete cuartos y, además, varios áticos.






Al aproximarse a la construcción, la puerta principal se abrió y Dominic apareció en el umbral. Vestido de manera informal, con unos viejos pantalones vaqueros y una camisa de lana a cuadros, con las mangas enrolladas hasta los codos, casi podría ser el muchacho que Christy había adorado de niña. Luego, cuando él se, movió y la luz del sol delineó los angulosos rasgos de su rostro, la ilusión del aspecto juvenil desapareció y la chica se enfrentó con la realidad del hombre.



—Traje los bocadillos y refrescos para esta noche —anunció con voz débil.
—No supuse que hubieras venido sólo por el placer de mi compañía —replicó él con ironía, y la muchacha lo miró fijamente—. Oh, vamos, Christy, ¡no estoy ciego! Has hecho más que evidente lo que sientes por mí.

La joven se puso tensa entonces, y la angustia le formó un nudo en la garganta. ¿Qué quería decir? El corazón le latía con violencia y tenía reseca la boca. ¿Habría adivinado que?.



—Es obvio que te resulto antipático —prosiguió el médico con acritud y ella sintió que su cuerpo se relajaba por el alivio. El pensaba que lo encontraba antipático. Pero. . - era cierto. Y no sólo eso; también lo detestaba, lo despreciaba como alguna vez él la despreció—. Sin embargo, vivimos en una comunidad pequeña y no podemos evitar encontrarnos con cierta frecuencia — concluyó Dominic.
— Una cosa es toparnos en ocasiones y otra que me encuentre contigo casi cada vez que entro en mi casa.

Christy vio cómo se endurecían las facciones del médico.



- Sucede que tus padres son viejos amigos míos y no pienso renunciar a su amistad para complacerte.

Ella notó que se tensaba la mandíbula masculina mientras pronunciaba esas palabras y luego, el rostro del hombre se relajó un poco al agregar:



—Dime, Christy, ¿qué sucede? Solíamos ser muy buenos amigos. . . acepto que los tiempos. . . las personas. . . cambian, pero esto no puedo entenderlo. . . esta antipatía que me demuestras.

¿No podía entenderla? Una oleada de ira estremeció a la joven. Había destruido su mundo ¡y ahora no podía entender su enfado!



-No, estoy segura de que no entiendas —repuso ella con tono cortante—. Pero ya pasaron los días en los que estaba a tus pies, conforme con cualquier migaja de atención que te dignaras obsequiarme. Digamos sólo que ya crecí, si te parece, y dejémoslo así.

Mientras le tiraba la puerta, se apartaba de él y se encaminaba al auto, Christy apenas podía creer que Dominic hubiera olvidado lo sucedido. Su amargura se mezcló con la ira. ¿Cómo pudo ser tan torpe, alguna vez, para investirlo con todas las virtudes de un caballero andante? El Dominic que ella había amado nunca existió; había sido nada más un producto de su febril imaginación de adolescente. Era ridículo que pudiera sentirse tan. . . traicionada al percatarse de que él no recordaba lo que le había hecho, pero así era.



Luego, cuando ella caminaba hacia la casa con las cajas de alimentos, él no hizo el intento de hablarle y se limitó a entrar en la cocina seguido de la joven, para mostrarle dónde podía dejar su carga.





— No tienes obligación de hacer esto —dijo Dominic cuando la chica terminó de colocar las cajas donde él le indicara —. Puedo pedir a otra persona que sirva como secretaria del comité.
—Sí, no lo dudo, pero como dije a mi padre, eso me servirá para no perder la práctica.
—Entiendo. Bueno en ese caso, prometo que no te molestaré demasiado. Yo había esperado que. . . —se encogió de hombros y volvió el rostro, pero no sin que antes ella pudiera notar la amargura de su expresión.

¿Dominic amargado? ¿Por qué? Confusa, Christy regresó al coche de su padre. ¿Qué iba a decir él? ¿Qué era lo que había esperado? Movió la cabeza y apartó esas preguntas de su mente. Puso en marcha el motor para iniciar el trayecto de regreso a su casa.



Luego de verificar que Sarah tuviese todo lo que necesitaba, Christy y su padre se encaminaron a la vicaría..



—Tendremos todavía algunas nevadas —pronosticó el señor Marsden

Fueron los primeros en llegar y Christy, de inmediato, fue a la cocina, dejando que su padre y Dominic charlaran a solas. La ira que abrigaba contra el médico, la cual la había sostenido durante mucho tiempo, parecía haberse disipado y en su lugar quedaba una extraña incertidumbre que la inquietaba. Se sentía incómoda al estar cerca de él; todo el tiempo se encontraba tensa y teme aunque no entendía la razón. Resultaba evidente que él no intentarla revivir el pasado.



Durante sus años en Francia aprendió a enfrentar muchas situaciones difíciles y escabrosas. Ni siquiera cuando tuvo que rechazar a David se había sentido tan nerviosa como ahora. Era como si Dominic poseyera un poder especial sobre ella; incluso en ese momento, separados por dos paredes, era muy consciente de su presencia. Ni siquiera necesitaba mirarlo para visualizar sus expresiones cuando hablaba; podría dibujar, de memoria, cada uno de sus rasgos. Se estremeció de repente y se dijo que era la vieja casa de piedra la que la hacía sentir ese frío tan intenso.



—¿Ya está listo el café? —preguntó su padre con una sonrisa, entrando en la cocina—. Parece que los demás llegaron juntos.
—Sólo tardará un minuto; lo serviré en el comedor.

Ya su padre se había adelantado con el encargo, Cuando entro varios pares de ojos observaron su entrada, pero sólo dos de ellos atrajeron la atención de la joven. Los primeros eran los de Dominíc, y sintió que el rubor le encendía las mejillas al darse cuenta de la forma automática en que lo había buscado entre los demás. Encontró una expresión extraña en los ojos grises; hasta pudo jurar que la observaban con placer.



Enfadada consigo, esquivó la mirada de Dominic para encontrarse con Otro par que la estudiaba con hostilidad; eran unos ojos azules y fríos colocados en un rostro clásico, pero duro el cual, dedujo Christy, pertenecía a la ahijada de Lady Beatriz.



—Creo que ya conoces a todos los presentes, ¿verdad? Con excepción de Diana y el señor Savana.

La aludida se limito a inclinar la cabeza sin variar su expresión de fría hostilidad hacia la recién llegada. Preguntándose, con extrañeza, qué había hecho para provocar la patente agresividad de la otra mujer, Christy se volvió hacia el hombre sentado a un lado del banquero de la localidad, el señor Savana.




Era un hombre maduro, con la expresión astuta y alerta del negocian de éxito. Se levantó un instante de su asiento y alargó la mano hacia la joven. Luego de asegurarse de que todos tuvieran algo de comer y beber, Christy buscó dónde sentarse y, para su desazón, descubrió que la única silla disponible era la que estaba junto a Dominic. Puesto que era la secretaria del médico, quien presidía la reunión, supuso que era lógico que se sentara junto a él, pero por la mirada que le dirigió Diana, pudo comprobar que ésta no encontraba muy conveniente ese arreglo.



¡Conque ésa era la razón de su hostilidad!, pensó Christy mientras ocupaba su lugar. Diana no debía conocer muy bien a Dominic si pensaba que ella, Christy, podía ser su rival.



Las siguientes dos horas transcurrieron con tanta rapidez que la joven secretaria no tuvo tiempo para divagar. Sus dedos volaban sobre la libreta de notas, mientras registraba con fidelidad los de talles de la reunión. La primera tarea, informó Dominic a los presentes sería encontrar un lugar adecuado para instalar la clínica.



—Creo haber encontrado el sitio ideal; un par de edificios victorianos que están a la venta, en Setondale.

Luego siguió un acalorado debate sobre los méritos de comprar un edificio y adaptarlo, o construir algo exprofeso.



Algo hecho a la medida sería lo ideal, por supuesto —convino Dominic —, pero debido a la naturaleza histórica y arquitectónica de Setondale, temo que tendríamos problemas con los planificadores si queremos empezar desde los cimientos.



— Bien entonces me parece que deberíamos ir a echar un vistazo a esos edificios en venta —intervino Peter Savana. Sacó su diario y lo consultó—. Podré acompañarlos mañana por la tarde. Después no estaré disponible en dos semanas

Hubo un murmullo de asentimiento entre los otros miembros del comité, el cual concluyó cuando el alcalde dijo, con tono animoso:




— Bueno está decido será mañana por la tarde Quienes quieran ir a ver esos sitios, podrán hacerlo en los autobuses del ayuntamiento.



Todos aceptaron, excepto el padre de Christy, quien anunció que su hija iría en su lugar, ya que debía quedarse en casa para cuidar de su esposa.



— De acuerdo. Entonces, pasaré por ti, Christy — ofreció Dominic.

De inmediato, Diana hizo un mohín de disgusto y sus duros ojos se clavaron en la aludida.



—Oh, Dominic, yo iba a pedirte que nos llevaras a mi madrina y a mí. . . Temo que soy una inútil al volante.
— Pues.



—Por favor, no te preocupes por mí, Dominic —intervino Christy—. Yo puedo ir en el auto de papá. En realidad, lo prefiero así —agregó con una débil y tensa sonrisa —. No me gusta estar lejos de mamá demasiado tiempo.

Ambos sabían que mentía, pero excepto por la compresión ominosa de sus labios, Dominic no hizo más comentarios.

¿Qué había esperado?, se preguntó Christy con desafío. ¿Que se tendiera a sus pies, con su antigua gratitud infantil por sus atenciones?



— Bien, resuelto esto, sugiero que pasemos a discutir los medios de recaudar fondos para financiar el proyecto.

Fue el alcalde quien habló y Christy se concentró en apuntar todo lo que se decía acerca de la manera de lograr ese objetivo.



—Como incentivo, mi cliente, el señor Savana, aquí presente,. está dispuesto a donar el doble de la cantidad que se recaude entre toda la comunidad — anunció, cuando los demás terminaron de exponer sus puntos de vista.

Era una oferta muy generosa y Christy no fue la única en mirar hacia donde estaba el empresario, cuando el gerente del banco hizo su anuncio.



—Es muy generoso de su parte —dijo Dominic con agradecimiento.



— Pero el alcance de mi generosidad depende de la comunidad, ¿no le parece, doctor?

Sospechando que la reunión estaba a puntó de concluir, Christy se iba a levantar para recoger tazas y platos, cuando se asombró al oír que Lady Beatriz decía:





—Tengo una sugerencia que hacer. . . en realidad, es de mi ahijada — sonrió con afecto a la joven—. Acaba de recordarme que tenemos en la mansión un gran salón, y ha sugerido que celebremos allí el baile de San Valentín.
—¡Es una idea excelente! —exclamó Savana con entusiasmo—. Conozco a varios clientes del banco a quienes les gustaría asistir; en especial, si pudiéramos organizar una cena.



—Necesitarán una orquesta, por supuesto —era Diana la que hablaba ahora; sus ojos fríos recorrieron la habitación hasta toparse con los de Christy. Entonces agregó —. Y supongo que hay aquí suficientes mujeres que puedan organizar lo de la comida.

En vista del entusiasmo general ni siquiera el alcalde pudo oponerse al proyecto, y Christy sonrió para sí al notar el fracaso de los esfuerzos de aquél por contradecir a su contrincante perpetua, Lady Betriz

Por fin, el Alcalde aceptó la idea y dijo que quizá él podría conseguir a los músicos.





—Espero que sean buenos —intervino Diana con arrogancia—. Quiero que sea una celebración grandiosa, ya que pienso invitar a algunos de mis amigos de Francia.


Christy se asombró cuando Dominic se volvió hacia ella y preguntó



—¿Qué opinas de la idea? ¿Crees que será aceptada y apoyada?

La joven vaciló un momento, antes de contestar, consciente de que todos la miraban. No tenía por qué exhibir en público los sentimientos que abrigaba hacia Dominic.



—Sí, creo que la apoyarán —repuso—. Hay suficientes personas de recursos en la comunidad, las cuales podrán comprar los billetes — hizo una pausa antes de agregar con voz pausada—: Se me ocurrió una cosa. . . Es sólo una idea, claro, pero ya que se trata de la noche de San Valentín, ¿qué les parece si hacemos un baile de máscaras? No de disfraces, sino de máscaras.

Por el rabillo del ojo, vio la expresión resentida de Diana y suspiró. Hubiera sido mejor no decir eso, pero la idea se le acababa de ocurrir y le pareció buena.
Para su sorpresa, alguien más pareció considerarla así. Después de aclararse la
garganta y mirar a todos los concurrentes, el alcalde dijo:




—Me parece una magnífica idea. Es muy romántica. .. ideal para la noche de San Valentín. y para asombro de todos, Lady Beatriz tomó la palabra, no para contradecir al alcalde, como se hubiera esperado, sino para unirse a su entusiasmo:
—Estoy de acuerdo. En mi juventud asistí a muchos bailes de máscaras y son muy divertidos.
— Bueno, entonces será de máscaras - concluyó Dominic y se volvió hacia Christy; sonreía con tanta dulzura y sinceridad que la joven perdió el aliento Recordaba esa sonrisa de mucho tiempo atrás, así como el efecto que había tenido sobre ella, hacía años.
— Supongo que debemos seleccionar un comité organizador para el baile. Propongo a Christy como agente de relaciones públicas y coordinadora, y a Lady Beatriz como presidenta del comité.

Una inclinación mayestática de cabeza confirmó que su señoría aceptaba el nombramiento aunque la joven supo gracias a la experiencia de su madre que sería ella, Christy, la que haría todo el trabajo pesado, en tanto que Lady Beatriz se limitaría a emitir órdenes. No era que le molestara al contrario necesitaba algo en que ocupar esas horas durante las cuales no estaba cuidando a su madre, y era poco factible que la organización del baile la obligara a tener mucho contacto con Dominic.

El alcalde fue electo para atender al aspecto financiero del evento y Christy se preguntó si sólo ella habría notado el gesto enfurruñado y petulante de Diana cuando se hubieron hecho todas las nominaciones.

Su única objeción verbal, ante el nombramiento de Christy, había sido un refunfuñón comentario.



— Dominic en realidad no habia necesidad de comprometer a la señorita Marsden Estoy segura de que la secretaria de mi madrina habría aceptado, gustosa, encargarse de todos los detalles.
— Es muy amable tu ofrecimiento Diana — respondió el medico con diplomacia—. Pero sería muy injusto privar a tu madrina de su secretaria, especialmente si nosotros no podemos pagar sus servicios.



La reunión concluyó poco después de lo que Christy había supuesto. Fueron su padre y ella los últimos en marcharse, ya que tuvo que recoger platos y vasos, y quiso lavarlos antes de guardarlos.


Como había temido, oyó que el señor Marsden invitaba a Dominic a cenar. Esperó tensa la respuesta del médico y luego se puso rígida cuando lo oyó decir, con tono de disculpa:



— Lo lamento, pero esta noche no podré. Ya acepté cenar con Lady Anthony y Amanda —echó una mirada a su reloj de pulsera mientras decía esto, y la joven sintió una punzada de resentimiento ante e! hecho de que hiciera tan patente su deseo de verlos marcharse. Con movimientos bruscos, recogió los platos.



—Te dejaremos entonces para que te prepares para tu cita —dijo la chica con una sonrisa glacial—. No me gustaría que hicieras esperar a Diana.

Por supuesto, cuando el señor Marsden y su hija regresaron a casa, Sarah quiso enterarse de todo lo ocurrido.



—Se supone que deberías estar descansando —la reprendió su hija, pero de cualquier manera, preparó dos tazas de café y las sirvio, junto con algunos de los pastelillos, que habían quedado de la reunión. Sentada en la mesa, le contó todo lo sucedido esa noche.



—La ahijada de Lady Diana —murmuró Sarah en cierto momento—. Ah, sí, Dominic mencionó que estaba viviendo en la mansión. ¿Cómo es ella? Dominic dijo que acaba de divorciarse, ¿no es así?

A pesar de la hostilidad que había recibido de la mujer, Christy tuvo que responder con sinceridad:



—Es muy bonita, delicada y tiene el pelo negro. . . pero temo que no simpatiza
—Claro que no —repuso su madre—. Ella anda a la caza de Dominic y ya debe haber oído sobre lo bien que se llevaban ustedes dos. Debe resentir el hecho de que hayas regresado a casa
— Observó la expresión en el rostro de su hija y alzó las cejas con asombrada ironía—. Vamos, Christy, no eres tan ingenua. Tú y Dominic tuvieron una amistad muy estrecha en el pasado. Vivimos en una comunidad pequeña y todo se sabe.
— ¿Quieres decir que la gente ha murmurado sobre nosotros? — preguntó la joven con rencor.





—Si quieres expresarlo así. . . pero nunca fueron chismes mal intencionados. Es natural que la gente se interese en los demás. Domínic y su familia son muy populares por aquí, y a mí siempre me pareció conmovedora la forma en que te permitía que lo siguieras por doquier. No debe haber sido fácil para él, en ocasiones, en especial cuando era un adolescente y tú una niña.
— Pues Diana no tiene por qué estar celosa o resentida. Dominic y yo ya somos adultos.
—Hm. . quizás eso sea lo que le molesta —comentó la señora Marsden de manera intrigante, pero no explicó su comentario, aunque Christy entendió muy bien lo que su madre quería darle a entender. Como adultos, Dominic y ella podrían llevar a cabo el tipo de relación que no habían tenido antes. Los ocho años que los separaban no tenían importancia ahora.

Pero algo más que la edad los separaba en esa ocasión, y siempre los mantendría así. Y, a pesar de las fantasías románticas de los vecinos, ella y Dominic nunca serían otra cosa que enemigo corteses y distantes.



La joven cambió el tema y habló a su madre sobre el sitio en el que proyectaban instalar la clínica, el cual irían a visitar pronto, y

Luego le preguntó qué opinaba de la idea del baile de máscaras.



—Me parece excelente —anunció la señora Marsden muy romántico
—Eso mismo dijo el alcalde.
— Pobre señor Holmes; nunca se casó, ¿sabes? Y sin duda es la clase de hombre que abrigaba algún imposible sueño romántico por alguna chica que jamás se enteró de su amor. Es uno de esos auténticos caballeros del siglo pasado, de los que ya no existen.
—A su manera, Lady Beatriz también es un anacronismo en muchos sentidos.
—Sí, . . y son más o menos de la misma edad —la señora Marsden bostezó y Christy, recordando que su madre estaba todavía convaleciente,, se apresuró a ponerse de pie.



—Te estoy fatigando y se supone que deberías descansar. Yo también estoy cansada, por cierto. Creo que me acostaré temprano, para variar.

Estaba agotada en efecto, pero no tanto para no preguntarse acostada ya en su cama, si Dominic estaría disfrutando de la compañía de Diana. Un extraño dolor apareció de la nada y se anidó en su corazón. Un pequeño y curioso dolor que no tenía explicación lógica y que, por ese motivo, la preocupaba aún más.

[anubis_aegis 105]

Y tambien disculpen el doble post... resulta que el capitulo se duplico y borre este para quitar tantas imagenes. Mi internet no sirve SI algun mod puede borrar este no tengo ningun problema :)

Editado 2 jul 2013 por anubis_aegis

[Camiii 2.345]

ufff no se porque dices que el capi es aburrido, a mi me encanto, con tu narración hiciste que me transportara a esa mesa llena de pasteles :)

la sim de tus creaciones resulta que anda tras la caza de Dominic, eh, interesante, veremos que es capaz de hacer para fastidiar a Christy, aunque me da mucha pena la pobre u.u

ya quiero ver esa fiesta de disfraces

[Sanxtv 218]

Para nada aburrido, a mi también me ha gustado y disfruto mucho leyendo esta historia porque me encanta como la redactas con tantos detalles!

Por partes, sigo viendo a sus padres muuuy empeñados en que pase algo con Dominic, su padre la mete en todos los lados y su madre le dice las verdades como puños, las cosas como son xDDDD

Aunque creo que me tengo que meter en el grupo de los padres porque yo también quiero un Dominic-Christy! Ahora que el parece que quiere algo vemos a Christy dándole calabazas ¡Me encanta! Le da mucha emoción y me encanta hacer sufrir un poco Eso si Diana, será muy mona y todo lo que tu quieras pero como meta las narices de por medio voy y la secuestro para que desaparezca, es una estirada y no me cae bien, estaría muy bien que Dominic la rechazase para hacerle un ¡ZAS! En toda la boca xDDDDD

Claramente Christy aún esta... enamorada (?) por llamarlo de alguna manera, pero el sentimiento de rechazo le puede más que el de amor, yo sinceramente creo que en cuanto Dominic le diga algo que a ella le pueda hacer sentir algo más y encima con la cara de malote seguro que ni se lo piensa xDDDDD

¡Ah! Y espero ver otro capitulo pronto

[Cherry_BR 289]

Hey anubis eres genial!, me pareciera como si estuviera leyendo un buen libro.... tu narrativa es como la de una escritora, por cierto ¿el "dolor" que siente Christy no seran celos?, yo los sentiria tambien porque Dominic es todo un buenazo ♥u♥

[Koredanu 877]

¡Diana es una bruja! ,jeje, bueno, Cristy también se porta como una bruja con Dominic, pero me cae bien. A ver si tenemos romance antes de que Diana se dirija hacia el altar con Dominic esperandola allí,jeje.

Y el capi de aburrido nada ¿eh?, yo creo que tiene mucha tensión, y me ha gustado mucho.

[Dalia 359]

Como ya te han dicho, ¡el capítulo no tiene nada de aburrido! Me a encantado

Estoy completamente de acuerdo con San. Tengo bastante claro que Christy sigue enamorada de Dominic y que está celosa de que Dominic se fuese a cenar con Diana, si no, no se pondría a pensar si se lo estará pasando bien con ella o no...

Se me acaba de ocurrir algo: Alomejor Dominic llega a tener algo con Diana, aunque realmente quiere a Christy, entonces Christy se pondrá celosísima y se tirará de los pelos y ahí será cuando realmente se de cuenta de que ama a Dominic e irá a por él. (Pero son solo ocurrencias mías xD)

La Diana ésta no me gusta nada, yo creo que va a meter mucha guerra en la historia, va a ir a por Christy y la pobre no ha hecho nada, de hecho intenta evitar a Dominic, pero claro, Diana estará coladita por él y es normal que la vea como una rival. Espero que no sea tan mala como parece, porque si no, la lía fijo xD

También creo que Anubis va a ser mala con nosotras y tardará mucho en que entre Dominic y Christy pase algo, pero bueno, así será más emocionante cuando llegue el momento, (porque llegará ¿verdad? ¿¡VERDAD!? xDDD)

[UNADEXAI 12]

¡Me encanta el toque que le das! Todo bien explicado y bien hecho, y como ya han dicho antes no es para nada abrurrido el capítulo, me he leído los últimos dos capitulos de golpe y 20 más si hubiera.

Yo tambien pienso que Diana se va a tirar a por Dominic antes de que pase nada entre Cristy y él, o cuando por fin se quite del medio Diana (lo cual lo veo muuuy dificil) va a aparecer el exjefe dando guerra. Pensandolo bien Diana seria la buscona perfecta para David, si si si... Jajajaja

Y respecto a la mala leche que gasta Cristy me parece muuuy bien, aunque pase el tiempo hay cosas que no se olvidan y mas aún si se trata de "los años tontos" y del primer fracaso. Asique aunque me tenga embelesada Dominic lo siento peeeeeeero... ¡dale duro Cristy!

Espero ver pronto otro capitulo nuevo!

[Merchedj 3.915]

Muy buen capítulo y me sumo a los que dicen que redactas muy bien. Tengo muchas ganas de ver qué pasa con Diana que por cierto no me cae nada bien y creo que a Dominic tampoco o, al menos, no parece que le guste.

[anubis_aegis 105]

Aww, les quiero contestar a todas, pero aca son las 3:00 am y como que no registro nada xDD, ahora mismo pues pensaba subir capi martes pero estuve sin internet, donde estoy hay un aviso de tormenta tropical y eso me fastidia la vida, no se si pase muy cerca o por la isla xDD ademas que a veces esto se queda incomunicado de cualquier cosa ... Entre otras cosas , este capi se me hizo complicado tuve que adaptar muchas cosas porque las poses que existen son para modelos y cosas asi.. ojo creadores, hagan cosas utiles y mas si son para historias pff , Le agradesco a Sandra por ayudarme a buscar algunas, realmente muchas gracias ... Dalia xDD Tu comentario tiene algo de razon xDD... Y bueno a los que me leen y me comentan un gran abrazo y muchos besos! Es por ustedes que sigo aca. Sin mas preambulos, el siguiente capi xDDD

☜♥☞

(Capítulo 4)

-Lo siento, querida, pero ya sabes cómo son estos granjeros. Si Malcom Bites dice que quiere hablar conmigo sobre su testamento, eso quiere decir hoy o nunca. Tendré que ir.
— Pero se supone que íbamos a visitar esos edificios con los demás —se lamentó Christy, quien había persuadido a su padre de que la acompañara.





— Bien, todavía puedes hacerlo tú. Llama por teléfono a Dominic y dile que después de todo, necesitas que te lleve en su auto o si no quieres hacer eso, puedes usar el coche de tu madre — agregó el señor Marsden, diplomático, cuando vio la expresión en el rostro de su hija—. Las carreteras todavía están heladas, no obstante, tendrás que conducir con cuidado. No me sorprendería que cayera mas nieve antes de que termine el mes.

Ante la opción de humillar su orgullo y pedir a Dominic que la llevara en su auto, o tomar el coche de su madre, no había mucho de donde escoger en realidad, se dijo la joven con amarga ironía.



Sabiendo que, debido a su desviación en la ruta para recoger a Lady Beatriz y Diana, Dominic tendría que salir temprano, Christy esperó hasta ver que su auto descendía por el camino vecinal, antes de sacar de la cochera el auto de su madre.



Por suerte, el coche respondió al primer intento y fue relativa mente fácil de maniobrar. De cualquier manera, condujo con extrema precaución mientras avanzaba por el sendero cubierto de hielo.

Hacía un frío terrible ese día, y el viento del este flagelaba la piel. El cielo estaba gris y cubierto de nubes de tormenta, y Christy se alegró de haber llevado consigo el abrigo de zorro que David y Meryl le habían regalado la Navidad anterior. Lo miró mientras se abría paso entre las angostas calles de Setondale.

Debió haber adivinado entonces lo que David tenía en mente. Era un regalo demasiado extravagante para una simple asistente, sin importar cuánto apreciara su desempeño profesional, pero aunque e! regalo la había sorprendido, nunca se le ocurrió que sería el preludio para el cortejo de su jefe.



Encontró con facilidad las casas, estacionó el Renault a un lado del camino. Por comodidad, se había puesto unos pantalones holgados y botas altas. Temblando causa del viento helado, cerró con llave el auto y metió las manos en los bolsillos del abrigo, antes de encaminarse a los edificios.


John Savana y el alcalde Holmes, ya estaban allí y la saludaron cordialmente. Pero el señor Savana la miró de una forma que ella había aprendido a reconocer durante sus años en Francia; sin embargó, ocultó su malestar tras una sonrisa amable, aunque distante y se apartó del hombre; al volverse de improviso, tropezó con Dominic quien llegaba en ese momento.



Las palabras de disculpa se ahogaron en su garganta.
Alzó una mano, impaciente, para apartarlos y descubrió que estaba tan cerca de Dominic que si daba un solo paso, sus cuerpos entrarían en estrecho contacto. Más allá de él pudo ver a Lady Beatriz con su ahijada; ésta la miraba con los labios apretados y sus ojos eran como dardos de hielo azul. Christy se dijo que era el frío lo que la hacía temblar de esa manera, sintiéndose de repente vulnerable e insegura.



-¿Estas bien?

Aun a través de la gruesa barrera de su abrigo, Christy pudo sentir la presión de los dedos masculinos en su brazo, sosteniéndola.



Aspiró una bocanada de aire y casi se sofocó. Por alguna razón, le era imposible mirarlo a los ojos y, al mismo tiempo, no podía dejar de contemplar su rostro. Dominic se había cortado al rasurarse, y los dedos de la joven ansiaron tocar esa pequeña herida. Tenía la boca reseca. Se mordió el labio inferior, con nerviosismo,, y entornó las pestañas para ocultar la expresión de sus ojos del escrutinio de Dominic.




—Es muy lindo tu abrigo, Christy.

La joven agradeció a Lady Beatriz que rompiera el tenso silencio con ese comentario y retrocedió un paso.



— Sí. . . sí. . . fue un regalo.
— ¿De tus padres? —preguntó Diana con lo que a Christy le pareció descortés curiosidad.

Educada para no mentir, le fue imposible hacerlo.



—No.. .,en realidad fue un obsequió de mi ex jefe. Estuvo a punto de agregar: “y de su esposa”, pero no tuvo oportunidad de hacerlo porque antes que pudiera continuar Diana comentó con malicia:



—Caramba, sin duda te apreciaba mucho. Por supuesto, una se entera a veces de algunos jefes que obsequian a sus secretarias con lujosos abrigos de pieles, pero siempre creí que eso no sucedía en la realidad.
Hubo un breve e incómodo silencio durante el cual, Christy hubiera dado el mundo entero para no mirar al rostro de Dominic. Leyó la reprobación en sus ojos y adivinó lo que pensaba. Lo peor era que la terrible insinuación de Diana tenía algo de verdad. David había querido seducirla, aunque ella fue tan ingenua que no se percató de ello sino hasta que no pudo hacer algo respecto al abrigo. Jamás se había puesto a pensar en lo costoso del obsequio, pues después de todo, David y Meryl eran extravagantemente generosos, de manera que ella aceptó el ‘regalo sin hacerse mayores cuestionamientos


Sin embargo, no podía explicar todo eso a Dominic y, de cualquier manera, ¿por qué tenía que hacerlo? Se apartó de él y fue a reunirse con los demás, quienes no habían escuchado la conversación. ¿Qué diablos le importaba lo que Dominic Savage pensara de ella?



—Dominic, querido, entremos; hace un frío espantoso aquí afuera —enlazando un brazo con el de Dominic, Diana pasó Junto a Christy, con una sonrisa de triunfo en los labios
.
Una vez en el interior de la casa, la secretaria apartó a Dominic de su mente y trató de concentrarse en su tarea. Había llevado con sigo una libreta y escuchaba con atención mientras el médico explicaba sus planes respecto a los dos edificios.



—Sería imposible hacer todo lo que queremos de inmediato, mas las posibilidades son éstas: contamos, además de las casas con más de media hectárea de terreno, lo que bastaría para extensiones y estacionamiento.

Visitaron las dos casas de arriba abajo, mientras Christy tomaba notas. Dominic sabía con exactitud lo que quería y tuvo la habilidad de expresarlo de manera que lo entendiera cualquiera con familiaridad y, contra su voluntad, la joven se encontró animada por el entusiasmo del médico ante ese proyecto. No cabía duda de que era un plan meritorio y los demás pensaban lo mismo.
Ocupada en tomar memorizar todo, Christy no se percató de que Dominic y ella se habían quedado solos en uno de los cuartos, sino hasta que alzó la mirada y lo vio estudiarla con una expresión pensativa, casi melancólica.




— Debe conocerte muy bien para haber escogido esto para ti — Dominic alargó los dedos para tocar la suave piel del abrigo—. Nunca creí que llegarías a convertirte en una mujer capaz de enredarse con un hombre casado, Christy. Pensé que tendrías demasiado orgullo para eso.

El corazón le dolió por el esfuerzo que tuvo que hacer para no decirle que estaba equivocado, que no era amante de David, pero Dominic tenía razón respecto a una cosa: tenía mucho orgullo. Demasiado para dar explicaciones a cualquier hombre y, especialmente, a él.





—Ah, aquí estás, Nicky querido. Mi madrina ya desea irse. Queremos que nos hagas el favor de quedarte a cenar con nosotras. Estoy de verdad fascinada con lo que piensas hacer aquí, aunque, en realidad te estás desperdiciando en un pueblecito como éste. Deberías ejercer en Francia o Londres.



Charlando con animación, Diana se lo llevó consigo. A pesar de su abrigo de pieles, Christy sintió un frío intenso. Tembló con una mezcla de indignación y angustia. El abrigo la envolvía como una mortaja. . . ¡como una prisión la condenaba! y de repente, sintió un profundo odio por la prenda.



En realidad, Dominic se había equivocado en una cosa: Meryl era quien había escogido el color, no David.
Fatigada, con el ánimo en el suelo, siguió a los demás hacia la calle. La temperatura había descendido aún más y ya estaba oscureciendo. Abrió el auto y se deslizó al interior; encendió el motor y vio que el coche de Dominic ya no estaba allí.



Condujo a casa lentamente, oprimida por una tensión que la obligaba a prestar toda su atención a lo que hacía. Entró al sendero rural y suspiró con alivio, pero el aliento quedó atrapado en su garganta cuando perdió el control del volante, el cual giraba por su cuenta como movido por una mano invisible, hasta llevar al coche a un costado del camino para hundirse darle a un muro.



Le llevó varios minutos darse cuenta de lo que había sucedido y luego, toda una eternidad mientras pugnaba, desesperada, por librarse del cinturón de seguridad. Fue en vano. Horribles imágenes del auto, envuelto en llamas, con ella atrapada adentro, la asaltaron hasta que de improviso, la puerta del coche se abrió con violencia y dos firmes manos se alargaron hacia ella, librándola del cinturón para arrastrarla al exterior.



Alzó la mirada hacia su liberador, aturdida sin saber distinguir entre la alucinación y la realidad, y el nombre escapó de sus labios en un Susurro:


—Dominic. . . ¿qué?.
—No trates de hablar, no en este momento —las manos del médico se movieron, expertas, sobre el cuerpo de la joven; eran clínicamente exactas en sus movimientos y sólo cuando se aseguró de que nada estaba dañado, pareció relajarse un poco.
—El auto patinó y…
— Ya lo sé —repuso él con voz calmada, amable—. Yo venía detrás de ti. Gracias a Dios que no te rompiste un hueso, por lo menos. ¿No te golpeaste la cabeza?
—No. . . creo que no.
— Te llevaré a la vicaría, para revisarte como es debido.
—No, quiero irme a casa.
—¿Con ese aspecto? —la reprendió Dominic —. ¿Qué crees que va a pensar tu mamá al verte entrar así, en esas condiciones?

Ella seguía con los ojos cerrados y estaba tamblando, Mientras Dominic la apretaba.


-No discutas, Christy.
— Pero, el coche…
— Pediré a los del garaje que vengan a recogerlo. Ahora ven, protejámonos de este viento endemoniado.

Ella intentó caminar, pero el médico, ahogando una maldición la levantó en brazos con facilidad, como si fuera una pluma.





— Dominic.
—No hables —aconsejó él, con voz tensa.

El auto del doctor estaba detenido a pocos metros del de la joven. Christy miró por encima del hombro masculino y vio que había comenzado a nevar.



—Está nevando —anuncié con voz débil.
—Ya lo noté.

La chica no podía explicar el motivo del tono sarcástico de su rescatador, y las lágrimas le provocaron escozor en los párpados; se le formó un nudo en la garganta. Estaba sufriendo un shock, se dijo, pero percatarse de esto no disipó el dolor que le atenazaba el pecho, y se replegó cuando él se inclinó sobre ella, como si estuviera retrocediendo de alguien que pretendía atacarla.
Lo oyó mascullar una maldición, y luego escuchó el ruido de la puerta al cerrarse, con violencia.

Cerró los ojos y trató de no echarse a llorar. La puerta del conductor se abrió y el auto oscilé un poco. El motor cobré vida y Christy se puso tensa cuando Dominic lo puso en marcha.



La joven vio el coche de su padre estacionado fuera de la casa cuando pasaron frente a ella, pero Dominic no se detuvo y Christy no hallé fuerzas para protestar. Pudo oír que la grava del sendero que llevaba a la vicaría crujía bajo las ruedas del vehículo, mientras enfilaban hacia el edificio y, un momento después, el auto se detuvo. La joven se incorporé y alargó la mano hacia la puerta.



—Espera —dijo Dominic, Volviéndose en su asiento—. No quiero que te levantes hasta que te haya revisado bien. Te llevaré en brazos a la casa.

Ocho años antes, hubiera estado delirante de placer ante la idea de ser llevada en brazos por él, mas ahora, todo lo que sentía era aprensión, y un leve dolor que no tenía una explicación lógica.



—Creí que irías a cenar a la casa de Lady Beatriz.

El la llevaba en brazos, Christy se sintió abrumada por su reacción ante la proximidad de sus cuerpos. Una sensacion de agudo pánico la asaltó y tuvo que forzarse para respirar con normalidad.



—Pues te equivocaste —el tono cortante de Dominic la conmino a no abundar en el tema.

Podía sentir los copos de nieve que le caían sobre el rostro mientras él la llevaba al interior. El médico hizo una pausa para abrir la puerta; la cambió de posición en sus brazos, de manera que, por un instante el rostro de la joven quedó contra el cuello viril. Christy pudo percibir el aroma masculino de su piel; de inmediato, su cuerpo se puso tenso y su cara se deformó en una expresión de rechazo que él interpretó como un gesto de dolor, cuando empujó la puerta con el pie y encendió la luz del vestíbulo.

—¿Qué sucede?

Ella no pudo hablar, sólo se limité a mover la cabeza. Dominic entró con ella en brazos a la biblioteca, y la deposité en un mullido sofá de piel.



—No te muevas de aquí, iré a llamar por teléfono a tu padre para explicarle lo sucedido. Luego regresaré para revisarte.
Antes de irse, se inclinó para encender la leña preparada en la chimenea Christy vio danzar las llamas y las escuchó crepitar mientras esperaba su regreso; todavía sufría el shock del accidente, se dijo, incapaz de admitir que el impacto mayor no se debía a eso, sino a la proximidad de Dominic y a la aceptación de lo que su cercanía estaba provocando en ella.





El médico regresó a los pocos minutos, con aire sombrío.



— Le dije a tu padre que no hay de qué preocuparse, pero por el bien de tu madre, ambos convinimos en que es preferible que te quedes aquí esta noche. Le dirá a Sarah que pasé por ti para invitarte a cenar. Si vas a tu casa con el aspecto que tienes ahora, podrías causarle una recaída —

Se acuclilló frente a ella y la despojó de sus botas con facilidad, antes que Christy pudiera protestar. El calor de la palma de su mano, sostenerle el arco del pie, los largos dedos rodeándole el tobillo, hicieron que el corazón de la joven latiera al doble de su ritmo normal.





— Temo que tendrás que quitarte esto también — dijo Dominic al incorporarse, indicando los pantalones.

La expresión de Christy se congeló y supo que no habría modo de que hiciera lo que él le pedía. En efecto, era médico, pero se guía siendo Dominic, se recordó con espanto. Sabía que su actitud era tonta, pero por una razón desconocida, no quería que su amigo observara su cuerpo con la misma indiferencia clínica con que la había estudiado antes.


—Estoy perfectamente —declaró y, para demostrarlo, se puso de pie y dio algunos pasos tentativos, antes de comenzar a temblar y volver a desplomarse en el sofá.

Dominic la miró con irritación creciente.


—¿Qué sucede, Christy? — inquirió con severidad—. ¿No pensarás que pretendo aprovecharme de la situación?

La joven se sonrojó.



—No seas ridículo —su voz le pareció extraña y densa al emitirla, casi como si estuviera sofocada por la cercanía de las lágrimas. Volvió la cabeza y agregó, con dificultad—: Sé muy bien que no te intereso como mujer.

No pudo verlo, pero percibió su perplejidad en el silencio que siguió a sus palabras. Por fin, tuvo que volverse a mirarlo y se encontró con el intenso brillo de incredulidad en los ojos masculinos.



— ¿De veras es eso lo que piensas? —se acuclilló de nuevo ante ella y le tomo el rostro entre las manos para que no pudiera esquivar su mirada -. ¿Eso crees?

Ella pugnó por mover la cabeza, pero no lo consiguió. Se pasó la punta de la lengua por los labios resecos.



—Me has rechazado y agredido desde que regresaste a casa. Yo pensaba que era porque. . . —Dominic se interrumpió y sacudió la cabeza—. Christy. . ¿Qué ha sucedido entre nosotros ¿Qué anda mal?

Ella no pudo dejar de notar el tono seductor de su voz. La había herido una vez, tan profundamente que ella nunca logró recuperarse. ¡Tenía que recordar eso!

Se retorció bajo la mano masculina y él la soltó de inmediato, con expresión adusta.





—No se qué clase de juego estás haciendo conmigo Dominic —dijo ella — Ya me humillaste una vez y no voy a dejar que lo hagas de nuevo. Tal vez puedas actuar como si nada hubiera sucedido. . . como si no me hubieses acusado de ser una golfa una cualquiera y de una chica vestida como ramera solo para ir descaradamente pidiendo sexo—el rubor cubría ahora sus mejillas y los ojos le brillaban por las lágrimas no vertidas, mientras su cuerpo temblaba de dolor.

Perdió la voz y, como sabía que estaba próxima al llanto, apretó los puños con fuerza y volvió el rostro hacia el respaldo del sofá para evitar el escrutinio de Dominic.

Lo oyó caminar hasta detenerse ante la chimenea, bloqueando su calor. Luego, el médico se movió y ella lo escuchó decir, con voz ahogada:



— No tenía idea de que te sentías así. ¡Por Dios, Christy, no puedes guardarme rencor por eso, todavía ¿Qué podía hacer yo? —lo escuchó acercarse y se replegó, pero él no la tocó; sin embargo, su voz se endureció al agregar



— ¡Eras una niña! — exclamo casi con angustia.

Ella se incorporó para mirarlo a la Cara.



—Tenía diecisiete años — declaró con amargura
—Como dije, una niña

La miró con severidad y luego masculló algo inaudible



-Una niña muy provocativa quizás… pero una niña de cualquier manera.

Era ella quien debía estar enfadada no el se dijo sin comprender la ira del medico De repente este la tomó de las manos



— Tal vez tengas ocho años más, Christy, pero eso no parece haberte hecho madura Has conservado tu rencor y tu amargura, sin tratar de entender mi punto de vista. ¿Qué diablos podía hacer yo? ¿Qué pensarías ahora de mi si hubiera aceptado tu ofrecimiento? ¡Dime! ¿ Qué pensarías?

Era algo que nunca se le había ocurrido y sus ojos se dilataron cuando él la obligo a enfrentar la realidad de lo sucedido en el pasado. Ahora, a los veinticinco años, ¿qué pensaría de un hombre, de ésa misma edad, que se aprovechara del enamoramiento de una chica inexperta de diecisiete para saciar su deseo?



Perpleja, aturdida, se dejó caer contra el brazo del sofá, como una muñeca de trapo, cuando él la soltó de improviso.



—Jamás trataste de ver la situación desde mí punto de vista, ¿verdad? — Dominic recorría el salón de uno a otro lado, con el rostro vuelto hacia la oscuridad—. ¡No puedo creer que hayas guardado este rencor contra mí durante tantos años! Sé que debí lastimarte, Christy, pero no me quedaba otra opción. . . ¿no puedes entenderlo? ¡Estaba asustado por ti; eras tan inocente, tan ingenua! No tienes una idea de. . . —hizo una pausa, tenso, y se pasó la mano por el cabello—. No estoy en el estado de ánimo adecuado para profundizar en esto ahora, pero:. . no imaginaba que te sentías así —sacudió la cabeza con profunda incredulidad.



—¿Y a ti, qué te importa lo que yo pudiera sentir? —replicó Christy, entre dientes con voz apenas audible, pero Dominic la escuchó, pues la tomó dé los brazos y la hizo incorporarse hasta que dar a unos centímetros de él.



— ¡Claro que me importa, con mil demonios! — rugió—. ¿Crees, por un instante, que si entraras ahora y te me ofrecieras como aquella vez, podría rechazarte?

Christy lo miró con estupor. Hurgó en su rostro en busca de señales de ironía y sólo encontró angustia y. . . deseo.

Fue como si la hubiera golpeado un puño de acero en el pecho.

¡Dominic la deseaba!

Abrió la boca y volvió a cerrarla; y luego lo oyó decir, con voz densa, extraña.



— Vuelve a hacer eso —y la boca de la joven se abrió, de forma instintiva, para absorber el calor de la boca masculina cuando él la besó con una avidez contra la que ella no tuvo defensa alguna.



Lo oyó murmurar contra sus labios:



—No sabes cuánto he deseado hacer esto, Christy. Incluso entonces; ¡que Dios me perdone! Te deseo, Christy. Quisiera llevarte arriba conmigo para hacerte el amor hasta….

Ella reaccionó en ese momento, con escandalizado horror. Trató de retroceder y sacudió la cabeza.



—¿Qué sucede?

Ella lo apartó de sí y volvió a negar con la cabeza. Al hacerlo, lo vio fruncir el ceño



— Ya entiendo Estás pensando en él, ¿verdad? —sus labios se endurecieron y sus ojos se ensombrecieron por la amargura Tendrás que perdonarme Olvidé que estabas. . . comprometida con otro.

Habría sido la cosa más fácil del mundo decirle que se equivocaba, pero su último resto de sensatez se lo impidió. Dominic la deseaba, lo había dicho y sólo Dios sabía cuánto lo había deseado a su vez. En el momento en que su boca tocó la de ella, se dio cuenta de cuán intensamente ansiaba sus caricias; ocho años de rencor nada habían cambiado. Reconoció desde el momento en que sus labios se unieron, que todavía lo amaba; pero esa vez no era el amor de una niña, sino el de una mujer.
Una parte de ella no podía, creerlo; no quería creerlo y no obstante, era cierto. Tuvo que esforzarse para controlar la risa histérica que se agolpaba en su garganta.



—Más vale que te lleve a casa.

Ella no puso objeción y lo dejó escoltarla a la puerta, con los labios todavía Palpitantes por la presión del beso. Su cuerpo vibraba Con mayor intensidad que el deseo ligero despertado, alguna vez, por David.

¡Qué irónico era el destino! Casi podía reír ante la absurda suposición de Dominic de que David era su amante, pero mientras siguiera creyendo eso, estaría segura.

Si él descubría, alguna vez, que ningún hombre la había tocado aún, que ninguno la había excitado de la forma en que él la estimulaba, entonces estaría perdida. Perdida, porque Dominic la tomaría sólo por deseo, y eso era algo que Christy no podría soportar.

Cuando era adolescente, creyó que si un hombre tenía una relación física con una mujer, eso era señal inequívoca de que la amaba. Pero ahora era adulta, ahora sabía que no siempre sucedía así. El médico no había dicho que la amaba y no podría entrega a Dominic sabiendo que; aunque ese hombre era todo en la vida para ella, para él sólo sería una mujer a la que había deseado durante muchos años.

Dominic la llevó a su casa en silencio y estacionó el auto cerca de la puerta.



—No, no entres conmigo —se apresuró a decir Christy, para su alivio, él regresó al coche y se marchó, dejándola que enfrentara sola el asombro de su padre al verla regresar más temprano de lo esperado.

Continuara.....

[Camiii 2.345]

¿y se queda ahi? espere que este capi fuera mas largo jajaja

wow que intenso todo, vamos por partes, me alegro que Christy por fin haya hablado con Dominic sobre su malestar, al pobre lo estaba tratando muy groseramente y el no sabia porque, ahora se sabe que es por ese rechazo en su adolescencia

que fuerte que Dominic también desee a Christy, eso no me lo esperaba, aunque cuando le quito las botas y le acaricio el pie supe que algo habia jajaja

ha sido un capi muy intenso y me ha superencantado, ahora las cosas se van a poner muy interesantes,

[Koredanu 877]

Solo puedo decir que me encaaanta!, me ha gustado mucho la forma en que Christy y Dominic han "solucionado" el viejo malentendido, claro que el problema es que ahora tienen otro nuevo. Pero hemos tenido momentazo beso y eso no se paga con dinero...

Yo quiero más pronto...

[Merchedj 3.915]

A mí también me ha encantado el capítulo. Es que las historias románticas me chiflan. Yo sí había notado que Dominic sentía algo por ella. Me alegra que se haya aclarado la situación del pasado pero me habría gustado que le hubiera dicho que ella no estaba comprometida con nadie ya que parece que ha comprendido la reacción de Dominic para con ella cuando se le ofreció y espero que se vaya aclarando la situación. Odio a la tipa esa de ojos azules que no recuerdo ahora cómo se llama. Ha notado algo y va a intentar por todos los medios meterse entre ellos dos aunque se ve que Dominic no siente nada por ella. Espero que no tardes en poner el siguiente capítulo.

[Sanxtv 218]

Siii! Nuevo capitulo!

Madre mía madre míaaaa... por un momento he llegado a pensar que aquí iba haber tema pero creo que incluso me ha gustado más que ella le haya dado calabazas xDD Así sabe lo que se siente y le da emoción a la situación Se nota que ahora Dominic se siente atraído por Christy, se notaba desde hacia algunos capítulos y yo me alegro de que en su día le dijese que No a Christy porque como ha dicho habría sido peor aprovecharse de ella xDD Eso demuestra que pesar de tener cara de malote es buena persona xDDDDDDDDDDDDDD

Y Diana... uuuuuuy Diana... se la esta jugando >< Como toque mucho las narices voy a querer su cabeza en una bandeja de plata xDDD Como soba a Dominic delante de Christy para ponerla celosa jajajajajajajjjajajaj

Creo que lo bueno acaba de empezar muhahahahah sigue pronto por lo que más quieras! xDDD